Análisis
Gabriela Madera
Elecciones en Colombia: ¿una oportunidad para la izquierda?
- Las elecciones que tomaron lugar en Colombia parecen seguir la misma corriente de pensamiento civil que en la mayor parte de América Latina.
Las elecciones que tomaron lugar en Colombia parecen seguir la misma corriente de pensamiento civil que en la mayor parte de América Latina, partiendo del hartazgo general a la “política de siempre”. Cabe recordar que la región comparte un sentimiento de desesperanza ante el neoliberalismo, que surge tras los fallidos modelos de sustitución de importaciones que predominaron en la segunda mitad del siglo XX, durante el cual familias fueron orilladas a la pobreza mientras sus países vivían con gobiernos totalitarios, demagogos y corruptos.
Aunado a lo anterior, el factor sorpresa con los resultados de la primera vuelta se transformó en una realidad, producto de un sentimiento común por parte de los colombianos que se encuentran en búsqueda de una transformación en el país, derivando en la elección de Gustavo Petro como futuro presidente de Colombia. En tanto que especialistas políticos remarcaban que, sin importar los resultados, la contienda entre el candidato izquierdista y su contraparte, Rodolfo Hernández, se resumía en “un cambio contra otro cambio” (Turkewitz, 2022), Colombia se suma a otros países que han decidido inclinar la balanza política en la región quitándole peso a la derecha, la cual había permanecido históricamente al frente de América Latina.
¿Un presidente para los jóvenes?
Por otro lado, para comprender la importancia de las elecciones en Colombia, es necesario conocer a los principales candidatos, sus posturas políticas, así como las propuestas que presentaron ante el pueblo colombiano. Comenzando por el candidato de izquierda y futuro presidente, Gustavo Petro, quién logró en la primera vuelta electoral poco más de 8,5 millones de votos a su favor y logrando la victoría en la segunda vuelta con el apoyo del 50,44% del electorado (Mesa, 2022), fue alcalde de Bogotá en el periodo 2012-2016 y senador de la nación desde 2018 como resultado de su derrota ante Iván Duque por la presidencia (Turkewitz, J., 2022).
Para el público lector mexicano, lo anterior puede resultar familiar debido a las similitudes que comparte con la llegada del actual presidente Andrés Manuel López Obrador al poder ejecutivo, partiendo especialmente de la comprensión de que las poblaciones latinoamericanas buscan un cambio de la política tradicional de sus países, optando por figuras populistas con tendencias ideológicas de izquierda. Petro y López Obrador parecen compartir la misma perseverancia por llegar al poder de sus Estados, en el caso del mexicano, la victoria sería concedida hasta su tercer intento en las urnas tras un resentimiento poblacional ante los gobiernos anteriores y en búsqueda de “un voto de castigo”.
Aunado a lo anterior, que Petro obtuviera la victoria no fue ninguna sorpresa considerando que representa una figura de izquierda progresista en búsqueda de efectuar un cambio radical en la estructura e instituciones del modelo de gobierno colombiano. Lo anterior derivado de las desigualdades socioeconómicas en el país que comenzaron a tomar relevancia en la agenda política con los estallidos sociales de 2019 y 2021, y considerando los estragos que dejó la pandemia, la población civil se encuentra vulnerable por lo que favorece la directriz de cambio que se vea apoyada en propuestas populares.
Asimismo, el sector poblacional que se buscaba atraer mantiene coherencia con las propuestas destacadas de los candidatos durante su campaña electoral. En el caso de Petro resalta su alianza del Pacto Histórico, misma que parece alentar a la juventud a votar por él; esta hace énfasis en temas de interés contemporáneos como la agenda verde, subrayando su compromiso con los problemas medioambientales. Por otra parte, su acercamiento a la comunidad LGBT+, así como la elección de la candidata a vicepresidente, Francia Márquez, vislumbra un discurso alentador a un nuevo tipo de gobierno para Colombia.
