Análisis
Christian Alonso
Suiza, un país neutral pero no pacifista
- Suiza es un país caracterizado por su neutralidad... así también por la importancia de su industria bélica.
Suiza, el pequeño país inmerso en el corazón de Europa, es un modelo a seguir para muchos países debido a sus más de 500 años de efectiva democracia y su estatus permanente de neutralidad que data de 1815. Sede de más de 250 ONG´s, así como de diversos Organismos Internacionales, entre los que se enlistan la Organización Mundial de la Salud y la Cruz Roja, ha proyectado al mundo la imagen de un país prospero, pacífico e ideal.
Sin embargo, el espejismo de la modernidad se desvanece al igual que la vida de cientos de personas que han muerto a causa de algún armada fabricada en la Confederación Helvética. La realidad resulta abrumadora y demuestra que ser un país neutral no es sinónimo de ser uno pacifista.
Fuente: El Tiempo.
El pasado bélico y el origen de la neutralidad
Si bien Suiza se caracteriza a nivel internacional por su estatus permanente de neutralidad, así como ser un amplio promotor en la defensa de los Derechos Humanos, lo cierto es que su historia se encuentra cargada de cruentas batallas que conformaron y enriquecieron a la Confederación Helvética.
El país alpino es una amalgama de pueblos y costumbres que se remontan hasta la época de los romanos. No obstante, no fue hasta 1291 que se conformó la antigua confederación suiza, a manos de los pueblos de Uri, Schwyz y Unterwalden que, a través de la creación de un pacto federal, se independizaron del control de los Habsburgo, facilitaron el libre comercio y aseguraron la paz en la ruta comercial de los alpes.
A pesar de que el objetivo principal del pacto no era la creación de un Estado, durante los siguientes 60 años diversas comunidades comenzaron a unirse de manera pacífica a la confederación. Algunas otras, como Berna, tuvieron que hacerlo por medio de las armas.
Equipados con picas y alabardas miles de montañeses comenzaron a formar parte de la infantería suiza que tenía como objetivo defender a la Confederación del constante acoso de Austria. Su popularidad fue ganada posterior a la Batalla de Morgarten (1315) en la que cerca de 1500 campesinos de los cantones de Uri y Schwyz, carentes de adiestramiento militar, emboscaron y masacraron a más de 3000 soldados austríacos.
Con el paso del tiempo la Antigua Confederación comenzó a expandirse, así mismo la pobreza. Las condiciones geográficas del país alpino impedían el acceso al mar, lo que se traducía en el nulo establecimiento de rutas comerciales. Tal situación obligo a miles de montañeses a migrar y prestar servicio a ejércitos de otras nacionalidades.
A partir de entonces y durante más de un siglo, los mercenarios suizos fueron famosos en distintos campos de batalla europeos debido a su ímpetu y ferocidad. No obstante, durante los siglos XV y XVI la Confederación asumió el control de las milicias, beneficiándose económicamente de ello. Al mismo tiempo que crecía su popularidad y demanda, de igual manera lo hacía su fama de servir a distintos bandos
Alianzas como las gestadas con el rey Luis XI de Francia o la influencia que ostentaban con la familia Sforza en Italia demostraron su efectividad al servicio diversos mandatarios. Durante tres siglos los mercenarios participaron y ganaron un sinfín de batallas en distintos bandos, sin embargo, su destino quedó sellado a Francia en 1515.
La Batalla de Marignano que enfrentó al reino de Francia y la República de Venecia en contra del Ducado de Milán y la Confederación Suiza, fue un conflicto de escala internacional caracterizado por el interés del rey Luis XII de expandir su influencia a los territorios de Milán, Roma y Nápoles. El resultado fue la derrota del Ducado y los confederados debido a las innovaciones tecnológicas en la artillería francesa.
A partir de entonces los helvéticos proveyeron a los franceses de mercenarios durante décadas y, a pesar de seguir destacando en este rubro, Suiza jamás volvió a participar en un conflicto internacional en calidad de Estado, por lo que muchos historiadores consideran que su estatus de neutralidad proviene desde entonces. Sin embargo, no fue hasta 1815 que la neutralidad fue reconocida internacionalmente durante el Congreso de Viena.
La neutralidad ha sido guía en la conducción de la política exterior de Suiza. Tanto así, que el país alpino salió bien librado de la mayoría de conflictos bélicos suscitados en los últimos dos siglos. Esta condición fue propicia para el desarrollo político y económico que le caracteriza hoy día.
Neutrales pero no indefensos
El pasado bélico que conformó a la nación helvética sigue inmerso en la idiosincracia de los ciudadanos suizos. A pesar de sus más de 200 años sin participación en conflictos armados, la defensa territorial resulta ser vital en los intereses nacionales del país.
Contrario a lo que mucho se cree, Suiza posee Fuerzas Armadas, las cuales se encuentran conformadas por cerca de 200,000 efectivos. Lo curioso de esto es que solamente el 5% del personal en activo son soldados profesionales, mientras que el 95% restante son ciudadanos enlistados de entre 20 y 34 años.
El servicio militar es obligatorio para los suizos desde 1996. En ese entonces los hombres tenían que formar parte del ejercito hasta los 44 años y participar año con año en cursos de adiestramiento y preparación. Con más de 600,000 efectivos, el ejercito helvético llegó a ser uno de lo más grandes de Europa.
