Materias primas cruciales: ¿Por qué estos recursos naturales condicionan el futuro de Europa?

“Recursos naturales, ¿bendición o maldición? ¡Bendición! Sin lugar a dudas”1

(Daira Gómez, 2012)

Con estas palabras, la ex directora del CEGESTI (una organización en defensa del medio ambiente para Centroamérica) comenzaba a argumentar un artículo que habla sobre las responsabilidades gubernamentales que deben tener los Estados frente a la gestión de los recursos naturales, es decir, a quien le corresponde qué hacer a la hora de velar por los derechos del hombre sobre la naturaleza; aquel texto comienza a dibujar una realidad: si no somos capaces de entender la importancia de nuestros recursos, crear legislaciones que los protejan y sobre todo, no caer en la sobreexplotación, entonces esta “bendición” se convertirá en una maldición.

¿Por qué una maldición? La irresponsabilidad institucional de los Estados y más aún, el desconocimiento de las aplicaciones de esta riqueza natural puede orillarlos a cerrar tratos comerciales que los dobleguen. Hay aspectos esenciales que el modelo neoliberal, y las ideas de libre mercado no deben tocar, y sin duda, la explotación de los recursos naturales es uno de ellos. Si un Estado otorga la facultad, que en un inicio le corresponde, de investigar, explotar y lucrar con las materias primas de su territorio a una empresa trasnacional, es susceptible de abusos legales, laborales y comerciales por parte de este tipo de empresas.

Ahora bien, generalizar esta idea es un error, no todos los Estados con empresas transnacionales que se encargan de diversas actividades como la explotación, la investigación o el comercio de materias primas sufren estos abusos. Para ser breves, nuestro planeta se divide en dos tipos de naciones: aquellas en las que estas empresas tienen sus sedes, ya que por lo general suelen tener instituciones fortalecidas así como los mejores resultados en los índices que miden aspectos como la calidad de vida y la educación. Por otro lado, existen otro tipo de naciones, débiles institucionalmente, con altos índices de pobreza, mala calidad de vida, distribución inequitativa de la riqueza y por supuesto, baja calidad educativa. La bendición se transforma en maldición cuando el caldo de cultivo es este, una nación débil institucionalmente.

La pobreza y la desigualdad económica son caldo de cultivo para el abuso de transnacionales.

Diversos autores identifican a nuestro tiempo como el tiempo de la Cuarta Revolución Industrial, este término acuñado por el Foro Económico Mundial en 2016 identifica que nuestra sociedad avanza en pro de los avances en robótica, nanotecnologías y aplicaciones cada vez más sofisticadas e innovadoras. Más allá de los avances que podamos tener, existe, para los Estados más desarrollados, una preocupación latente: ¿Qué recursos naturales alimentan a esta Cuarta Revolución Industrial? naturalmente los centros de investigación que residen en las más prestigiosas universidades de estas naciones se pusieron manos a la obra para obtener toda la información al respecto, y es que ya existía un panorama general sobre esto, sólo queda actualizar datos: ¿En qué territorios están? ¿Están dentro de naciones igual de poderosas o no? ¿Tenemos algún trato comercial con ellas? ¿Qué materias primas pueden substituirlas?

Para el año 2020, la Comisión Europea presenta la respuesta a estas preguntas, y se da cuenta de algo sumamente preocupante. La Unión Europea no tiene autonomía, depende de los recursos naturales albergados en otras naciones y es más, esta falta de recursos la ha orillado a algo que comienza a ser visible: el atraso tecnológico. Europa históricamente se ha caracterizado por la pobreza natural, sin embargo, el poder de sus estructuras políticas logró forzar a aquellas colonias que, al contrario de ella, tenían esta “bendición”. Entonces Latinoamérica y África dotaron de todos los bienes necesarios, por decir lo menos. El escenario de 2020 es totalmente diferente, la ola de la igualdad, fraternidad y libertad que nació en Francia ahora la ha dejado sin colonias, sin embargo, otra ola, la del institucionalismo, parece ser su vía de escape, tan fácil puede ser ubicar las nuevas naciones con riqueza natural y firmar un tratado comercial, ocupar su aparato empresarial y legalmente adueñarse de los recursos.

La colonización permitió la libre explotación de recursos naturales en América.

Con palabras menos directas y mejor estructuradas, nacen documentos como: “Materias primas críticas: sectores y tecnologías estratégicas para la Unión Europea”; “Plan de objetivos climáticos para el 2030” donde se pretende lograr la autosuficiencia energética y emplear tecnologías verdes; “Soberanía digital para Europa”; “2030: Modelo energético y climático para Europa”. Estos documentos hablan sobre la preocupación de ser soberanos energéticamente hablando, al igual que competir a nivel internacional en materia tecnológica.

Anteriormente en el artículo ¿Qué modernidad se construye a partir de la tecnología? señalé el vínculo que existe entre materias primas cruciales y tecnologías, el cual es importante conocer para entender por qué aparece este peculiar término en lo que preocupa a Europa. Ahora es momento de hablar de ellas; las materias primas cruciales son recursos naturales, que ayudarán a la Estrategia Industrial Europea 2019-2024, este plan a cinco años, se basa en tres pilares2:

• La transición a energías verdes.
• La transición digital
• La competitividad global.

Los tres pilares se desenvuelven en dos categorías: la electrificación de los transportes y la transición energética. La Comisión Europea identifica 30 elementos como “críticos”3:

Para más información, visita: Comisión Europea, Study on the EU's list of Critical Raw Materials (2020), disponible en: Final Reporthttps://rmis.jrc.ec.europa.eu/uploads/CRM\_2020\_Report\_Final.pdf

Identificar las materias primas cruciales es un primer paso, el segundo es ver su utilidad industrial y tecnológica, así como su distribución geográfica. Como el lector podrá darse cuenta hablar de materias primas cruciales es complejo, emplear este término a secas, sirve para delimitar su importancia estratégica; como he abordado, la Unión Europea, habla en este tipo de documentos de mejorar los lazos de cooperación internacional en aras de crear aliados, pero también de ubicar Estados con susceptibilidades y ser un contrapeso en términos de tecnología para Estados Unidos y China. La distribución geográfica de los recursos naturales obliga a emplear la interdependencia como un canal de comunicación, ningún Estado es autosuficiente, Europa lo sabe bien, al grado de crear a la Unión Europea como un bloque de contrapeso, pues individualmente, las naciones europeas no podrían competir ante la hegemonía estadounidense o el crecimiento económico chino.

Una interdependencia forzada, la realidad europea es esa. Sin embargo, el hecho de haber ubicado a las materias primas cruciales como una estrategia para su crecimiento económico, su autonomía energética y más aún: su seguridad cibernética, habla sobre la Europa de la nueva década. Vimos ya la realidad de un centro de poder, sin embargo, no todo es opulencia o estudios occidentales, hay escenarios que no debemos olvidar, en la lista de naciones que poseen materias primas cruciales están países latinoamericanos, asiáticos y africanos, además existe una nación que se repite constantemente: China. En próximos artículos hablaré sobre lo que preocupa a estas regiones con respecto a las materias primas cruciales.