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Opinión

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¿Por qué Tailandia quiere derrocar a aquel que no debe ser nombrado?

- Tailandia es conocida como ‘‘la tierra de los golpes de Estado’’, pues es en el país del sudeste asiático donde han ocurrido más en la historia moderna.

¿Por qué Tailandia quiere derrocar a aquel que no debe ser nombrado?

Tailandia es conocida como ‘‘la tierra de los golpes de Estado’’, pues es en el país del sudeste asiático donde han ocurrido más en la historia moderna: doce golpes exitosos y nueve fallidos1 desde que tuvo lugar el primero en 1932 cuando lo militares pusieron fin a siglos de una monarquía absoluta.

Desde aquel año, quedó escrito en la constitución que un rey estaría al frente de un gobierno civil, pero los militares leales al monarca se niegan a abandonar la política. Han orquestado golpes de Estado para terminar con gobiernos civiles -el país ha tenido veintinueve primeros ministros- e, incluso, han derrocado a sus propios generales cuando estos han gobernado. La constitución ha sido modificada a modo en incontables veces por las juntas militares que han permanecido al frente del gobierno tras los golpes.

Son, precisamente, estos últimos los que han defendido y han permitido la perduración de su sistema de gobierno, pues forman parte de una institución que, ante la ausencia de amenazas externas que pudieran poner en peligro la integridad del Estado, fue creada para salvaguardar a la monarquía; así mismo, custodian y promueven la cultura de la tradición y la costumbre.

En febrero de 2020, en una muestra más del abuso de la autoridad y de la censura, el Tribunal Supremo emitió una orden judicial de disolver a un partido prodemocrático y popular entre los jóvenes tailandeses, el partido Futuro Hacia Adelante. La juventud tailandesa denunció los intentos del gobierno por silenciar a la oposición y salieron a las calles a protestar, pero la pandemia de la COVID-19 logró frenar el movimiento, ya que se implementó la cuarentena en todo el país con el fin de evitar la propagación del virus.

El mundo está sorprendido por la eficacia de las medidas sanitarias implementadas en Tailandia. El país registra un número muy bajo de contagios y de muertes, no obstante, el gobierno extendió la aplicación del estado de emergencia, añadiendo un factor más de descontento en la población. Adicionalmente, la pandemia ha mermado considerablemente a su ya debilitada economía. Esta serie de factores han logrado crear el caldo de cultivo perfecto para que, desde el 18 de julio, estallaran nuevamente las protestas en, por lo menos, seis provincias y en la capital.

Las marchas juveniles se organizan a través de Facebook y por reuniones vía Zoom, indicativo de un movimiento articulado y organizado. Realizan memes y convierten en tendencia etiquetas en tailandés en Twitter como #QuitarElYugo y #EstoDebeTerminarEnNuestraGeneración.2 También, han adoptado el saludo de Los juegos del hambre de tres dedos para reflejar sus tres demandas centrales:

1. La renuncia del primer ministro -Prayuth Chan-o-cha, antiguo general que realizó el último golpe de Estado en 2014- y su gabinete, junto con la disolución de la Asamblea Nacional.

2. Eliminar la constitución actual, que permitió a Prayuth ganar una elección del año pasado, y la redacción de una nueva;

3. poner fin al hostigamiento hacia los activistas o disidentes.

Si bien hasta ahora las marchas y consignas se han dado dentro de un marco pacífico, han ocurrido con anterioridad movimientos prodemocráticos que han terminado en sangrientas represiones por parte del ejército. Muchos manifestantes de este movimiento en curso recién pudieron ejercer su voto en 2019 y no han vivido la violencia del pasado, pero han experimentado los excesos del gobierno y una crisis económica.

Una sociedad fragmentada

Es clara la inestabilidad política en Tailandia y, además, es una sociedad fragmentada. La polarización se puede rastrear al año 2001 cuando los cimientos bajo los que descansaba la élite política del país fueron trastocados por el ascenso al gobierno tailandés del multimillonario empresario de la industria de las telecomunicaciones, Thaksin Shinawatra, elegido primer ministro. Shinawatra gozó de gran popularidad en Tailandia al llevar una agenda política en pro de los más desfavorecidos, y logró ser reelegido en 2005.

Al año siguiente, el ejército orquestó un golpe de Estado mientras él se encontraba en Nueva York para asistir a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Thaksin Shinawatra vive en el exilio desde entonces.

