El uso del poder blando por parte de Catar derivado del mundial de fútbol 2022

Joseph Nye, teórico del liberalismo institucional de las Relaciones Internacionales, definió el término poder blando (soft power) como “la habilidad de obtener lo que quieres a través de la atracción antes que de la coerción o de las recompensas” [1]. De acuerdo con este autor, el poder blando “surge del atractivo de la cultura de un país, de sus ideales políticos y de sus políticas” [2]. Este término está estrechamente relacionado con la legitimidad de un país a perspectiva de otros actores y cómo logran sus objetivos a través de esta influencia.

De acuerdo con Antwi-Boateng, desde que Joseph Nye expuso el término de poder blando en la disciplina de las Relaciones Internacionales, se han desarrollado diversos estudios sobre cómo los países ejercen su influencia a través de la cultura y sus ideales políticos, sumando relevancia a este término junto con el de poder duro (hard power), último que se sostiene de las capacidades económicas y militares de los Estados.

Según Antwi-Boateng, muchos los estos estudios del ejercicio del poder blando se han enfocado en potencias tradicionales como Estados Unidos, China, Rusia y otros países europeos que dominan la política internacional [3]. Sin embargo, el caso de Catar es paradigmático en el estudio del ejercicio del poder blando como estrategia de política exterior, ya que visibiliza “cómo un país pequeño puede superar su peso ejerciendo poder blando, influir y moldear el curso de la historia en el Medio Oriente” [4].

Catar y su contexto regional

La región del Medio Oriente ha sido un centro de atención por su importancia económica para el mundo, en especial por ser una fuente considerable de petróleo y gas, así como una zona relacionada con los conflictos étnicos, las violaciones de derechos humanos, guerras y la presencia del islam radical. En particular, Catar es uno de los países más pequeños de la región con una superficie total de 11,586 km2 y una población de 2,444,174 habitantes [5]. El petróleo y gas natural son la fuente principal de ingresos que permiten al gobierno impulsar el crecimiento económico, el gasto en educación y el gasto en infraestructura.

La relación entre su pequeña población y sus vastas reservas energéticas han colocado al país en el puesto número 13 de 196 países en función de su PIB per cápita, el cual fue de $61,276 dólares en 2021. De acuerdo con Antwi-Boateng, la distribución de la riqueza en el país ha permitido la estabilidad doméstica en contextos de inestabilidad regional (las revueltas de la Primavera Árabe, por ejemplo), lo que demuestra la capacidad de Catar de enfocarse en diseñar iniciativas de política exterior [6].

Asimismo, Catar se diferencia de países como Estados Unidos y otros Estados europeos que utilizan valores políticos, como la democracia y los derechos humanos, a manera de medios de poder blando en el sistema internacional [7]. Por ello, la familia real catarí, la dinastía Al-Thani, ha consolidado diversas estrategias de poder blando para dar prestigio a Catar en la política internacional y posicionar su imagen como representativa de la identidad de la región. Entre ellas, destacan el portal de noticias Al-Jazeera, establecido durante el reinado del emir Sheikh Hamad bin Khalifa Al-Thani en 1996, el cual se posiciona actualmente como un medio de comunicación influyente en diversas regiones del mundo, y uno de los más populares en la región árabe; así como diversas iniciativas diplomáticas y de mediación en las esferas internacional y regional.

El uso del deporte como estrategia de poder blando

Por otro lado, el deporte ha sido una de las temáticas principales del poder blando catarí. A pesar de que no es una potencia mundial en el ámbito deportivo, Catar ha buscado ser sede de diversos eventos deportivos con objeto de “cimentar la reputación y el nivel catarí atractivo en la región del Medio Oriente, aumentando así su influencia en el Medio Oriente y el mundo musulmán en general” [8]. A su vez, el objetivo de ser sede de eventos deportivos es promocionar lo mejor de la cultura y hospitalidad del país sede, con miras a mejorar su marca país. En este tenor, Catar ha sido sede de eventos como los Juegos Asiáticos en 2006, el Mundial Indoor de Atletismo en 2012, los Mundiales de Natación en 2014, el Mundial de Handball en 2015, el Mundial de Ciclismo en Ruta en 2016 y en 2021 fue sede de la Fórmula 1 [9].

Ahora, el Mundial de Fútbol de 2022 se posiciona como uno de los proyectos deportivos más ambiciosos de nuestros tiempos y se caracteriza por ser el evento de fútbol más costoso de la historia. De acuerdo con cifras de Statista, el país tuvo una inversión de 220 mil millones de dólares para la construcción de estadios, redes hoteleras, transporte público (líneas de tranvía y autobuses), aeropuerto y otras infraestructuras [10]. En cuanto al ingreso económico, se espera que el país reciba alrededor de 16,600 millones de dólares y se crearán 75,000 puestos de trabajo durante el evento.

Además, el Mundial catarí resalta por sus objetivos en materia de sostenibilidad. Como ejemplo, la firma Fenwick Iribarren Architects (FIA) participó en idear tres de los ocho estadios del Mundial, entre ellos el 974, que está relacionado con el código internacional de Catar y la cantidad de contenedores marítimos utilizados para su construcción. Este estadio, que podrá desmontarse y transportarse en próximas ediciones de la justa deportiva, es considerado “el más sostenible que se ha hecho nunca” y demuestra el compromiso de Catar en la sostenibilidad y la gestión eficiente de recursos [11].

Desde el punto de vista cultural, cada Copa del Mundo ha tenido a su respectiva mascota que hace alusión a la identidad nacional del país sede. El Mundial de Catar ha establecido como decimonovena mascota oficial a La’eeb, cuyo nombre se traduce a “jugador habilidoso” en árabe. De acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) esta mascota “posee un carácter juvenil y divertido, que contagia seguridad por donde pasa” [12] además de simbolizar la unidad de los aficionados del fútbol alrededor del mundo. En cuanto a sus características, La’eeb es representado como una kufiyya, prenda tradicional del Medio Oriente que protege la cabeza de su portador tanto del frío como del calor del desierto. No obstante, la mascota no solo hace alusión a la cultura catarí, sino a una identidad colectiva del mundo árabe para llamar la atención de los aficionados del fútbol alrededor del mundo sobre la cultura de la región.

A manera de conclusión, el deporte y en particular la Copa del Mundo de 2022 han sido una de las estrategias principales del poder blando de Catar para ganar prestigio a nivel internacional, demostrar sus capacidades en materia de infraestructura y promover una marca cultural atractiva de la identidad árabe. A su vez, el Mundial de fútbol ha fomentado la unidad política entre los Estados miembros de la Liga Árabe, los cuales en la XXXI Cumbre Árabe de Argel expresaron su “plena” confianza en la capacidad de Catar en la organización del evento deportivo.

De igual manera, los países de la región denunciaron “campañas de tergiversación y escepticismo” en contra del emir Tamim bin Hamad Al-Thani por abusos laborales contra migrantes involucrados en la construcción de infraestructura y la represión a colectivos como la comunidad LGBT, visibilizados por organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) [13]. No obstante, este poder blando ha logrado desviar la atención de diversos actores de la sociedad internacional sobre estos casos, demostrando su efectividad e influencia en el ideario colectivo global.