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Análisis

Luis Adrián Salgado Figueroa

¿A quién pertenece la Antártida?

- La Antártida es el continente con las mayores reservas de agua dulce del planeta. Por ello, muchos se preguntan ¿A quién pertenece la Antártida?

¿A quién pertenece la Antártida?

La Antártida se ha encontrado siempre envuelta en polémica. Comenzando por su descubrimiento, el cual se encuentra en debate en torno a la expedición rusa del 28 de enero de 1820 comandada por Fabian von Belingshausen y la expedición británica del 30 de enero liderada por Edward Bransfield el mismo año [1]. De igual manera, la exploración de la Antártida y la búsqueda del polo sur se dio dentro de una competencia más atroz que la anterior. El explorador noruego Roald Amundsen llegaría al polo sur geográfico el 14 de diciembre de 1911, tan solo 3 semanas antes que la expedición británica a cargo de Robert Falcon Scott, quien perecería en su viaje de regreso junto con sus acompañantes.

Desde entonces, la Antártida tan solo se engulliría en más complicaciones debido a los subsecuentes reclamos territoriales [2]:

  • Antártida Argentina – 1904: Argentina
  • Territorio Antártico Británico – 1908: Reino Unido
  • Dependencia Ross – 1923: Nueva Zelanda
  • Tierra Adelia – 1924: Francia
  • Isla Pedro I – 1929: Noruega
  • Territorio Antártico Australiano – 1933: Australia
  • Tierra de la Reina de Maud – 1939: Noruega
  • Territorio Chileno Antártico – 1940: Chile

¿Cómo se administra un continente donde nadie vive permanentemente, varios países reclaman derechos sobre la tierra y donde se cree que existen extensos recursos minerales?

El Tratado Antártico

A mediados del siglo XX el mundo se encontraba inmerso en un constante estado de tensión debido a la Guerra Fría que había divido al planeta entero en dos bandos. Fue durante el apogeo de esta que el miedo terminó de invadir el colectivo y el análisis del peor escenario posible surgía en los medios de manera constante. Dentro de este estado de alarma se temía que Estados Unidos y la Unión Soviética utilizaran a la Antártida para ensayos nucleares, explotación de riquezas o, peor incluso, como medio de combate.

Para fortuna del escenario internacional, de julio de 1957 a diciembre de 1958 se llevó a cabo el Año Geofísico Internacional. El cual logró la cooperación de poco más de 30,000 científicos de 66 países para la observación e investigación sobre la tierra y sus alrededores cósmicos. Este evento, si bien ajeno al problema de la Antártida, generó un momento de inercia que devino en la firma del Tratado Antártico en Estados Unidos el 1° de diciembre de 1959 por 12 estados que, al momento, realizaban investigaciones en el continente:

  • Argentina
  • Australia
  • Bélgica
  • Chile
  • Estados Unidos
  • Francia
  • Japón
  • Noruega
  • Nueva Zelanda
  • Reino Unido
  • Sudáfrica
  • Unión Soviética

Debido a los reclamos territoriales por siete de los 12 Estados, fueron necesarias seis semanas de intensas negociaciones para llegar al acuerdo que resultó en el tratado final. Argentina, Australia y Francia fueron las partes negociadoras más difíciles. No les gustó la idea de que tuvieran que transigir sobre sus reclamos de soberanía.

Sin embargo, el tratado no solicitaba la renuncia a los reclamos de soberanía, sino que los colocaba en una suerte de “pausa” diplomática para que no existieran más presiones entre los reclamantes. Esto se aprecia en el artículo cuarto, el cual establece:

  1. Ninguna disposición del presente Tratado se interpretará: a) Como una renuncia ... a los reclamos de soberanía territorial ... previamente afirmados. b) Como una renuncia ... a cualquier base de reclamo de soberanía territorial que (un Estado) puede tener ya sea como resultado de sus actividades o las de sus nacionales. c) Como perjudicial al reconocimiento o no reconocimiento (de cualquier signatario) de la reclamación de cualquier otro Estado ... 2.- No se hará ningún nuevo reclamo ... mientras el presente Tratado esté en vigor.

Adicionalmente, los otros 13 artículos del Tratado Antártico establecían que los signatarios acordaban:

  • Definir la Antártida como toda la tierra y el hielo al sur de la latitud de 60 grados sur.
  • Asegurar que se fomente la actividad científica.
  • Compartir información sobre la actividad científica, reunirse regularmente y evitar que otras naciones infrinjan las reglas del tratado.
  • Prohibir las actividades militares, las pruebas nucleares o la eliminación de desechos.
  • Permitir que los signatarios inspeccionen las bases de otros
  • Resolver cualquier disputa en la Corte Internacional de Justicia.
  • Modificar el tratado si todos los signatarios están de acuerdo y permiten que otros miembros de las Naciones Unidas se unan.

