¿Quién es Lula da Silva?

Brasil se encuentra en un momento invaluable para su historia y política. Con el requerimiento de una segunda vuelta en las elecciones, Lula da Silva encabezó las urnas para la presidencia, con un total de 50,9% del electorado a su favor.

Líder sindical y figura política

Luiz Inácio Lula da Silva, Lula da Silva o “Lula” nació en Caetés, Pernambuco, Brasil en 1945. De orígenes humildes y con familia de mentalidad conservadora, no aprendió a leer hasta los diez años, pues su padre siempre se mantuvo en contra de la educación para sus siete hijos. Lula comentó en su biografía autorizada que la relación con su progenitor fue difícil, gran parte debido al alcoholismo.

Años más tarde, consiguió un puesto en una planta de producción de tornillos con turnos de doce horas, por lo que tuvo que abandonar la escuela para proveer dinero a su familia. Desde entonces, Lula entraba al sector obrero, uno con el que más adelante se identificará lo suficiente para entrar al mundo de la política.

Con tan sólo 18 años, comenzó a asistir a reuniones del sindicato del Partido Comunista Brasileño. En 1969 logró obtener una plaza en la dirección de este, desde la cual se catapultaría para obtener la presidencia en 1975. Lula dirigió varias huelgas una vez estuvo al mando, lo que provocó que el régimen lo viera con malos ojos y lo arrestara en diversas ocasiones. Sin embargo, nunca permaneció durante un periodo sustancial en prisión, por lo que pudo formar el Partido de los Trabajadores, un sector con el que se identificó durante toda su vida.

Aprovechando su vocación en la industria metalúrgica, movilizó a los trabajadores en más huelgas laborales, desde el 19 de abril al 19 de mayo de 1980. Estos movimientos del sector obrero solidificaron su posición como contendiente al ejecutivo; sin embargo, la presidencia era un objetivo a muy largo plazo, mientras que la gobernación del estado de Sao Paulo era un buen inicio. Para su mala suerte, Lula quedó en cuarto lugar, pero eso no lo desanimó a seguir involucrándose en el sector público y mostrarse como un líder sindical en pro de los trabajadores, lo que le permitió entrar al Congreso de Brasil como diputado en 1986.

Trató de obtener la presidencia en tres años (1989, 1994 y 1998) en el partido que ayudó a fundar; no obstante, siempre se encontró con la medalla del segundo lugar. Finalmente, en 2002, fue elegido presidente de Brasil durante la segunda vuelta de elecciones con el 61,3% de los votos, por lo que comenzó a ejercer la presidencia del país el primer día de enero del 2003.

Mandato presidencial

El mandato de Lula tuvo resultados económicos positivos, entre ellos, un alto crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), gracias a que el país aprovechó el alto precio de materias primas lo suficiente para evitar un default de la deuda del país de 250 mil millones de dólares. Otros logros fueron la baja inflación, reducción del desempleo y mayor división de ingresos. El logro que más importante es la liquidación anticipada al pago de deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).

Gracias a otras medidas como los recortes burocráticos, reducción de gasto y el apoyo al emprendimiento, Lula ganó gran popularidad no sólo en su natal Brasil, sino también en la comunidad internacional. Sus acciones para reducir la pobreza en un 5.6% al final de sus dos mandatos significaron que el país latinoamericano tenía un futuro prometedor para la década siguiente al ser la sexta economía mundial. (Boira 2022)

Escándalos y corrupción

El legado del Partido de los Trabajadores fue manchado por un primer escándalo de presunta corrupción llamado “Mensalao” o “Mensualidades” en español. Según el reporte de la prensa, aparecieron múltiples políticos en la coalición del gobierno al mando, los cuales pagaron sobornos de manera mensual a legisladores para asegurar su apoyo. El dinero salió de fondos públicos, lo que caló mucho más en los votantes. Lula logró salir de este escándalo sin que su nombre fuera mencionado de manera directa, sin embargo, lo peor vendría más adelante.

Sergio Moro, juez, escritor y catedrático brasileño, encabezó una de las investigaciones de corrupción más grandes en América Latina, la operación anticorrupción Lava Jato. Durante 2014 y a pesar de comenzar con una red menor de cambistas clandestinos, terminó destapando a varios ejecutivos de Petrobras, una empresa petrolera brasileña semipública; políticos de diferentes partidos brasileños y directores de constructoras en todo el país.

Dichas empresas pagaban jugosos sobornos a políticos para que se les adjudicaran grandes contratos que estuvieran licitados por la petrolera. Este esquema se llevó al menos 2 mil millones de dólares de Petrobras (Barón 2016). Lula salió mal parado de este escándalo con dos cargos imputados por el juez Moro: el primero por el supuesto delito de obstrucción a la justicia mientras se realizaban las investigaciones y el segundo por delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales. En 2017, fue declarado culpable de corrupción y lavado de dinero aunque permaneció en libertad durante su apelación.

En 2018, se confirmó su condena de doce años y se entregó a las autoridades a pesar de declararse inocente. Estuvo en la cárcel durante diecinueve meses, hasta que el Supremo Tribunal Federal (STF) dictaminase que “los encarcelamientos con apelaciones pendientes de resolver por tribunales superiores eran contrarios a la ley, aunque hubiera condena en segunda instancia”. Ya en el 2021, el STF anuló su condena, debido a que Lula no tuvo un juicio justo (Milhorance et al, 2022). Partidarios de la izquierda mencionaron que su encarcelamiento fue una movida política de la derecha brasileña para mantenerlo fuera de la candidatura a la presidencia, a la cual quiso optar en 2018.

Una nueva oportunidad

Hoy, Lula parece ser la verdadera alternativa a la derecha encabezada por Jair Bolsonaro, debido a que su durante su mandato la economía de Brasil se vio afectada por la pandemia de COVID-19. De la misma manera, la gente no ve con buenos ojos las políticas ambientales destructivas y duros ataques a la prensa, rivales políticos y profesionales de la salud (Winter, 2021). Lula da Silva podría ser lo que Brasil lleva tanto tiempo esperando para lograr un desarrollo sustentable y una recuperación económica tal como sucedió hace una década.