Opinión
Luis Salgado
La escuela política del Partido Comunista de China
- Su objetivo es mostrar que un país puede enriquecerse sin ser democrático. Ese mensaje encuentra oídos atentos entre cierto grupo de políticos.
A principios de diciembre, Xi Jinping, líder de China, declaró que el Partido Comunista había cumplido con uno de los varios objetivos que China se había propuesto: la erradicación de la pobreza extrema. Esta es definida, según distintos organismos internacionales, como el ingreso diario inferior a un dólar. Tratándose de un logro titánico, el partido comunista chino ha presumido de tal acto tanto como ha podido. Por ejemplo, en octubre organizó un seminario de dos días, en su mayoría virtual, sobre el tema para casi 400 personas de más de 100 países. Los participantes citados por los medios oficiales elogiaron el progreso de China. Sin embargo, la reunión tenía un propósito más ambicioso en realidad: mostrar el modelo político de China.
En Occidente, la cobertura reciente de la diplomacia de China ha estado dominada por hablar de lo agresiva que se ha vuelto. Para las audiencias no occidentales, por el contrario, los funcionarios chinos están hablando más suavemente. Predican las virtudes de una forma de gobierno que creen que está enriqueciendo a China y que también puede ayudar a otros países. Algunos acogen con satisfacción este mensaje, incluso en democracias multipartidistas.
En 2017 Xi causó revuelo en Occidente al sugerir que el modelo de desarrollo de China ofrecía "una nueva opción" para otros países y que un "enfoque chino" podría ayudar a resolver los problemas de la humanidad. Aunque más tarde insistió en que su país no planeaba exportar un "modelo de China", los funcionarios del país, de hecho, lo han estado haciendo. Algunos de los involucrados en este esfuerzo pertenecen al Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero muchos, como los que organizaron el reciente seminario sobre pobreza, trabajan para una rama del Partido Comunista llamada Departamento Internacional. Su trabajo es ganar apoyo para China entre los partidos políticos extranjeros.
El departamento se adapta bien a la tarea debido a que no representa directamente al estado chino. No obstante, trabaja en estrecha colaboración con el Ministerio de Relaciones Exteriores e intercambia personal con él. A fines de 2017 el Departamento Internacional celebró una convención en Beijing a la que se unieron líderes y otros miembros de partidos políticos de 120 países, de entre los cuales algunos delegados eran de países ricos como Japón, Nueva Zelanda y Estados Unidos. El departamento tiene tan pocos escrúpulos sobre el tipo de partidos políticos con los que interactúa que tratará con los partidos de derecha, de izquierda y todos los que estén de por medio para difundir el modelo chino entre la élite política internacional.
Bajo la dirección de Xi, una de las principales actividades del departamento ha sido la organización de sesiones de formación para partidos políticos extranjeros, especialmente los de países en desarrollo. Y si bien no se aboga por un autoritarismo en las sesiones del seminario, sí se promueven las virtudes que puede tener un liderazgo centralizado como ocurre en China.
Tasa de pobreza extrema en China de 1978 a 2017.
Durante la pandemia, gran parte de la instrucción del departamento se llevó a cabo en línea, a menudo centrándose en los logros de China para aplastar el covid-19. En los últimos meses, a estas clases han asistido funcionarios de los partidos gobernantes en Angola, Congo-Brazzaville, Ghana, Mozambique, Panamá y Venezuela. Los sitios web oficiales en China a menudo publicitan estos esfuerzos. Uno describe una ceremonia inaugural en 2018 para una escuela ideológica financiada por China en Tanzania. A ella asistieron Song, el jefe del departamento, y funcionarios del partido gobernante de Tanzania, Sudáfrica, Angola, Mozambique, Namibia y Zimbabwe.
En otros lugares de África, un tanto más “democráticos”, como lo son Ghana, Kenia y Sudáfrica, el Departamento Internacional del partido comunista chino patrocina viajes a los miembros del partido gobernante. El destino, China; el objetivo, el estudio de la construcción de partidos y gobernanza.
No está claro qué ganan los miembros de partidos extranjeros con las sesiones de entrenamiento de China. Puede que no sean más que un medio para avanzar en su carrera política y afianzar su posición doméstica, o bien, para rendir una suerte de homenaje a Xi con la intención de atraer capital chino o poder ser acreedores a préstamos de los dragones bancarios.
El departamento dice que tiene contacto con más de 600 organizaciones políticas en más de 160 países. Con Xi, esos compromisos han aumentado a tal grado que, debido al gran número de reuniones que han tomado lugar, hay quienes comparan estos seminarios con una nueva Internacional Comunista. Sin embargo, existe una diferencia fundamental: China no predica el comunismo. Su objetivo, más bien, es mostrar que un país puede enriquecerse sin ser democrático. Ese mensaje encuentra oídos atentos entre los políticos que encuentran molestos los controles y equilibrios de la democracia.