Opinión
Karla Alvarado
La importancia de la perspectiva de género en las Relaciones Internacionales
- El estudio de las RRII está marcado por la preeminencia de las teorías tradicionales que enfrascan el entendimiento de la realidad internacional en la perspectiva estatocéntrica que privilegia al hombre.
¿Cuántas veces hablaste o has hablado de género durante tus clases de teoría(s) de las Relaciones Internacionales (RRII) o introducción a las RRII? Me atrevo a decir que prácticamente nunca, o si lo haz hecho ha sido de forma opcional, marginal y borrosa, ¿por qué? Si bien no existe una única respuesta a esta pregunta, es crucial ponerla sobre la mesa para romper con los patrones ideológicos patriarcales implícitos en la enseñanza y entendimiento de esta disciplina que está plagada de concepciones machistas. Uno de los problema que impiden el cambio en el estudio de ésta recae, entre tanto, en el amplio rechazo académico de expandir los horizontes del estudio de la realidad internacional y utilizar nuevos enfoques, particular el de género. Así que los y las internacionalistas tenemos la responsabilidad de contribuir a los cambios que nuestra disciplina amerita.
El estudio de las RRII está marcado por la preeminencia de las teorías tradicionales, particularmente el realismo y el liberalismo, que enfrascan el entendimiento de la realidad internacional en la perspectiva estatocéntrica que privilegia al hombre como el ser racional por excelencia que tiene la capacidad de tomar decisiones, hacer política y establecer las bases institucionales de un sistema patriarcal que le garantiza su condición de superioridad.
La base teórica de los y las internacionalistas se basa en las premisas de dichas teorías que dejan fuera del juego a las mujeres por ser consideradas el sexo débil que se debe proteger y cuya ocupación primordial se encuentra en la casa, pues sus capacidades se limitan a cuidar a los hijos y a las labores domésticas. Asimismo, quedan fuera del espectro de tal masculinidad privilegiada aquellas persona que presenta características diferentes a las de un “hombre” convencional, pues se les compara con la debilidad de las mujeres y por lo tanto no se les puede tomar en cuenta. Aunque en primera instancia dichas teorías sentaron las bases de la disciplina, es tiempo de dar vuelta a la página y cuestionar lo que se ha aprendido y cómo lo hemos hecho también.
Si bien con el tiempo se ha logrado un avance en la incorporación de los estudios de género en las RRII, la posibilidad de igualar el papel de las mujeres en el plano internacional todavía está muy lejano, pues la inclusión de nuevas teorías que ponen en tela de juicio la superioridad masculina en la disciplina se han introducido paulatinamente y se les ha dado un lugar secundario, por lo que las relaciones de poder sistmémicas siguen marcando el estudio y análisis de los fenómenos globales.
Uno de los campos más relevantes para las RRII es el de la seguridad que ha sido reservado para los hombres, pues de acuerdo a las concepciones patriarcales, son ellos los encargados de proteger, en primera instancia, a la mujer, y a todos los seres inferiores a ellos. Hasta la fecha, el estudio de la seguridad privilegia “la seguridad nacional, que está íntimamente relacionada con una visión estatocéntrica, sigue siendo la aproximación dominante y por tanto establece e influye en las agendas internacionales y políticas públicas” (Marchand, 2013, 73). Aunque ha habido un cambio en el entendimiento del concepto de seguridad y se ha buscado ampliarlo al de “seguridad humana” o “seguridad integral”, los límites de las RRII impiden un verdadero estudio inclusivo e interseccional.
Como bien apunta Gabriela de lima Grecco (2020), en las últimas décadas, el rol específico de las mujeres en las relaciones internacionales ha recibido más atención y las teorías feministas han ganado terreno en el debate intelectual de las RRII, lo que ha contribuido a una sensibilización general hacia la incorporación del análisis de la categoría de género en la disciplina. Lo anterior, representa un avance significativo para los estudiosos de la sociedad internacional, pues uno de los rasgos característicos de la disciplina había sido la invisibilización de las estructuras de género que impactan a hombres y mujeres de forma distinta.
Asimismo, dicha autora apunta acertadamente que la inserción de la perspectivas de género se han llevado a cabo gracias a la irrupción del llamado “cuarto debate” que abrió una nueva oportunidad para pensar lo internacional desde miradas más críticas e inclusiva, tales como el feminismo liberal, el feminismo constructivista, el feminismo posmodernista, el feminismo postcolonial, el feminismo descolonial (o feminismo periférico), la teoría queer y el enfoque sobre las masculinidades. Así, por ejemplo, las teóricas post y descoloniales pretenden desestabilizar los discursos hegemónicos sobre una supuesta experiencia universal de las mujeres pero, ¿cuál es la importancia de ello?
Analizar las relaciones internacionales desde una perspectiva de género permite reducir los límites de las RRII y generar un entendimiento “multidimensional, en el sentido de reconocer las diferencias y elementos comunes respecto a las experiencias de las mujeres, hombres y disidentes sexuales desde diferentes latitudes” (Grecco, 2020, 140). Con ello es posible visibilizar el mundo en su totalidad y encontrar verdaderas soluciones, ya que la complejidad global es exacerbada cada vez más por los avances tecnológicos y la globalización que sin excepción alguna afectan a todas las personas de diferente manera.
En este entendido, es crucial adoptar un enfoque interseccional para hacer visibles los mecanismos y las relaciones de dominación y subordinación, y dar voz y visibilidad a personas o grupos subalternos (Marchand, 2013, 64). Pero la deconstrucción de ideas y visiones convencionales debe venir acompañada de nuevos preceptos que verdaderamente permitan entender el mundo actual, así que es de suma importancia que todos y todas las internacionalistas se atrevan a criticar los valores y las dinámicas patriarcales sobre las cuales se estructuran los bastiones teórico-metodológicos de la disciplina que deberían evolucionar al ritmo de los cambios en el mundo.
Fuentes
NA