Análisis
Luis Salgado
¿Es viable la permanencia de Putin en el poder?
- El auge de los precios del petróleo y el aumento de los ingresos que ayudaron a impulsar la popularidad de Putin en los primeros días de su presidencia son un recuerdo del pasado.
No es secreto alguno que el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, se encuentra en la búsqueda idónea para la retención de su poder. Al día de hoy, el mandatario ha ocupado la silla presidencial en 4 ocasiones incluyendo su actual mandato que está previsto a terminar en 2024. Adicionalmente, ha fungido como Primer Ministro en 2 ocasiones y fue nombrado presidente interino en aquella ocasión en que Boris Yeltsin renunció el 31 de diciembre de 1999.
En total, Putin ha estado detrás de las riendas de su país por poco más de 20 años. No obstante, analistas y miembros de la alta esfera rusa prevén que el mandatario decida continuar dirigiendo de alguna u otra forma las políticas del país. El problema radica en que pese a haber estado en el poder por tanto tiempo, existe un ente más poderoso que el mismo Putin: la constitución rusa.
Por ello mismo, el 15 de enero del 2020, durante su discurso anual a la nación, el presidente tomó a todos por sorpresa. En una primera instancia, por jugar con la ley más alta de Rusia; y en segunda, por el momento de tal anuncio, cuatro años antes de que tuviera que renunciar, lo que tomó a la gente con la guardia baja.
La permanencia en el pasado ruso
El destino de Nicolás II sería mucho más que trágico.
No se trata para nada de una cuestión menor, el tema ha atormentado a los líderes rusos durante siglos. Existe un riesgo obvio de quedarse por mucho tiempo. Muchos de los zares de Rusia habrían hecho bien en haberse retirado antes de tiempo, antes de construir enemigos poderosos que los estrangularon (Pablo I), bombardearon (Alejandro II) o dispararon, apuñalaron y rociaron con ácido (Nicolás II). En el período soviético, fueron los hombres que estuvieron demasiado cerca de tomar el poder, quienes a menudo fueron asesinados. Más recientemente, el asesinato del ex viceprimer ministro, Boris Nemtsov, en la calle frente al Kremlin en 2015, proporcionó un recordatorio aleccionador de que la violencia política relacionada con las cuestiones de sucesión no se limita a los libros de historia.
¿Por qué no convertirse en presidente de por vida? Es un camino que ha sido recorrido por muchos dictadores antes que él. Sencillamente porque Putin se opone. En una ocasión dijo a la prensa «Sería alarmante volver a la situación a mediados de la década de 1980, cuando los líderes del estado permanecieron en el poder hasta el final de sus días sin haber proporcionado las condiciones necesarias para la transformación del gobierno «. Putin tenía en mente, por supuesto, a la sucesión de líderes soviéticos: Leonid Brezhnev, Yuri Andropov y Konstantin Chernenko, quienes eran tan viejos y estaban tan enfermos que el gobierno se detuvo tras la muerte de cada uno de ellos. De hecho, en su momento, el presidente de los EE. UU., Ronald Reagan, bromeó diciendo que ni siquiera podía negociar con los líderes soviéticos porque «seguían muriendo durante su mandato».
¿Cuáles son los cambios constitucionales que se avecinan?
Los necesarios para realizar una transición fluida, es decir, modificaciones que redistribuirían el poder dentro del gobierno ruso, dando más autoridad a las posiciones que Putin podría asumir cuando su mandato presidencial expire en 2024.
Una opción para Putin es volver al rol de primer ministro y fortalecer los poderes de ese puesto. Aunque para él, esta opción sería arriesgada, dado que el parlamento y su jefe tienden a ser culpados por los malos servicios públicos y las decepciones económicas. Adicionalmente, es probable que el Putin del 2024 no esté interesado en atender las responsabilidades cotidianas de dirigir un gobierno.
