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Análisis

Andrea Jocelyn Mora Mendez

La invisibilidad del deporte femenino: La disparidad de género en el ámbito deportivo

- Aún persisten diversas brechas de género que impactan en la equidad entre hombres y mujeres dentro del deporte.

La invisibilidad del deporte femenino: La disparidad de género en el ámbito deportivo

El deporte tiene un papel importante dentro de las sociedades no sólo porque contribuye al bienestar humano, también porque constituye un espacio de socialización. La actividad física configura una parte del desarrollo individual y social de las personas, empero, es dentro de la práctica deportiva donde más tangibles se han hecho los estereotipos y las asimetrías entre hombres y mujeres. (Ubani 2018)

Las mujeres enfrentaron muchos retos y dificultades para poder ejercer algún tipo de disciplina deportiva y más tarde, para ser reconocidas por ello. Los estereotipos y roles de género negaron su entrada a un ámbito que por mucho tiempo se consideró ajeno a ellas. Las pocas mujeres que desarrollaron actividades físicas fueron invisibilizadas y relegadas por sus contrapartes masculinos al considerárseles irrelevantes.

Durante sus inicios, la práctica deportiva fue exclusiva de un grupo poblacional muy reducido. El deporte y los espacios deportivos se construyeron por y para el sexo masculino, de manera que, durante años, sólo los hombres de clases altas pudieron gozar plenamente de su derecho al disfrute. Mientras tanto, las mujeres quedaron al margen de cualquier actividad física rigurosa o deportiva. Desde la antigüedad, fueron relegadas al ámbito privado; donde se dedicaron a las tareas de cuidado. Sin muchas oportunidades para destacar en lo deportivo, únicamente participaron como espectadoras.

Más tarde, con la universalización del deporte, fueron más los grupos sociales los que se pudieron desenvolver en actividades físicas, entre ellos, figuraron las mujeres. Los imaginarios sociales de la época las habían definido como seres débiles e inferiores e incluso inaptas; la sociedad creía que el género femenino era incapaz de realizar actividades físicas demandantes, por lo tanto, durante los primeros años, sólo se les permitió realizar actividades como el golf y el tenis. Aquellos deportes considerados más “masculinos” estaban estrictamente prohibidos.

Las mujeres en los Juegos Olímpicos

Por años, las mujeres no tuvieron permitido ser parte de una de las competencias deportivas más importantes del mundo: los Juegos Olímpicos. Fue hasta el año 1900 cuando el Comité Olímpico Internacional aceptó que podrían competir y figurar en la competencia. De esta manera, en los Juegos Olímpicos de París, 22 mujeres participaron en cinco disciplinas: golf, tenis, croquet, navegación y equitación; deportes que se consideraban “aptos” para su condición. El número de participantes femeninas fue extremadamente menor, respecto al número de participantes masculinos que fue de 975. (Sauleda Martínez, et al, 2021)

Por otro lado, una de las figuras deportivas femeninas más importantes de la época fue la francesa Alice Milliat quien nació en 1884 y desde muy pequeña practico varios deportes como natación, hockey y remo. En 1915 fue la primera presidenta del club deportivo francés Fémina Sport; durante su cargó impulsó diversas competencias para mujeres e incluso, ella misma estableció récords: fue la primera mujer en recorrer los 80 km del río Sena remando en menos de 12 horas. (Fernández Abad 2021)

En 1921 protestó ante la falta de mujeres en los Juegos Olímpicos. Acusó al comité de limitar la participación de mujeres y privilegiar a los hombres y, por lo tanto, decidió crear sus propias olimpiadas, abriendo otro tipo de espacios donde las mujeres pudieran participar activamente. Los Juegos Olímpicos Femeninos sucedieron por primera vez en París en 1922. Cuatro años más tarde tuvieron su segunda edición en Suiza con un elevado número de participantes y de asistentes. Melliat organizó dos ediciones más de sus juegos en 1930 y 1934, realizados en Praga y Londres, respetivamente.

El trabajo de Milliat tuvo un gran impacto e incluso influyó en que el Comité Olímpico de 1928 incluyeran a mujeres en pruebas de atletismo. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo temía que los juegos impulsados por la deportista francesa empezaran a tener un mayor impulso y reconocimiento, de manera que se vieron obligados a ir abriendo espacios. Con 44 años de edad, Milliat se convirtió en la primera mujer en integrar un jurado olímpico en los juegos de 1928.

En algunos casos, la integración de las mujeres a deportes considerados de “alto impacto” fue tardía. Todo ello, en razón de que los comités deportivos consideraban que las mujeres no estaban capacitadas para realizar cierto tipo de actividades físicas, relegándolas a disciplinas como la gimnasia rítmica, nado sincronizado, softbol, tenis de mesa, vóley de playa, entre otros. Fue hasta los Juegos Olímpicos de 2012 cuando finalmente las atletas femeninas participaron de lleno en todas las disciplinas.