"Suiza no tiene ejército, Suiza es un ejército".Doctrina de Defensa Helvética.
Podría parecer curioso que un país que pregona neutralidad y pacifismo se encuentra armado hasta los dientes, sin embargo, habría que considerar las condiciones históricas que han llevado a los suizos a optar por esta vía de defensa.
Durante siglos los pueblos helvéticos sufrieron un constante acoso por distintas potencias europeas de la época que buscaban ejercer control sobre su territorio. Tal condición de vulnerabilidad propició que los habitantes de los cantones tomaran las armas para defender su patrimonio. Durante la Guerra Fría, la cruenta disputa entre Estados Unidos y la Unión Soviética, así como la constante amenaza de una guerra nuclear propiciaron que los suizos repensaran su lógica de neutralidad.
Si bien la Confederación permaneció neutral durante toda la disputa, lo cierto es que esta condición no fue impedimento para que Suiza reforzara su ejército. Se crearon búnkers capaces de albergar a toda la población en caso de bombardeos, se adiestraron a los hombres de entre 18 y 44 años para combatir en caso de ser requerido. La defensa militar era un elemento indiscutible de la identidad nacional y cada suizo estaba llamado a tomar las armas cuando fuera necesario.
Hoy día el sentido de protección y defensa del territorio sigue presente en el imaginario colectivo de los ciudadanos. Tanto así que, según informes de diversas ONG´s, Suiza se ha consolidado como el tercer lugar a nivel mundial en posesión de armas por ciudadano, únicamente por debajo de Estados Unidos y Yemen.
Según la ONG, Small Survey, hay un promedio de 46 armas por cada 100 suizos. A falta de un registro nacional, las estadísticas oficiales que, no cuentan escopetas y pistolas de caza o deportiva, hablan de la existencia de poco más de 2,5 millones de armas repartidas en los ciudadanos de un país de apenas 8.57 millones de habitantes.
Contrario a lo que podría especularse, la posesión de armas por ciudadanos no ha desembocado en tiroteos masivos como los suscitados en países con las mismas libertades. No obstante, según datos del ministerio de salud, Suiza ocupó los primeros lugares en suicidios cometidos por arma de fuego, lo que ha llevado a discusión la portabilidad y el fácil acceso a armamento.
Si bien la mayoría de los adjetivos que describen al país alpino suelen ser positivos, la realidad es que Suiza no solo encabeza las listas mundiales que miden el índice de Desarrollo Humano o la calidad de vida en los países, sino también lidera una lista que mancha su imagen de neutralidad, la de países de mayor exportación de armas.
Exportando valores y armas
Christine Schraner Burgener es una figura relevante de la neutralidad suiza. Se encuentra especializada en mediación internacional y ha sido enviada por Naciones Unidas a buscar soluciones para las crisis de Myanmar y Tailandia.
Un escenario que hizo ver sus habilidades diplomáticas fue el acontecido en 2010 donde Schraner logró reunir a las victimas de las manifestaciones reprimidas por el gobierno Tailandés en ese año y a diversas autoridades en la misma mesa. Ese mismo año, Suiza entregó a Tailandia armas por un valor de 331,680 francos y se posicionó años más tarde como el mayor proveedor de armas para el país asiático.
Este ejemplo demuestra las dos vertientes de la diplomacia suiza, por un lado la mediación y la búsqueda de soluciones pacíficas refuerzan la imagen de neutralidad del país alpino y por el otro la búsqueda de enriquecimiento a costa de la vida de inocentes.
El caso tailandés no ha sido el único criticado por los opositores a la fabricación y distribución de armas suizas. Actualmente la Confederación se posiciona como el mayor exportador de armas en el continente Europeo. Según el Consejo Federal del Portal del Gobierno Suizo, en 2018 las empresas suizas exportaron material bélico a cerca de 64 países por una cantidad de 510 millones de francos suizos (481.1 millones de euros)
Entre sus principales socios comerciales en 2018 se encontraban Alemania, Dinamarca y Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de que existe una regulación en la venta de armas en donde se prohíbe que estas sean vendidas a países con algún conflicto interno, la realidad es que las armas suizas han llegado a países como Arabia Saudita, Yemen y Siria.
Un artículo reciente publicado por el periódico Tages-Anzeiger señala que, en septiembre de 2019, Arabia Saudí utilizó misiles antiaéreos procedentes de Suiza para tratar de proteger su principal yacimiento petrolífero de Abqaiq de un ataque con aviones teledirigidos por los rebeldes hutíes de Yemen. El artículo cita fuentes fiables, incluyendo imágenes de satélite. Hay quien sostiene que se trataba de legítima defensa, ya que las armas se utilizaron en territorio saudí y no en Yemen. Sin embargo, estas armas cobraron la vida de distintas personas.
Los casos mencionados demuestran una vez más que los Estados poseen un doble discurso. En ocasiones el interés económico prevalece por encima de los intereses políticos, viéndose reflejado en una doble andanza que, en ocasiones, mancha la imagen internacional de los países. El caso de Suiza es excepcional, siendo un país neutral, defensor y promotor de los derechos humanos, no solamente exporta sus valores, sino también sus armas.
Fuentes
Faltan.