La opción más probable es que Putin asuma un nuevo rol como jefe del Consejo de Estado, un organismo que creó en 2000 para asesorar al presidente, pero que por ahora tiene poca influencia. La idea de que Putin hiciera la transición a una posición relativamente simbólica había estado flotando por el Kremlin durante algún tiempo. Y dando crédito a la teoría, en su discurso, Putin hizo un llamado para mejorar las facultades del Consejo de Estado.
Esta vía se parecería a la transición del poder en Kazajistán en 2018. Allí, el presidente Nursultan Nazarbayev gobernó durante casi 30 años. Antes de renunciar, Nazarbayev fortaleció los poderes del Consejo de Seguridad del país y luego se convirtió en presidente del cuerpo de por vida, lo que lo convertió en un agente de poder efectivo de Kazajistán.
Necesidad de resultados para la transición de poder
Mishustin, el nuevo Primer Ministro, parece muy adecuado para cumplir donde el anterior Primer Ministro fracasó, especialmente en términos de la implementación de los llamados proyectos nacionales del Kremlin: un plan de infraestructura y gasto público masivo de $ 400 mil millones de dólares. La pobreza, la expansión económica y el aumento del crecimiento de la población fueron fundamentales para su última campaña presidencial. Hasta ahora, el gobierno no ha implementado adecuadamente esas medidas. Al nombrar a Mishustin, Putin espera que su nuevo primer ministro pueda estar a la altura de su reputación y luchar contra la burocracia rusa para obtener resultados en los proyectos nacionales.
El auge de los precios del petróleo y el aumento de los ingresos que ayudaron a impulsar la popularidad de Putin en los primeros días de su presidencia han pasado en gran medida. Los ingresos disponibles en Rusia todavía están por debajo de lo que eran en 2013, y la combinación de las sanciones occidentales y los precios bajos del petróleo han ayudado a atenuar las perspectivas económicas del país.
El malestar y la reacción contra el gobierno también han crecido. El año pasado se produjeron las protestas callejeras más sostenidas en el país desde las manifestaciones contra el regreso de Putin a la presidencia en 2011 y 2012. Las encuestas también han demostrado que el público desconfía de los canales de televisión estatales, y Putin ha visto caer su popularidad a un 68% desde el anterior 82% que mantenía. Esto según el Centro Levada, un encuestador independiente con sede en Moscú. Medvedev, mientras tanto, deja su cargo como primer ministro con una calificación de 38%, según la misma encuesta.
Mishustin como primer ministro refleja las preocupaciones del Kremlin sobre la disminución de los niveles de vida en el país y la opinión pública negativa hacia el gobierno.
Pese a hacer públicas sus intenciones con anticipación, la permanencia de Putin no está del todo garantizada. No obstante, de concretarse, tal evento trascendería a nivel internacional en dos planos principalmente: el político y el económico.
No existe duda alguna del poder disruptivo que ha ejercido la Rusia de Putin, más notoriamente en sus últimos dos mandatos, donde el presidente ha logrado sembrar discordia entre Europa y Estados Unidos. No solo ello, sino que además ha dirigido sabiamente la política exterior rusa al realizar una alianza estratégica con China, de quien hoy día se presume, será quien aseste una fuerte estocada al “occidente clásico”.
Pese a condiciones económicas domésticas no muy favorables (en mayor parte debido a sanciones económicas impulsadas por Estados Unidos), la continuación de Putin en el poder dará pie a dinámicas económicas internacionales mucho más marcadas en la década en curso. Así lo demuestra su personalidad aguerrida que ha apostado por la continuación, contra todo pronóstico, del nord stream 2; así como “la guerra de crudo” que ha surgido a raíz de la pandemia generada por el virus covid-19.
Resulta difícil imaginar cuán diferentes hubieran sido ciertos acontecimientos internacionales, como lo fueron la Guerra en Siria, la anexión de Crimea y la construcción del nord y south stream de haber estado alguien diferente de Putin a la cabeza. Por esto mismo, también resulta perplejo imaginar el futuro de Rusia sin él. Solo el tiempo decidirá si hemos de presenciar tal escenario, o continuar imaginándolo.
Fuentes
Goldman, M. (2010) Petrostate: Putin, Power, and the New Russia. Oxford University Press: Londres.