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Europa


El término Europa es una expresión cultural ya que el primer criterio que se puede considerar para establecer este territorio como un conjunto regional es el lingüístico. Los elementos considerados para determinar que una extensión de territorio comparte rasgos culturales son: lenguaje, historia (pasado bélico, pasado político, pasado económico), religión, costumbres, tradiciones, modos de vida.

Las lenguas que predominan en esta extensión geográfica pertenecen a un conjunto lingüístico denominado indoeuropeo. Dentro de estas se encuentran las lenguas bálticas, celticas, eslavas, germánicas, itálicas (latín y español, francés, portugués) el albanés, el griego, entre otras. Lo anterior denota una relación histórica entre la población europea contemporánea que engloba ciertos aspectos culturales.

De igual manera, otro criterio para tomar en consideración es el histórico. Siguiendo la antigua división del imperio romano, ubicamos gran parte de la región de Europa en lo que antiguamente fue el imperio romano de occidente. Siglos después, las pretensiones expansionistas del Imperio Otomano establecen una clara distinción cultural y religiosa entre el cristianismo y el Islam, lo cual a su vez establece claros limites entre lo que se considera europeo y el resto en términos políticos y sociales.

Siglos después, tras una amplia propagación del cristianismo en Europa, se da una ruptura religiosa en este territorio, la cual fragmenta a Europa en dos. El cisma de oriente fue un suceso histórico que consolidó la división entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa y sus dominios. Durante este periodo también se consolida la distinción entre el Rus de Kiev. Este principado fue uno de los primeros constructos político-sociales que evolucionarían hasta alcanzar una forma estatal, Rusia, siempre un referente empleado para separar a Europa del resto de la masa continental.

De tal modo, se puede emplear el criterio religioso para definir las fronteras de lo que se considera Europa. Existe una gran cohesión social y política en dicho territorio como resultado de la homogeneidad religiosa, la cual, a su vez, se traduce en una consonancia política en un nivel básico.

El término Europa también se ha empleado como una expresión política ya que en la actualidad se se vincula con la integración política y económica que existe en esta extensión territorial, sin embargo, no se puede emplear como sinónimo del conjunto regional puesto que excluye a países de los Balcanes.

La región de Europa se divide en ocho subregiones: Europa Ibérica, Europa Balcánica, Europa Báltica, Europa Mediterránea, denominadas de esa forma por su ubicación geográfica; Europa Occidental y Europa del Norte, designadas así por su orientación cardinal; Europa Central, por su ubicación cartográfica y Europa Austral, nombrada así para evitar cualquier connotación ideológica que exista como remanencia de la Guerra Fría.