Artículo 23: La controversial ley de seguridad nacional de Hong Kong

Con 88 votos a favor, el pasado martes 19 de marzo, se aprobó por unanimidad una nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong, el controversial Artículo 23, una ley que busca penar los delitos de traición, insurrección, espionaje, injerencia de países externos, secretos de Estado y sedición nacional.

La aplicación del Artículo 23, le dará plena facultad al gobierno del semi autónomo Hong Kong, así como accesibilidad de control a China, un argumento que solidifica los intereses proteccionistas del Gigante Asiático sobre sus protectorados, pero que amenaza a la democracia nacional hongkonesa.

La aprobación de la ley establece que a partir de este sábado 23 de marzo, ésta se pondrá en marcha en el país, sin embargo, a pesar de tener gran aceptación por la cámara de legisladores, se trata de una ley que ha recibido críticas y rechazo por gran parte de la población, sobre todo por parte de activistas, países extranjeros y demás actores de la comunidad internacional.

Hong Kong: un país, dos sistemas

Hong Kong, actualmente un protectorado administrado por la República Popular China, en el pasado configuraba como una ex colonia británica hasta el año 1997 que fue devuelta a los chinos, con la condición de que el país gozara de una autonomía jurídica y legislativa con temporalidad de 50 años.

Dicho acuerdo, favoreció en mayor medida el crecimiento económico de Hong Kong, quien pasó a ser uno de los centros globales en el mundo de los negocios y con una de las bolsas de valor más cotizadas del sistema. Lo anterior le ha permitido a su vez ser uno de los protectorados con mayor autonomía y goce de libertades de China en contraste con Macao, e incluso se trata de un territorio cuya libertad de expresión, a pesar de haber sido condicionada, es menos limitada en comparación con la de la misma China.

No obstante, dicha autonomía y libertades, vulnera los intereses del Gigante Asiático, así convirtiéndose Hong Kong, en un centro de inestabilidad que amenaza el orden chino. Desde hace años, la población hongkonesa, motivada por un sentimiento de mayor libertad, exige a China mayor autonomía. Como consecuencia, Pekín se vio motivado a imponer una ley de seguridad en el año 2020 la cual retomaba algunos elementos del Artículo 23, como lo fue la penalización de sesión, terrorismo, subversión y colusión de fuerzas extranjeras.

La ley de seguridad nacional de Hong Kong (NSL), a la par que la actual, otorgaba a China mediante el Partido Comunista, amplia capacidad de reprimir una diversidad de crímenes políticos e infundir castigos severos que iban desde años en prisión, hasta encarcelamientos de por vida, dependiendo de la gravedad del delito. Este precedente, ha reducido en gran medida el Estado de Derecho en la región de Hong Kong, promoviendo olas de migrantes jóvenes eruditos y activistas que han huido desde ese entonces, motivados por un miedo ante posibles castigos de esta severa ley. Ahora, con el reforzamiento de esta mediante la adaptación y actualización con el Artículo 23, los Derechos Humanos de la población se ven mucho más vulnerados.

Represión a los Derechos Humanos, una ley draconiana

La ley actual, el Artículo 23, retoma los fundamentos de la NSL. Se trata de una adaptación que va más allá de la censura de contenido y control sobre el espionaje. La nueva ley, la cual añade 39 crímenes como amenaza a la seguridad nacional, presume ser necesaria para llenar las lagunas legales con las cuales cuenta Hong Kong en su jurisdicción, no obstante, se trata de un mecanismo mucho más severo, al grado de ser categorizado como una ley draconiana y criticada sobre todo por Organismos Internacionales y no gubernamentales.

Declive de la democracia, privación al libre albedrío, violación al derecho de libertad de expresión, promoción de la represión, fragilidad de los derechos de los reporteros y periodistas, son algunos de los derechos que más se ven vulnerados.

Además de ello, se ven afectados los protocolos de detención de individuos en sospecha, los cuales de 48 horas han pasado a ser hasta de 16 días y, por último, de acuerdo con informes de Al Jazeera, esta nueva ley también aplica para acciones que tomen lugar fuera de Hong Kong siempre y cuando sean actos cometidos por residentes y/o negociantes, a quienes se les han descrito en diversas ocasiones, como elementos “Anti-China”.

Una respuesta al espionaje occidental

La ley nace como respuesta por frenar las amenazas a la seguridad nacional, uno de los principales objetivos que busca Hong Kong bajo la influencia de China desde hace años. Las recientes tensiones entre China y Estados Unidos, así como la puesta en marcha de planes que permitan fortalecer sus preceptos de seguridad nacional, han orillado a ambos países a fortalecer sus mecanismos de seguridad internacional, bajo el constante sentimiento de incertidumbre que perdura en la arena internacional.

Mediante este argumento, Hong Kong adopta en su discurso, la preocupación y necesidad de construir una defensa nacional, de la mano de fortalecer la protección de asuntos internacionales y su diplomacia nacional frente a demás Estados extranjeros.

Estados Unidos, ha sido uno de los opositores de esta nueva ley, argumentado desde su Departamento de Estado, que el sobre proteccionismo que promueve el Artículo 23, impactaría negativamente al cierre de una sociedad y economía abierta por la que tanto ha trabajado Hong Kong en los últimos años, a su vez, resaltando el daño que significaría para los intereses americanos en la región, en términos comerciales.

Hong Kong ve una victoria en la aplicación de esta nueva ley, la cual a pesar de poner en riesgo los derechos humanos de su población, resulta ser un mecanismo efectivo en caso de existir sospecha de intervencionismo extranjero de la mano del espionaje, y como consecuencia, percibe la seguridad nacional de Hong Kong con un sistema nacional de seguridad mucho más competente y reforzado.

No obstante, a pesar de ser fundamentada mediante el argumento de fortalecimiento de la seguridad nacional, y orden a las lagunas legales del país, el Artículo 23 demuestra ser una medida que atiende los intereses chinos y atenúa el sentimiento de búsqueda de la autonomía de un Hong Kong, que siempre se ha inclinado más hacia la consolidación de una democracia.