A partir de ese momento, surgieron dos bandos claramente diferenciados: las "camisas rojas" y las "camisas amarillas". Las camisas rojas son aquellas personas identificadas como partidarios de Thaksin Shinawatra, mientras que las camisas amarillas son las personas leales al rey y a los militares -adoptaron el color amarillo, el color del rey. Ambos bandos han encabezado protestas masivas y se han enfrentado desde entonces.

(https://asiainfonews.com/sites/default/archivos/styles/noticia/public/imagenes/tailandia/politica/2015-05-28-tailandia-cancelo-pasaportes-ex-primer-ministro-thaksin-shinawatra/tailandia-cancelo-pasaportes-ex-primer-ministro-thaksin-shinawatra-23285.jpg?itok=M-oD-I0I)

Thaksin Shinawatra, ex primer ministro tailandés.
Foto: China.org

El último golpe de Estado, en 2014, fue encabezado por el actual primer ministro, quién derrocó a la primera ministra, Yingluck Shinawatra, la hermana de Thaksin. En 2019, Prayuth pasó de ser un líder golpista a gobernante ‘‘electo’’ tras unas elecciones organizadas en la Asamblea Nacional bajo una nueva constitución escrita en 2017 por la junta militar que él mismo encabezaba. El mismo Prayuth considera que él trajo estabilidad política tras años de violencia.

Former Thai prime minister Yingluck Shinawatra greets supporters as she arrives at the Supreme Court in Bangkok in August 2017. Photo: Reuters

Yingluck Shinawatra, ex primera ministra tailandesa.
Foto: Reuters

Operando en las sombras

Aun cuando las actuales protestas en Tailandia no cuentan con un líder claro, se piensa que hay dos personas actuando en las sombras organizándolas:

1. Thaksin Shinawatra:

A pesar de su exilio, se cree que todavía influye en la política tailandesa, pues el Pheu Thai, partido conformado tras la disolución de su partido Thai Rak Thai, ganó la mayor cantidad de escaños en las elecciones de 2019 -del Thai Rak Thai pudo haber salido un nuevo primer ministro, pero al no obtener la mayoría requerida para gobernar y tras fracasar para conformar un gobierno de coalición, la cámara de representantes eligió al general Prayuth Chan-o-cha como primer ministro, lo que le permitió repetir en el cargo.

2. Thanathorn Juangroongruangkit: otro multimillonario tailandés y fundador del partido Futuro Hacia Adelante.
Promueve una agenda reformista en la economía, en la política y en lo social; también, es un férreo crítico del la intervención del ejército en la política. Esto le ha ocasionado a su partido ser blanco de ataques judiciales desde su fundación -les han sido presentados cargos de sedición, de delitos informáticos, entre otros.

![Thanathorn Juangroongruangkit, leader of Future Forward Party, smiles wearing a white shirt at a polling station.](images/10934716-3x2-940x627.jpg)

Thanathorn Juangroongruangkit
Foto: Reuters

En 2019, compitió contra Prayuth para dirigir al nuevo gobierno. Ese mismo año, su partido logró obtener seis millones de votos en las elecciones generales , ganando 81 de 500 escaños de la cámara representantes -la cámara baja de la Asamblea Nacional-, convirtiéndose en la tercera fuerza política más grande del país.

Poco después, se le prohibió a Thanathorn en convertirse en legislador tras ser acusado de poseer ilegalmente acciones en una empresa de medios de comunicación cuando se encontraba en campaña postulándose para formar parte de la cámara baja.

Su partido, Futuro Hacia Adelante, fue disuelto en febrero de 2020 -como ya se mencionó al principio de este texto-, por el Tribunal Constitucional por un préstamo ilegal de seis millones de dólares de Thanathorn a su partido. A él y a otros miembros de Futuro Hacia Adelante se les prohibió participar en la política tailandesa por 10 años. Críticos del gobierno, en su mayoría los jóvenes estudiantes, consideran estas maniobras como meras persecuciones políticas tras los opositores y disidentes.

Prayuth Chan-o-cha, el primer ministro tailandés.
Foto: EPA

Contra el que no debe ser nombrado

Además de las tres demandas ya mencionadas, la juventud tailandesa también ha exigido cambios en la monarquía, han pedido que sus poderes sean limitados y han exigido la reforma a la ley de lesa majestad que prohíbe las críticas a esta.