En adición a lo anterior, sus propuestas se concentraban en la búsqueda de una conexión con la población colombiana y los problemas que enfrentan determinados grupos vulnerables, lo que genera un sentimiento de esperanza y representación para aquel sector poblacional que lo favorece en las votaciones. Configurándose así algunas de las razones que lo llevaron a su victoria el pasado domingo 19 de junio.
¿Rodolfo Hernández como respuesta a los problemas en Colombia?
Si algo puede destacarse del candidato líder de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, es su espíritu antisistema y poco convencional. Rodolfo Hernández resultó ser un candidato bastante interesante por la postura que llevó a lo largo de su campaña, la cual es verdaderamente difícil de delimitar dentro de un espectro político de derecha o izquierda.
Hernández, al igual que Petro, cuenta con un contexto político previo al haber sido alcalde de Bucaramanga en el periodo 2016-2019; un antecedente que puede haber influído en el resultado de la primera vuelta, en la cual obtuvo el 28% de los votos y que dio lugar a una segunda vuelta en donde contó con el 47,03% del apoyo electoral (Mesa, 2022). Un elemento que catapultó a Hernández, y que justamente lo diferenció de los otros candidatos, fue el hecho de que cuenta con un discurso antisistema donde denuncia la corrupción de la clase política, así como una narrativa de propuestas populistas más cercanas a la derecha.
La propuesta que abanderaba la campaña de Hernández parece ser aquella correspondiente a la lucha contra la corrupción, debido a su propuesta para la creación de una instancia gubernamental que tuviera la facultad de conceder la devolución de dinero recuperado tras realizar investigaciones en contra de la misma. A su vez, apoyaba un tipo de meritocracia al incentivar a las alcaldías mediante premios por la disminución del índice de corrupción. Sin embargo, su discurso se vuelve complejo al mencionar la posibilidad de hacer que el Fiscal fuera seleccionado mediante una votación popular, lo cual puso nerviosa a la población civil al implicar una reforma constitucional.
Los votantes colombianos, se encontraban en discernimiento con respecto a su elección para delimitar al candidato que quisieran ver como presidente, tomando en cuenta que el factor de violencia e impunidad es algo que parece tener peso en la decisión para ambos candidatos. En el caso de Hernández se hace referencia a algunos puntos destacados con respecto a la incertidumbre de concederle votos, ya que:
En la primera vuelta, el empresario de la construcción no quiso encasillarse en derecha o izquierda, pero sus ideas apuntan a rebajar gastos de políticos o reducir las embajadas y a una lucha frontal contra la corrupción, una de las grandes preocupaciones de los colombianos, pese a que él mismo está involucrado en un caso de contratación ilegal durante su gestión como alcalde que está aún por dirimirse en los juzgados.
Fue además suspendido temporalmente en dos ocasiones: por presunta participación en política en la campaña para su sucesión en Bucaramanga y por golpear a un concejal. (Reyes, Á.,2022)
Aunque Hernández cuenta con algunos antecedentes que lo ponen en tela de juicio, el caso de Petro no difiere mucho del anterior debido a su pasado como guerrillero, lo cual generaba descontento en la población que apoya a la oposición de este candidato.
¿Era el resultado esperado?
Las encuestas recopiladas por CNN le concedían una victoria reñida a Gustavo Petro ya que, según los indicadores estadísticos, Rodolfo Hernández estaría a escasos puntos de poder conseguir la presidencia (Loaiza, M.V., 2022). Los votos indecisos eran aquellos que podían marcar la diferencia entre quién lideraría el cambio en Colombia los próximos cuatro años, sin embargo, no resultó suficiente para cambiar las predicciones sobre el triunfo de Petro.
Lo anterior no sólo marca un hito en la historia política colombiana al colocar como dirigente del país a un candidato de izquierda, además, concede la oportunidad de otorgar mayor representación a uno de los sectores de la población con mayores índices de pobreza y marginación, al tener a la primera mujer afrocolombiana, Francia Márquez, al frente de la vicepresidencia del país. Es así como, entre la incertidumbre y la expectativa, el próximo 7 de agosto, Gustavo Petro, tomará posesión de la presidencia de Colombia.