Beneficios económicos que obtienen los países sede de la Copa Mundial de Fútbol

Desde una tanda de penaltis después de jugados ciento veinte minutos de tiempo reglamentario en Berlín hasta Mario Götze anotando el único gol en la final de Río de Janeiro para coronar a Alemania y destrozar los sueños de la nación argentina; el Mundial de Fútbol es uno de los espectáculos más importantes del planeta. Con una audiencia de hasta 1,120 millones de personas (FIFA 2018), el impacto de este evento deportivo en la sociedad es innegable, y lo es más en el desarrollo económico del país o países involucrados en la organización.

Es común pensar que la gloria se la lleva la selección del país ganador pero no hay que pasar por alto a los vencedores intrínsecos, los organizadores. La tarea de planificar un Mundial de Fútbol es colosal, no sólo tiene que presentarse la iniciativa con tiempo y estimados que pueden o no materializarse en el período deseado, sino que significa un movimiento sensible para la economía del país que se mostró como voluntario para alojar la competencia futbolística. Cualquier desacierto puede comprometer la reputación del torneo e incluso dar un paso hacia atrás en el desarrollo económico del anfitrión, sin embargo, cuando se hace de manera correcta, los beneficios son para nada modestos.

Turismo

Es probable que sea el primer beneficio que se menciona cuando se habla de un Mundial de Fútbol. Por ejemplo, Catar espera alojar 1.2 millones de turistas durante el próximo certamen mundialista, casi la mitad de su población actual (Reuters 2022). Con esa cantidad de personas entrando al país árabe, se esperan reproducir los 14,000 millones de dólares que Rusia sumó a su economía en 2018 una vez terminado el torneo. Si bien estos números son impresionantes por su cuenta, hay que recordar que el turismo tiende a caer en picada a sus números originales una vez acabado el evento. (Adentuji 2022)

Sin embargo, de manera indirecta, el ser anfitrión del torneo brinda un efecto secundario curioso: los países obtienen viajeros adicionales hasta dos años después de que el mega-evento haya terminado. Esto es porque el Mundial no sólo sirve para atraer personas, también para mostrar que el país está más que dispuesto a recibir turistas e inversionistas extranjeros, de manera que se proyecta a la comunidad internacional como un actor abierto a los negocios.

Infraestructura

Este beneficio es, en parte, consecuencia del turismo. Albergar tantos aficionados es una tarea fácil para algunos países y monumental para otros. Por un lado, a modo de ejemplo, se encuentra Francia, que tuvo que construir el Stade de France en 1998, cuando fueron anfitriones del Mundial que ganaron con dos tantos de Zinedine Zidane y uno de Emmanuel Petit; por otro, está Catar, que construyó siete nuevos estadios para el 2022, con énfasis en el Doha Stadium. Debido a su desarrollo histórico, así como su fuerza económica y de trabajo, Francia no invirtió ni la mitad de lo que Catar al ser anfitriones en la Copa del Mundo. (White 2014).

El gasto en infraestructura es una inversión a largo plazo que solidifica la calidad de vida para la población de un país al crear carreteras, mejorar el alumbrado público y brindar nuevas rutas de transporte. No obstante, puede llegar a remarcar la falta de planeación en caso de no llevarse a cabo de manera correcta y anticipada. La construcción de carreteras, aeropuertos y hoteles para albergar a tantas personas varía entre países según su desarrollo. Los Estados Unidos de América gozaron de gastos mínimos en infraestructura para el Mundial de 1994, Japón y Corea del Sur utilizaron 4,500 millones de dólares. Brasil, por su parte, gastó casi mil millones de dólares en el Estadio Nacional de Brasilia Mané Garrincha, que albergó el partido del tercer lugar del campeonato y que ahora es usado como estacionamiento de autobuses. (Zimbalist 2015)

Empleos e impuestos

Llevar a cabo lo mencionado con anterioridad es una labor ardua que requiere gran cantidad de personas, por lo que la construcción o remodelación que implica ser la sede del Mundial genera empleos en las economías anfitrionas. El Mundial de Rusia en 2018 brindó 200,000 empleos nuevos en el país; Alemania reportó la creación de 500,000 y Sudáfrica mencionó 159,000. La llegada de la competencia futbolística más importante del planeta brinda consigo una enorme necesidad de personal, tanto mano de obra como prestadores de servicios para controlar y aprovechar el flujo de personas que entrarán al país. (Suárez 2022)

Aquellos Estados que posean el beneficio de tener infraestructura turística, como zonas de bares y restaurantes, aprovechan el evento para recaudar impuestos generados durante el certamen. La derrama económica del consumo de los turistas y locales en ciertas ciudades significa un beneficio para el gobierno, quien estará recibiendo un adelanto de su inversión al inicio del torneo, cuando todas las selecciones y aficionados se encuentran en el país, llenos de esperanzas y sueños sobre ganar el trofeo.

Un gol fuera del área en propia puerta

Para el Mundial de Norteamérica en 2026, se espera que cada ciudad que albergue al menos un juego del Mundial de Fútbol gozará una derrama económica de entre 160 y 620 millones de dólares, con un impacto neto que va de 90 a 480 millones una vez descontados los costos e impuestos correspondientes. México tendrá la oportunidad de aprovechar diez partidos en tres ciudades ya seleccionadas (Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey) para mostrarse como un país dispuesto a mantener un ritmo de turismo constante y atraer más inversión extranjera al país.

En total, el torneo de la Copa del Mundo es un mega espectáculo que representa un movimiento sensible que debe ser ejecutado correctamente para evitar sumir a un país en la deuda. El Mundial es una verdadera prueba de fuego para la economía de los Estados, aunque a veces puede ser compartida en coaliciones, como fueron la de Japón y Corea del Sur en 2002 y como será entre Canadá, México y Estados Unidos durante el 2026.