Brecha salarial de género en el deporte

La brecha salarial de género nace desde que las mujeres se incorporan a la fuerza laboral, pues se les podía pagar menos que a un hombre por el mismo trabajo. Mientras más mujeres laboraban, la creación de sindicatos y organizaciones que buscaban mejorar las condiciones de trabajo y los salarios se volvió algo indispensable. Sin embargo, los obstáculos para obtener una compensación equitativa por su trabajo continúan hasta el día de hoy.

En los últimos años la brecha salarial ha hecho mucho ruido en el sector deportivo porque se han exhibido las diferencias de sueldos entre mujeres y hombres que realizan el mismo deporte a un nivel profesional. En adición, no sólo el salario es menor para las mujeres, sino que los patrocinios y premios de los que son acreedoras tienen un menor valor monetario que los varoniles.

Para ilustrar la problemática, en el 2022 los puestos de los cien deportistas con más ingresos en el mundo son dominados por hombres y solamente figuran 2 mujeres: la tenista japonesa Naomi Osaka, con ganancias de 53.2 millones de dólares y la tenista estadounidense Serena Williams con 35.3 millones de dólares, entre premios y patrocinios. (La Nación 2022)

En el fútbol, considerado uno de los deportes femeninos con mayor presencia televisiva, existe una diferencia abismal entre el dinero que reciben ambos géneros. Tomando de ejemplo a Inglaterra, desde 2020 tanto mujeres como hombres del equipo nacional reciben 2 mil libras por partido, no obstante, cuando se toma en cuenta clubes, patrocinadores y bonificaciones hay un cambio considerable en la situación. Mientras que la capitana de Inglaterra, Leah Williamson, ganó alrededor de 200 mil libras en total la temporada pasada; Harry Kane, el capitán del equipo masculino, gana en una semana la misma cantidad de dinero. (Read 2022)

La realidad que experimentan las mujeres en el ámbito del deporte, aun teniendo el mismo nivel profesional, es ganar aproximadamente 100 veces menos que un hombre. Esta es la razón por la cual en los últimos años han tomado fuerza las demandas de las mujeres deportistas para eliminar, o al menos disminuir, la brecha salarial de género.

En 2015, las capitanas Carly Lloyd y Becky Sauerbrunn, en compañía de la delantera Alex Morgan, la centrocampista Megan Rapinoe y la guardameta Hope Solo, consideradas las mejores jugadoras de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos, denunciaron frente a la Federación Nacional de Fútbol de su país la desigualdad en las ganancias monetarias a comparación de la selección varonil. Después de enterarse que ganaban alrededor de 40% menos que ellos, incluso cuando han sido ganadoras de 3 mundiales y 4 torneos olímpicos, expusieron un contundente mensaje:

“No hay ninguna razón legítima o que se atenga a razones no discriminatorias que puedan explicar esta disparidad en los salarios, y tampoco se puede explicar por ningún factor del tipo de antigüedad, sistema de méritos o incentivos de buena fe, sino simple y llanamente por nuestro sexo” (Ocaña 2022)

Hasta el 2022 fue que las futbolistas estadounidenses lograron la victoria al firmar convenios colectivos con la Federación donde se establece que jugadoras y jugadores cobren lo mismo tanto por participar en cualquier tipo de partidos como por derechos televisivos, patrocinios o venta de entradas.

Más allá del fútbol femenil

El tenis es el deporte que se jacta de tener los salarios más igualitarios pues desde 2007 el torneo de Grand Slams pagan los mismos premios a mujeres y hombres. Sin embargo, en 2016, la tenista alemana Andrea Petkovic aseguró que no se plantearon todos los datos de forma correcta:

"Solo ganamos lo mismo en los Grand Slams y en otros pocos torneos, pero los hombres ganan más que nosotras. Creo que se discutió de manera equivocada, lo cual es triste”, expresó. (Rothenberg 2016)

Por lo tanto, aunque los salarios son más equitativos que en otras disciplinas, el premio monetario anual que reciben los hombres supera por mucho al de las mujeres.

En el basquetbol, durante la temporada de 2020-2021, el salario de un jugador profesional de la National Basketball Association (NBA) fue de 10 millones de dólares, mientras que el de una mujer era aproximadamente de 100 mil dólares. Incluso, un escándalo que surgió a finales de 2022 es que la mascota de los Denver Nuggets de la NBA cobra casi el triple que las jugadoras mejor pagadas de la Asociación Nacional de Baloncesto Femenino (WNBA, por su nombre en inglés), pues gana 625 mil dólares al año, mientras que Diana Taurasi, Breanna Stewart y Jewell Loyd, las tres jugadoras con mayor salario de la temporada 2022, tenían un sueldo máximo de 228 mil dólares. (EFE 2022)

Por otro lado, incluso en deportes como el ajedrez se experimenta una brecha salarial por cuestiones de género, ya que los premios en la sección varonil son hasta 9 veces mayores que en el de las mujeres. Esto demuestra que la brecha se encuentra en todos y cada uno de los deportes, si bien algunos han tomado más medidas que otros para reducir o eliminar la diferencia, sigue existiendo un largo camino para logarlo.