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Luis Salgado
Dependencia económica de los países de América Latina con respecto a la capital
- Hablar de dependencia económica en Relaciones Internacionales suele ser asociado con los lazos comerciales.
Hablar de dependencia económica en Relaciones Internacionales suele ser asociado con los lazos comerciales existentes entre países. Por ejemplo, es un hecho bien conocido que México exporta gran parte de sus bienes a Estados Unidos. Tan solo en 2018, 80% de todo lo producido en el país se exportó a su vecino del norte. Tal carencia de diversidad trae consigo un grado de dependencia que, si bien podría resultar benéfico, es en realidad mayor la probabilidad de que la situación resulte contraproducente. Así lo apuntan los anales del 2008 y 2009, cuando México enfrentó su peor crisis económica en 70 años.
En medida la situación se agravó por la crisis internacional en la cual estaba inmersa gran parte de la comunidad internacional. Sin embargo, la razón detrás de tan cruento escenario radica en la amplia dependencia de México hacia Estados Unidos. Ante ello, la diversificación siempre es una buena herramienta para prever y lograr hacer frente a situaciones económicas adversas. Tal regla funciona lo mismo para socios comerciales que para focos económicos domésticos. Dicho de otra manera, los países que obtienen de su ciudad capital gran parte de su PIB están expuestos a un sinfín de posibles escenarios catastróficos.
Por ejemplo, Lima aporta cerca del 45% del PIB total de Perú. Esto significa que en caso de que algún desastre natural interrumpa las operaciones de dicha ciudad, el país entero sufriría las consecuencias de tal evento que bien podría parecer “aislado”. El escenario nos muy distinto para otros países como Chile, Venezuela y Uruguay.
Los efectos adversos no yacen únicamente en la vulnerabilidad del país frente a eventos impredecibles, sino que otro problema derivado de tal grado de dependencia recae en la centralización de recursos y desarrollo. Cuando existe un claro foco económico al interior de los países, este genera un efecto imán de migración y atracción de capitales que termina por generar altos índices de desigualdad. No es sorpresa alguna que en muchos países las capitales gozan alto grado de infraestructura y desarrollo, mientras que a la par coexisten regiones altamente marginales. Por ejemplo, el salario promedio en Moscú ronda los $1,100 dólares, cifra que se reduce a $100 al trasladarnos a las regiones más alejadas de la capital. Ciertamente, los peligros de un alto grado de dependencia son reales y han sido ya vislumbrados por distintos países. Un claro ejemplo de ello es China, la cual ha desarrollado un plan de zonas económicas especiales (ZEE) con el objetivo de crear una distribución del desarrollo económico.
Grado de dependencia en América Latina con respecto a la capital de cada país
País | Capital | % al PIB |
---|---|---|
Brasil | Brasilia | 3.6 |
Paraguay | Asunción | 15.59 |
México | CD. De México | 16.4 |
Argentina | Buenos Aires | 19.1 |
Ecuador | Quito | 22.11 |
Colombia | Bogotá | 25.8 |
Panamá | CD. De Panamá | 26.2 |
Bolivia | La Paz | 28.5 |
República Dominicana | Santo Domingo | 34 |
Venezuela | Caracas | 37 |
Chile | Santiago | 42 |
Costa Rica | San José | 45 |
Perú | Lima | 45.8 |
Guatemala | CD. De Guatemala | 46.76 |
Nicaragua | Managua | 48 |
Uruguay | Montevideo | 49.1 |
Belice | Belmopán | s/d |
Cuba | La Habana | s/d |
El Salvador | San Salvador | s/d |
Haití | Puerto Príncipe | s/d |
Honduras | Tegucigalpa | s/d |
Fuentes
Global Data Lab (2020) Consultado el 28 de marzo de 2021 en https://globaldatalab.org/
Banco Mundial (2020) Consultado el 27 de marzo de 2021 en https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.CD