Análisis
Patricio Martínez
El nuevo conflicto a los pies de Rusia – Armenia y Azerbaiyán
- Aunque las tensiones entre los dos países habían sido nulas por años, ahora podría desatarse una nueva guerra.
Nuevamente surge la amenaza de un conflicto abierto entre las fuerzas armenias y azerbaiyanas por la región en disputa de Nagorno Karabaj, uno de los principales conflictos post soviéticos que cumple ya más de tres décadas en el sur del Cáucaso.
Durante las última dos semanas las partes en conflicto han intercambiado fuego en el incidente más grave desde 2016, cuando por cuatro días la amenaza de un conflicto a gran escala se ciñó sobre la región.
Para entender este conflicto es necesario analizar la historia de la región y el papel que juegan naciones más influyentes en el control de los diferentes grupos étnicos que se entremezclan ahí. La zona del Cáucaso ha representado el punto de choque entre tres grandes Estados: Rusia, Turquía e Irán. A través de la historia las tres naciones han buscado cimentar su influencia sobre la región.
Los orígenes más modernos del conflicto se sitúan hacia el final de la Primera Guerra Mundial y el colapso de los imperios ruso y otomano. La región vio un tumultuoso período de control turco, británico y francés, la formación de la efímera república Transcaucásica que sucumbió ante las tensiones étnicas y enfrentamientos que dieron paso a las igualmente efímeras repúblicas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán. Para 1922 las tres habían quedado nuevamente bajo el poder de Moscú, que ahora buscaría dar una estabilidad en una región históricamente difícil de controlar.
La creación de las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán dieron un relativo sentido de identidad étnica a los tres pueblos, pero la delimitación de las fronteras constituyó un problema, especialmente en la región histórica conocida como Artsaj para los armenios y Karabaj para los azerbaiyanos.
En 1923 Iósif Stalin creó, oficialmente, el Oblast Autónomo de Nagorno Karabaj dentro de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán con unas fronteras que garantizaban que tendría una mayoría armenia rodeada de territorio azerí. Un claro ejemplo de “divide y vencerás” que Stalin utilizaría posteriormente.
A pesar de esto, la región se mantuvo en una relativa calma mientras la influencia de Moscú se mantuvo fuerte en la región, situación que dio un giro durante la década de los 80 con la influencia central del gobierno soviético debilitándose en las regiones periféricas, particularmente el Báltico y el Cáucaso.
En Karabaj resurgió la cuestión de si el oblast debía ser unido como un enclave armenio, tal como lo era el exclave azerí de Najicheván. Las manifestaciones públicas aumentaron así como los primeros choques étnicos violentos que desembocaron en pogromos contra los armenios en Azerbaiyán y los azeríes en Armenia. Todo eso a la vez que ambas repúblicas buscaban hacerse de la mayoría étnica de la región.
Si bien este conflicto ha estado de manera oficial en un cese al fuego desde mayo de 1994, la realidad es que desde entonces se han dado de manera casi diaria pequeñas escaramuzas y choques a lo largo de la línea de contacto entre las fuerzas de la República de Artsaj y las de Azerbaiyán
Dado el tamaño físico de los países, las áreas en conflicto representan un gran porcentaje de territorio.
El cese al fuego de 1994 mediado principalmente por Rusia ha mantenido a la región en un estado estático roto ocasionalmente por choques violentos como el que ocurre a continuación. Pero la situación ha cambiado en los últimos 25 años, Azerbaiyán ha experimentado un gran crecimiento económico fruto de la explotación de sus yacimientos de petróleo y gas, con el cual ha modernizado sus fuerzas armadas y llevando cabo una fuerte campaña de propaganda sobre una eventual recuperación de sus territorios. A esto el país ha sido apoyado por otras naciones como Ucrania, Turquía, Israel y Rusia, si bien en un grado menor que en décadas anteriores.
Armenia, por su parte, ha quedado estancada económicamente debido a un bloqueo impuesto por Turquía teniendo que apoyarse en Irán y Rusia principalmente. Si bien en un inicio podría considerarse a los más recientes choques como otra violación del cese al fuego, la reacción de Azerbaiyán ha sido mucho más activa que en casos anteriores, principalmente entre la población.
En medio de la crisis del coronavirus, miles de azerbaiyanos salieron a las calles de Bakú pidiendo a su gobierno ir a la guerra contra Armenia mientras gritaban insultos anti armenios. En Armenia por su parte, la reacción pública fue más moderada pero de igual forma inflexible ante la cuestión de la defensa de Artsaj/Karabaj.
Es probable que Rusia vuelva a mediar un alto al fuego entre ambas partes, en medio de una crisis sanitaria mundial que ha afectado especialmente a Rusia, un conflicto abierto justo a sus puertas está en el menor interés de Moscú, que ya tiene uno abierto en la región del Donbás.
Armenia se muestra de igual manera renuente a montar una ofensiva a gran escala, igualmente afectada por la cuestión del virus, el país no se encuentra en las mejores condiciones para tal escenario.
Azerbaiyán es quizás el caso más interesante. Gobernado por la familia Aliyev desde 1994, su economía se basa en casi un 90% en la exportación de gas y petróleo, lo cual la hace particularmente sensible. Críticos han acusado al gobierno azerbaiyano de usar el conflicto con armenia como una forma de distracción para mantener su poder y poder hacer uso de la censura por parte del aparato de control estatal (el país está considerado como “No libre” por el índice de Libertad de Prensa). Los próximos días serán importantes particularmente para Rusia, que deberá hacer uso de su diplomacia e influencia sobre ambas partes para evitar una escalada y por lo menos, calmar la situación en un momento en el que las 3 naciones como el resto del mundo, deben enfocar sus recursos en garantizar la salud de sus poblaciones.
Fuentes
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