Además, la incorporación de las mujeres fue paulatina y durante muchos años se mantuvo en un porcentaje muy bajo. Bastaron más de 70 años para que su participación representará cerca del 20%. En el presente, es un hecho que la presencia de las mujeres en los Juegos Olímpicos ha crecido. A modo de ejemplo, durante los Juegos de Río de Janeiro 2016, la participación femenina alcanzó un 45%, mientras que en Tokio 2020, tuvo una tasa de casi el 49%. (Olguín Lacuanza 2021)

Aunque es una realidad que en los últimos años la presencia de las mujeres en los deportes ha crecido, estás aun no tienen las mismas oportunidades que los hombres. En la actualidad aún persisten grandes brechas de género. La remuneración económica es tal vez uno de los grandes problemas, sin embargo, existen otras cuestiones graves como los espacios designados para mujeres en los comités deportivos, su nula presencia en los libros de historia del deporte y hasta su poca presencia en los medios de comunicación. Por un lado, estas acciones mantienen y preservan la brecha entre ambos géneros y, por el otro, refuerzan la invisibilidad de la participación femenina en los deportes.

Aunado a todas estas dificultades, las mujeres que han conseguido posicionarse como distinguidas atletas no han tenido el reconocimiento que se merecen. Sus logros han sido relegados y poco o nada figuran en la historia. Existe una invisibilización estructural de las figuras femeninas, situación que refuerza la desigualdad. Asimismo, papel que juegan los medios de comunicación en cuanto a la visibilidad y el reconocimiento es muy relevante porque ellos pueden romper o mantener estereotipos.

La cobertura de medios pocas veces menciona a las mujeres y se priman las noticias donde los atletas hombres son protagonistas. Mientras tanto, en algunas notas donde figuran las mujeres, sus nombres pocas veces se nombran y aparecen como una cifra más. Un ejemplo notable de ello es una nota periodística publicada por el diario español El Confidencial en 2018, titulada Las dos españolas que compiten con Cristiano por el mejor gol para UEFA. Mientras que el nombre del futbolista Cristiano aparece en el titular, la identidad de las mujeres no se menciona y es hasta que se accede al artículo que se encuentran sus datos.

El trabajo de organismos internacionales para la equidad de género en los deportes

Es a partir de la segunda mitad del siglo XX que los organismos internacionales se involucraron y tomaron medidas para impulsar la equidad entre ambos géneros. Distintos organismos internacionales lanzaron decretos para eliminar la disparidad e inequidad. En 1978, la UNESCO presentó la Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte, en ella estipulaba que todas las personas, sin distinción de su raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, nacionalidad o posición económica, debían tener el mismo derecho y acceso efectivo al desarrollo y preservación de sus facultades físicas, intelectuales y morales. (UNESCO 1978)

En 1991 el Comité Olímpico Internacional estableció que los nuevos deportes que se incluyeran en el programa debían destinar al menos un evento para las mujeres (Género y Deporte 2016). De esta manera, las atletas femeninas hicieron parte de las nuevas disciplinas como el trampolíno o el BMX. Además, para 1995, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing donde se establecieron una serie de objetivos estratégicos para el desarrollo de las mujeres en 12 esferas fundamentales. Con ello, los 189 países firmantes se comprometieron a impulsar y promover el desarrollo del deporte femenino.

Por otra parte, distintos organismos de la ONU y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han alertado del riesgo que corre la actividad física en el presente. Se cree que en los próximos años, el número de personas que realizan algún tipo de deporte se reduzca gravemente, sobre todo en los países del sur global. Esta disminución impactaría especialmente al sexo femenino, puesto que muchas mujeres tendrían que presidir de actividades deportivas para mantener sus dobles o triples jornadas de trabajo.

A modo de conclusión puede entenderse que en la actualidad, aunque la labor de las mujeres atletas se empieza a reconocer, aún persisten diversas brechas de género que impactan en la equidad entre hombres y mujeres. Una de las situaciones más evidentes es el tema de la brecha de salarios, ya pese a que hombres y mujeres realizan el mismo tipo de actividades, la remuneración que perciben los varones es mayor. Es por ello que se debe seguir trabajando en visibilizar a las mujeres dentro del deporte así como otorgarles más y mejores espacios para su desarrollo.

Fuentes

    Blanco García, Marta Eulalia. 2019, “Vulnerabilidad e invisibilización del género en el deporte: un acercamiento a las relaciones en el contexto”. En El deporte femenino, ese gran desconocido, compilado por Begoña Marugán Pintos, Madrid: Estudios de Género, Universidad Carlos III de Madrid.

    Fernández Abad, Ana, “Alice Milliat, la remadora que desafío al COI para que las mujeres pudieran ir a los Juegos Olímpicos”, en El País, (2021).

    Género y trabajo. 2016. Las mujeres y los Juegos Olímpicos. Un recorrido histórico. http://www.generoytrabajo.com/_doc-especialidades/JJOO-mujer-deporte.pdf

    Sauleda Martínez, Lluisa Aitana, et al, “La brecha de género en el deporte: El caso de una marginación histórica y socialmente consentida.” Interdisciplinaria, (2021): 73-96.

    Olguín Lacunza, Michel, “Récord de participación femenina en las Olimpiadas de Tokio”, en UNAM Global. (2021)

    Ubani, Cristina, “El espejismo de la igualdad en el deporte”, en Mujeres y Deporte. Asociación para mujeres en el deporte profesional. 2018. https://www.mujereseneldeporte.com/2018/11/mujer-y-deporte-el-espejismo-de-la-igualdad-por-cristina-ubani/

    UNESCO, Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte. 1978. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/128137/UNESCO_-_Carta_Internacional_de_la_Educacion_Fisica_y_el_Deporte.pdf


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Mora, Andrea. “La invisibilidad del deporte femenino: La disparidad de género en el ámbito deportivo.” CEMERI, 18 nov. 2022, https://cemeri.org/art/a-mujeres-deportes-invisibilidad-paridad-aw.