Al final, aunque todos los países se adhirieron al tratado, aún necesitaba ser ratificado por los parlamentos de cada Estado, algo que solo sucedió en Argentina más de 18 meses después, lo cual, finalmente, puso en vigor el acuerdo en junio de 1961.

Desde entonces, no solo ha aumentado el número de países involucrados a un total de 59, sino que el Tratado también ha sufrido distintas modificaciones para aumentar la protección de este a la vida silvestre marina y al medio ambiente en general.

Problemas del Tratado Antártico

La pesca es la línea del frente actual

Aunque está, en teoría, regulada por la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, no todos los países están inscritos y hay sospechas de que incluso los que lo están a veces pescan ilegalmente o no informan el tamaño real de sus capturas. El Océano Austral, que rodea la Antártida, se está convirtiendo en un importante caladero de pesca a medida que se agotan los recursos de otros mares [3]. Sin embargo, la oposición de China y Rusia ha retrasado repetidamente la creación de nuevas áreas marinas protegidas [4].


La pesca de krill en la Antártida es un problema con graves consecuencias para la vida marina.

Límites difusos en la investigación

Varios cientos de organizaciones, desde universidades hasta empresas, están estudiando la composición genética y bioquímica de las criaturas antárticas para su posible uso médico y comercial. Las proteínas que impiden que el pescado se congele en las aguas antárticas, por ejemplo, podría utilizarse para prolongar la vida útil de los alimentos congelados.

Recientemente, Unilever, la multinacional británica-neerlandesa, ha patentado una proteína extraída de bacterias del continente para detener la formación de cristales en el helado. En este sentido, al estudiar los recursos de la Antártida, siempre hay una línea difusa entre el conocimiento científico y la explotación comercial – la cual está prohibida por el tratado.

Regulaciones de turismo

Para la mayoría de los turistas, que pagan entre $10,000 y $ 100,000 USD por un viaje, visitar la Antártida implica bajarse del bote en solo un puñado de sitios de aterrizaje altamente regulados por el Sistema del Tratado Antártico. No obstante, existen lagunas en el sistema, como los yates privados que pueden llegar a la Antártida saltándose las reglas de permisos, así como un número creciente de recorridos que involucran actividades como el kayak o el esquí.

¿Qué pasa si se viola?

Desde 2004, la sede permanente de la Secretaría del Tratado Antártico se encuentra en Buenos Aires, Argentina. En ella se sostienen reuniones con relativa frecuencia para discutir reformas y adiciones al tratado. Por ejemplo, recientemente se llegó a un consenso con respecto al uso de drones en territorio antártico. No obstante, existe un tema que es evadido con mayor ímpetu – ¿Qué pasa si alguien viola los acuerdos? En este sentido, no existe mayor regulación y el poder vinculante del tratado ha sido puesto en prueba en repetidas ocasiones. Se trata de un problema serio que pone en entredicho al tratado.

La agonía del tratado antártico

No solo existe un problema con respecto a las sanciones que debiesen ser aplicadas a aquellos que violan el acuerdo, sino que en los últimos 20 años no ha habido algún cambio mayor en este. Esto se debe en gran medida al número de signatarios que ha hecho que el sistema sea difícil de manejar: en 1980 había tan solo 13 países que tenían estatus «consultivo» para tomar las decisiones clave sobre asuntos de tratados; este número se ha incrementado a 29 – siendo un grupo cuyos integrantes son sumamente diversos: desde Perú a Corea del Sur y Sudáfrica.

El hecho de que el número de signatarios se haya expandido, significa que habrá muchas más voces involucradas en cualquier posible revisión lo cual podría entorpecer los posibles cambios debido a que – al tratarse de un sistema que requiere total consenso – todos los miembros poseen un poder de veto de facto. Deberíamos preguntarnos entonces qué papel desempeñarán dentro del tratado los nuevos miembros y cuál ha sido su motivación para formar parte de este.

Ciertamente, debido a las condiciones bajo las cuales se dio la firma del 59, podría existir cierto rencor hacia los signatarios originales – un grupo de 12 países determinaron en aquel entonces el destino de todo un continente. Y lo hicieron así, o, mejor dicho, “se salieron con la suya” porque gran parte de lo que ahora llamamos el Sur Global, gran parte del mundo moderno que damos por sentado, no existía a finales de la década de 1950.

Mientras tanto, el número de estaciones de investigación científica permanentes en la Antártida ha aumentado a más de 75. China, quien en 1959 se encontraba ocupadao con asuntos domésticos, ha sido un constructor particularmente entusiasta de nuevas estaciones de investigación desde que se unió al tratado en 1983.


