¿Qué es el sportswashing y que relación tiene con el mundial de Catar 2022?

El deporte es una actividad que el humano ha practicado durante toda su historia, sin embargo, la misma sociedad ha logrado brindar un nuevo aspecto a tomar en cuenta sobre este, añadiendo variables importantes que han cambiado las simples actividades físicas y mentales de meros ejercicios a enormes espectáculos, dignos de admiración y análisis. Gracias a lo anterior, son vistos de manera diferente según cada persona.

La política, por su parte, suele estar pegada a los principios rectores de cada Estado o del gobierno en turno. No obstante, lo anterior no significa que se encuentre distanciada del ámbito deportivo, al contrario, el auge del deporte como entretenimiento ha propiciado una unión entre ambos tópicos para brindar un espectáculo que represente diversos intereses, entre ellas, el involucramiento de los organizadores.

¿Qué es y qué no es sportswashing?

El término washing o "blanqueo" es una metáfora para la práctica general de proyectar algo o a alguien bajo una luz favorable a pesar de la presencia de características dudosas. Asimismo, es un concepto frecuentemente utilizado en cuestiones raciales. En el terreno deportivo no es aplicado de manera inherente para los espectáculos por el mero hecho de suceder, por ejemplo, la celebración del Mundial de Fútbol en Corea del Sur y Japón no fue considerado un acto de sportswashing, mientras que el mismo evento en Catar 2022 sí lo es.

Además, el sportswashing se encuentra en un debate sobre si puede ser contemplado como herramienta del soft power (poder blando), pues implica el esfuerzo de un Estado para ampliar su poder y alcance en el resto del mundo. Sin embargo, sus críticos mencionan que no puede entrar en el término, pues no busca construir una imagen como tal, sino que es una alternativa para abordar un dilema moral que causa daño a la reputación del país el cual busca "blanquear" su imagen.

Por otro lado, el uso del deporte con fines políticos es foco de críticas sobre todo al practicarse en casos donde alguna violación moral se vuelve mediática, por lo tanto, al intentar "blanquear" la identidad de la región o del gobierno al mando y brindar una cara distinta al público general, existe un deseo de que la situación obtenga menor atención a la que recibe. Es una medida efectiva porque evoca hacia la pasión y la atención del público, las captura y aprovecha el momento para promover mensajes e ideas favorables, dejando de lado las problemáticas que eran relacionadas con el régimen o la región en un principio (Fruh et al, 2022).

Ejemplos de sportswashing

A pesar de ser un término de este milenio, sus ejemplos datan del siglo pasado. Los más conocidos son el Mundial de Italia de 1934, durante el fascismo de Mussolini y las Olimpiadas de Berlín, Alemania en 1936 durante el mandato Adolf Hitler. De igual manera, el Mundial de Argentina en 1978 no fue solicitada ni planeada por el régimen de Jorge Rafael Videla, pues el país había sido nombrado como anfitrión desde 1966, sin embargo, la dictadura aprovechó el torneo para probar al exterior la seguridad dentro del país y que las autoridades mantenían el orden sin mayor problema.

En una ilustración más reciente, se destaca el papel de los países árabes, los cuales se han encontrado bajo el escrutinio constante del público desde que los Derechos Humanos y la discusión sobre los grupos LGBT han entrado a la agenda internacional. Gracias a esto, países como Arabia Saudita y Catar optaron por inmiscuirse en el fútbol para apelar a las aficiones más numerosas del mundo y mejorar su imagen. El primero ha creado un proyecto novedoso y emocionante con el Newcastle Football Club, equipo de la primera división de Inglaterra, que pelea de manera constante su lugar en el "top 4" de la tabla de la Premier League. (Phillips 2022)

Por otro lado, Catar se enfocó en dos proyectos que rinden más frutos con el paso de los años, el primero es el París Saint-Germain, equipo de fútbol francés que ha sido el protagonista de su liga desde hace más de una década luego de que Qatar Investment Authority y Nasser Al-Khelaïfi adquirieron el 70% del club en el 2011. Pasó de ser un modesto equipo parisino con pobres resultados a los líderes de la competición, añadiendo más estrellas de talla internacional a su plantel como son Neymar Júnior, David Beckham, Zlatan Ibrahímovic, Kylian Mbappé y, el fichaje más impactante de los últimos años, Lionel Messi, en 2021.

En contraste con lo anterior, el Mundial de Catar 2022 es el caso más criticado por sportswashing de los últimos años. Las múltiples denuncias por violaciones a derechos humanos en el país árabe fue un tema con gran divulgación debido al trabajo de diversas organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras (Skramstad, 2022). Sin embargo, la rápida construcción de los estadios de fútbol, la creación desde cero de un equipo profesional y los partidos de fútbol han hecho un buen trabajo en acaparar la atención, tanto del público como de la prensa misma.

Buscar a Catar en Google arroja múltiples resultados sobre el mayor torneo de fútbol en la historia, como el sorpresivo encuentro entre Arabia Saudita y Argentina o el partido de Japón y Alemania (Skey 2022). Es así como Catar llevó a cabo el proyecto multimillonario del Mundial y aprovechó la pasión y el compromiso de los aficionados con sus equipos, no sólo para mejorar su imagen, sino para hacer cómplices a quienes disfruten del evento.

La mejor cualidad del sportswashing es su capacidad de involucrar deportistas, aficionados y organizadores, por lo que un boicot interno se convierte en casi contraproducente. Al contrario, mostrar descontento con el Mundial involucraría no consumirlo, sin embargo, se trató de un torneo único, con las últimas actuaciones de jugadores de enorme talla como Cristiano Ronaldo o Lionel Messi, quien terminó levantando la copa el pasado Diciembre, siendo uno de los momentos más memorables en la historia del deporte a la vez que se minimizaba lo que cientos de personas sacrificaron para hacerlo posible.