La migración entre México y Estados Unidos: una desgracia para las familias migrantes

La migración es un fenómeno que siempre ha existido, es parte de la naturaleza del ser humano mantenerse en movimiento, sin embargo, los flujos migratorios alrededor del mundo han crecido de manera exponencial en los últimos años. Datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados indican que hasta noviembre del 2021 se tenía el registro de más de 84 millones de personas que se habían visto en la necesidad de migrar por diversos factores. (ACNUR, 2021).

Existen regiones del mundo cuya actividad migratoria es más fuerte que otras, por ejemplo la zona de Medio Oriente, en específico el área de Siria y Afganistán, han registrado cifras inimaginables. No obstante, en territorio nacional también existe un alto flujo de migrantes debido, principalmente, a la posición de México como país de tránsito para todas aquellas personas provenientes de Centroamérica que buscan llegar a los Estados Unidos.

En 2019, durante la administración de Donald Trump se firmó un acuerdo en el que México se comprometía a desplegar fuerzas de la Guardia Nacional a lo largo de toda la frontera sur del país con el objetivo de contener el paso de centroamericanos indocumentados y a aplicar de forma rigurosa la ley migratoria y el Protocolo de Protección a Migrantes (MPP). Por su parte, el gobierno estadounidense se comprometió a continuar trabajando con México y contrapartes regionales e internacionales para abordar las causas fundamentales de la migración de Centroamérica (Pachico, 2021).

Se esperaba que con la entrada del presidente norteaméricano Joe Biden la política migratoria de este país fuera un poco menos restrictiva de manera que se pudiera trabajar en favor de los migrantes y de la mano con México, sin embargo, esto no ha sucedido y se ha implementado un nuevo protocolo llamado Remain in Mexico, en español “Quédense en México”, aún cuando la responsabilidad no debe recaer en el gobierno mexicano, ya que se trata de un compromiso conjunto entre países expulsores y receptores de migrantes.

El impacto que hasta hoy en día tiene esta política en la comunidad migrante es terrible; la situación humanitaria ha empeorado y desafortunadamente también han aumentado los riesgos sanitarios y de integridad física, como los siguientes:

1. Una de las principales causas de la migración centroamericana inicia en el momento en el que se niega la entrada al territorio nacional hasta que el migrante presente una solicitud oficial de refugio, comprobando que es imposible que permanezcan en su país de origen, obligándolos a permanecer en ciudades fronterizas donde es de conocimiento público que el crimen organizado tiene presencia y busca reclutar personas para la venta de drogas o que se conviertan en víctimas de secuestro.
2. Ya estando en ciudades fronterizas del norte de México e incluso en Guatemala o Belice, los campamentos o casas de migrantes establecidas para las personas en espera de solicitud de asilo o refugio, se encuentran en una situación precaria, lo que aumenta los riesgos sanitarios. En la actualidad bajo el contexto de la pandemia de Covid-19, no se puede garantizar la sana distancia en estos lugares debido a la aglomeración de personas que se ha registrado como consecuencia a la restrictiva política migratoria impuesta por Estados Unidos. Se debe considerar que el riesgo sanitario no solo incluye la situación actual de Covid, sino que se encuentran muchas otras enfermedades como tuberculosis, influenza, hepatitis, herpes, entre otras.
3. Por otro lado, existen abusos de poder por parte de las autoridades mexicanas y estadounidenses. Se tiene conocimiento de que agentes de suguridad violentan los derechos humanos de los migrantes a través de transgreciones fisicas y verbales. A lo anterior, se suman las mujeres como grupo vulnerable, las cuales son más propensas a sufrir agresiones de tipo sexual. Este factor indica una violación sistémica a los Derechos Humanos de las y los migrantes, que en suma a otras circunstancias ya mencionados como la falta de sanidad, trato digno, falta de eduación, entre otros, no debe de quedar impune.
4. Ahora bien, el racismo y la xenofobia son otros elementos que se deben considerar al momento de analizar la migración puesto que son consecuencias sociales que sufren las y los migrantes al momento de entrar a un país diferente al suyo. Desafortunadamente, se ha creado una concepción social tanto en México como en Estados Unidos, sobre los migrantes que no es adecuada. Se piensa que son delincuentes, que llegan a robar empleo, y por lo tanto, representan una amenaza inminente para la población local. Esto se debe en gran medida a la desinformación que se tiene en torno al tema de la migración pues es evidente que estas personas emigran por necesidad y miedo, porque les es imposible permanecer en su país ya que su vida corre riesgo y deciden salir en busca de nuevas oportunidades para sus familias. Es tal el nivel de desesperación que en ocasiones hay padres que envían a sus hijos solos, aún conociendo todos los riesgos y obstáculos que se presentan en el camino.
5. Los niños y niñas que emprenden su camino hacia Estados Unidos son los más vulnerables y un tema que debe de ser considerado una prioridad para los países receptores de migrantes, pues las cifras se encuentra en aumento. De acuerdo a datos de Save the Children, la movilidad de niñas y niños migrantes menores de 12 años se multiplicó por seis en 2021, al pasar de 4,985 infantes en 2020 a 32,309. (Forbes, 2021). Usualmente son los niños y niñas los que son buscados por el crimen organizado, ya que son mucho más fáciles de convencer a cambio de dinero, alimento o un lugar en donde vivir y aparentemente ser protegidos, aunque la realidad es completamente diferente.

En definitiva la política migratoria entre Estados Unidos y México es un tema que se debe replantear de manera que, si bien se tengan ciertas restricciones y registro concreto de las personas que buscan oportunidad en ambos países, este proceso se de bajo el respeto de los Derechos Humanos, la protección y acompañamiento a las y los migrantes con el fijo objetivo de detener actos inhumanos.

Las consecuencias sociales son muchas y desafortunadamente la mayoría son de carácter negativo debido a que no se considera el enfoque humanitario al momento de la creación de las diversas políticas en materia.

El enfoque humanitario debe de ser la prioridad de estas políticas, claro, sin descuidar los intereses nacionales. Seguir las recomendaciones emitidas por organismos internacionales especializados como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, es también fundamental para un desarrollo digno de las políticas y de las personas migrantes.