El rey Vajiralongkorn fue recién coronado en 2019. Ascendió al trono después de la muerte de su padre, el rey Bhumibol Adulyadej, ocurrida en octubre de 2016. Tras su coronación, Vajiralongkorn pidió revisiones para una nueva constitución que le otorgaron facultades de emergencia y, por ello, asumió el control personal de algunas unidades del ejército3 y de la Oficina de Propiedades Reales -órgano que gestiona las posesiones multimillonarias de la monarquía y en otrora gestionada de forma independiente.4

Él, es el mismo rey que se aisló de la COVID-19 unas semanas en un hotel de lujo con veinte concubinas. Este hecho causó indignación en Tailandia y en Twitter se volvió tendencia la etiqueta #PorQuéNecesitamosUnRey.5 Se conoce a la monarquía tailandesa por sus excentricidades y lujos.

![El rey de Tailandaia Maha Vajiralongkorn.](images/1572510702_071159_1572511338_noticia_normal.jpg)

El rey Maha Vajiralongkorn.
Foto: EFE

Volviendo al punto de la ley de lesa majestad, el artículo 112 del código penal tailandés hace referencia a esta ley cuyo contenido indica la sanción de hasta con 15 años de prisión para cualquiera que ose en difamar, insultar o amenazar al rey, a la reina, al heredero o al regente.6

No obstante, en las protestas se han atrevido a dirigir sus consignas contra el rey de una manera muy ingeniosa. El 3 de agosto, los jóvenes salieron a las calles disfrazados de Harry Potter y de otros personajes del mundo mágico. Llevaban sus replicas de varitas mágicas, cargaban con imágenes de Lord Voldemort -una clara analogía de la lucha contra el rey o contra ‘‘quien no deber ser nombrado’’- y se invitaba a los participantes a lanzar el hechizo Patronus como un gesto simbólico de protección de la democracia.

Jóvenes tailandeses disfrazados como magos y brujas del mundo mágico de Harry Potter durante la manifestación.
Foto: Reuters/Athit Perawongmetha

Uno de los organizadores de esta protesta recordó a un activista en el exilio:

‘‘Quiero que todos piensen en la sonrisa de Wanchalearm [Wanchalearm Satsaksit, defensor de los derechos humanos y exiliado en Camboya desde el 2014]. Piensen en las sonrisas de nuestros amigos que se han visto obligados a exiliarse en el extranjero. Piense en las sonrisas de nuestros amigos que piensan de manera diferente y se ven obligados a convertirse en personas para derrocar a Lord Voldemort. Piensen en las diferentes ideas de nuestros amigos, las sonrisas de nuestros amigos que fueron secuestrados y desaparecidos porque piensan de manera diferente, y apunten su varita hacia el cielo’’.7

A las protestas con referencia a la cultura pop como el saludo de tres dedos de Los juegos del hambre y la protesta con temática de Harry Potter, también se suma la protesta realizada el 26 de julio donde más de 1000 jóvenes participaron en la protesta "Corramos, Hamtaro" , durante la cual marcharon alrededor del Monumento a la Democracia, en Bangkok, adaptaron la letra y cantaron la canción de Hamtaro -la famosa caricatura animada japonesa sobre un grupo de hámsters- en la que denunciaban la opresión y la corrupción del gobierno, y mostraban su oposición a los golpes militares.8

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Jóvenes tailandeses mostando imágenes de Hamtaro.
Foto: Prachatai

Si bien la amenaza de un golpe de Estado siempre es latente, dado que están tan normalizados, hasta el momento no hay indicios claros de que esto suceda en lo inmediato, pues una gran parte de la población se ha limitado a observar y permanece atenta a lo que pueda suceder en las próximas semanas.

No obstante, debe tenerse en cuenta que la pandemia y sus efectos económicos han impactado en Tailandia y podría alentar a su población a sumarse a las protestas. Miles de tailandeses han perdido sus empleos y su industria turística también ha sido golpeada. Si se prolonga la pandemia los efectos podrían ser devastadores.

Como ya se dijo, la única forma en que pueden lograr resultados las protestas es si el movimiento cuenta con un respaldo popular importante, si no sucede así, las protestas se apagarán al igual que otras llevadas a cabo en años anteriores.

Aunque la cámara baja de Tailandia ya rechazó una moción para solicitar a Prayuth el inicio de negociaciones con los estudiantes, el primer ministro aseguró, el 4 de agosto, su disposición de entablar un diálogo con ellos en un foro público que se espera se lleve a cabo en este mes.9

Hay que permanecer atentos a lo que pueda suceder en un futuro.


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