Es probable que la fuerte presencia de China en la Antártida genere tensión con los países de occidente.

Recientemente, una de sus propuestas ha suscitado preocupación al interior del tratado. Se trata de un “código de conducta» especial que se aplicaría a una gran zona alrededor de su base de investigación de la estación Kunlun, que ha sido vista como un intento por parte de China de limitar las actividades cerca de su base. Esto se contrapone con el artículo VII que estable que “Todas las áreas de la Antártida, incluidas todas las estaciones, instalaciones y equipos dentro de esas áreas … estarán abiertas en todo momento a la inspección».

La construcción de la quinta base de investigación de China también ha sido controvertida porque las actividades de construcción preliminares se iniciaron antes de que se completara la evaluación de impacto ambiental, en violación del protocolo. La falta de castigo por estas, y otras infracciones similares de otros países, es una de las debilidades del sistema de tratados que podría vaticinar su próxima extinción.

El interés de China no se limita a los posibles recursos naturales disponibles, sino también a la importancia estratégica del continente: tener una estación terrestre cerca del Polo Sur puede aumentar la precisión de los sistemas mundiales de navegación por satélite. Situación que no ha pasado desapercibida por otras potencias tecnológicas como lo son EUA, Rusia y la UE, lo cual podría ser razón de conflicto en un futuro no muy lejano.

Al respecto, no ha sido solamente China quien ha estado cimentando estrategias que le generen beneficios en caso de un colapso del tratado antártico. Argentina y Chile han llevado a cabo una serie de actividades para fortalecer sus reclamos, entre ellas, permitir que nazcan varios hijos de sus ciudadanos en el continente. En ambos países, se inculca en la educación la sensación de que los países están literalmente conectados geológicamente con la Antártida. Este hecho se puede apreciar en los mapas nacionales que muestran a Argentina y Chile extendiéndose hasta el Polo Sur.


El gobierno argentino ha mantenido un discurso y postura firmes con respecto a su soberanía en la Antártida.

¿A quién pertenece la Antártida?

Se trata de una pregunta cuya incidencia en la sociedad es relativamente nula en estos tiempos. Sin embargo, conforme nos acerquemos al 2048, fecha en la cual “expira” la prohibición de llevar a cabo actividades de minería y extracción en la Antártida, o bien, conforme las condiciones climáticas empeoren como resultado del cambio global, esta pregunta resonará en eco dentro de diversas instituciones y organizaciones internacionales.

Incluso no es necesario esperar décadas antes de que se suscite conflicto alguno por los recursos de la Antártida. Recientemente ha sido objeto de discusión en Sudáfrica un plan de arrastrar un iceberg desde el continente antártico al país y resolver así, temporalmente, la crítica situación de ciudades como Ciudad del Cabo, la cual posee un fuerte desabasto de agua [6]. Siendo el continente la mayor reserva de agua dulce del planeta (70%), y con un escenario que apunta a que más ciudades en el mundo correrán la misma desgracia que Ciudad del Cabo, no pasará mucho antes de que el caos pueda desatarse dentro del sistema del tratado antártico en una lucha por sus recursos.

Aunado a que existe una gran posibilidad de que la Antártida comparta las mismas riquezas petroleras y minerales que Australia – los dos formaron parte de Gondwana, el supercontinente, por millones de años – es momento de recordar que un acuerdo de caballeros sólo funciona entre (verdaderos) caballeros.

Fuentes

    [1] Fogg, G.E. (2000). The Royal Society and the Antarctic. London, The Royal Society: Notes and Records of the Royal Society London, Vol. 54.

    [2] Prieto Larrain, M. Cristina (2004). «El Tratado Antártico, vehículo de paz en un campo minado». Revista Universum.

    [3] ABC (2019). Failure to agree on new Antarctic protection calls group’s ‘credibility into question’. Revisado el 03 de nov de 2020 en: https://www.abc.net.au/news/2019-11-02/failure-to-agree-on-new-antarctic-protected-area-again/11666014

    [4] The Atlantic (2020). The Countries Taking Advantage of Antarctica During the Pandemic. Revisado el 03 de noviembre de 2020 en: https://www.theatlantic.com/politics/archive/2020/05/antarctica-great-power-competition-australia-united-states-britain-russia-china-arctic/611674/

    [5] Business Insider (2019). A pirate-fighting sailor wants to lasso and tow a 125-million-ton iceberg from Antarctica to solve South Africa’s water crisis. Revisado el 03 de noviembre de 2020 en: https://www.businessinsider.com/south-africa-water-crisis-antarctica-iceberg-towing-2019-6


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Salgado, Luis. “¿A quién pertenece la Antártida?.” CEMERI, 6 sept. 2022, https://cemeri.org/art/a-a-quien-pertenece-antartida-kt.