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Análisis

Óscar Abraham Raya López

¿Decadencia de la influencia estadounidense sobre el continente? La Novena Cumbre de las Américas

- Las consecuencias de la decisión de la administración de Joe Biden representan más que simples ausencias.

¿Decadencia de la influencia estadounidense sobre el continente? La Novena Cumbre de las Américas

La Cumbre de las Américas fue concebida en 1994 por la administración Clinton con el objetivo de promover el crecimiento económico y la prosperidad en la totalidad del continente Americano con base en diferentes valores comunes, entre ellos los democráticos (U.S. Department of State, 2022, par. 16). A lo largo de sus ocho ediciones, con la novena llevada a cabo del 6 al 10 de junio del presente año en Los Ángeles, California, la Cumbre de las Américas se ha caracterizado por contar con la asistencia de los 35 países americanos.

Antes de 1994 hubo cumbres que reunieron a gran parte del continente, véase la de Uruguay en 1967, no obstante, no se contaba con la asistencia total de los países, situación que se resolvió con la Cumbre de las Américas y la integración de todo el hemisferio (U.S. Department of State, 2022, par. 16). Sin embargo, parece ser que la actual edición de dicho evento, la novena, será muy diferente a sus predecesoras en cuanto a participantes se refiere. A raíz de una declaración en marzo de 2022 por parte de Juan González, director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, sobre la falta de inclusión de los funcionarios cubanos y presidentes de Venezuela y Nicaragua en la Cumbre, muchos gobiernos latinoamericanos, principalmente de izquierda, han alzado la voz para mostrar su descontento sobre dicha exclusión (Kurmanaev & Nicas, 2022, par. 7-10).

Por consiguiente, algunos jefes de Estado establecieron su postura respecto al tema, entre ellos se encuentra el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. En una conferencia de prensa el pasado 10 de mayo, López Obrador declaró que no asistiría a la Cumbre de las Américas si se excluía y no se invitaba a todos los gobiernos, además de afirmar que lo haría en forma de protesta para pedir unión a pesar de las diferencias que haya entre las naciones (Animal Político, 2022, par. 1-4).

A poco tiempo de llevarse a cabo la novena edición de la Cumbre de las Américas, las ausencias se convirtieron en un reto para la administración Biden, poniendo en entredicho la influencia norteamericana en la región. Sin embargo, para entender con claridad el conflicto, es importante comprender qué se hace en dicho evento, analizar las declaraciones conseguidas en su Cumbre de 2018 y cómo ha cambiado Latinoamérica desde entonces.

“Un foro amplio e inclusivo”: ¿Cómo funciona la Cumbre de las Américas?

La Cumbre, y sus foros de partes interesadas, promueven la cooperación hacia un crecimiento económico y una prosperidad inclusiva en toda la región, basado en el respeto común por la democracia, libertades fundamentales, dignidad del trabajo y la libre empresa (U.S. Department of State, 2022, p. 13). Los participantes son en su mayoría jefes de Estado y de Gobierno, y los representantes de varias dependencias gubernamentales de cada país, como relaciones exteriores o economía. No obstante, la Cumbre de las Américas también recibe otro tipo de actores como organizaciones de la sociedad civil, representantes de comunidades indígenas, líderes cívicos, empresarios, jóvenes emprendedores y jefes de organizaciones internacionales (U.S. Department of State, 2022, p. 14).

Por otro lado, si bien el objetivo general siempre es la cooperación para incentivar un crecimiento económico inclusivo, cada edición de la Cumbre tiene un tema principal distintivo. La actual busca tener una agenda más abierta y diversificada, incluyendo aún más a las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado, manteniendo tres foros oficiales, entre los cuales destaca “la cuarta Cumbre de «CEO» de las Américas” (U.S. Department of State, 2022, par. 9-13). Mientras que su versión del 2018 con sede en Lima, Perú, se manejaron cuestiones completamente distintas: el combate a la corrupción y la promoción de la democracia.

“Todos contra Venezuela”: Cumbre de las Américas en Lima, Perú

La octava edición de la Cumbre de las Américas en Lima concentró toda su atención en Venezuela, país cuyo presidente no fue invitado al encuentro y que, salvo Bolivia, Nicaragua y Cuba, no cuenta con muchos aliados en la región (DW, 2018, par. 1). Entre los resultados finales de la Cumbre, se concibió “El Compromiso de Lima”. En dicho documento se integran 57 acuerdos agrupados en siete ejes temáticos, siendo estos:

  1. El fortalecimiento de la gobernabilidad democrática;
  2. financiamiento de campañas electorales;
  3. prevención de la corrupción en obras públicas, contrataciones y compras públicas;
  4. cooperación jurídica internacional;
  5. transparencia, acceso a la información, protección de denunciantes, respeto a los derechos humanos y libertad de expresión;
  6. fortalecimiento de los mecanismos interamericanos anticorrupción;
  7. seguimiento e informe de acuerdos (Cancillería de Colombia, 2018, par. 10-11).

Adicional a ese documento, la Octava Cumbre de las Américas se caracterizó por constantes descalificaciones al régimen de Nicolas Maduro. Los países con declaraciones más explosivas fueron Argentina y Chile, llegando a tal punto de afirmar que Caracas condenaba al hambre y la muerte a muchos de sus ciudadanos; Brasil y México manejaron una postura un poco más neutral, aunque de preocupación sobre Venezuela (DW, 2018, par. 1-4).

Por su parte, Nicolas Maduro procuró ir a la Cumbre para defender a su país, empero, le fue imposible realizar dicha acción. El mandatario venezolano fue vetado del evento, dejando solos a sus únicos aliados de la región, Cuba y Bolivia, consagrando así el final de la llamada “era bolivariana”, en la que varios presidentes latinoamericanos expresaron una posición crítica respecto a Estados Unidos (Cué & Fowks, 2018, par. 1). No obstante, a cuatro años de ese acontecimiento, parece ser que dicha era no está del todo muerta por las recientes muestras de apoyo al régimen venezolano de varios países que lo atacaron en 2018, como México, Argentina o Chile.

¿Qué países se unieron al llamado de “no asistencia”?

Tal y como se mencionó anteriormente, México es el país que encabezó el movimiento de apoyo hacia Venezuela para exigir su invitación a la novena Cumbre de las Américas. Otros países que se unieron a la protesta fueron Bolivia y Honduras. La presidenta del país centroamericano, Xiomara Castro, declaró que “si no están todas las naciones, no es Cumbre de las Américas”, mientras que su homólogo boliviano, Luis Alberto Acre, afirmó que, “de persistir la exclusión de pueblos hermanos, Bolivia no participaría” (Carrillo, 2022, par. 3-5).

Asimismo, la Comunidad del Caribe, CARICOM, mantiene una postura similar. El embajador de Antigua y Barbuda en Estados Unidos, Ronald Sanders, anunció que CARICOM consideraría ausentarse de la Cumbre de las Américas si se concreta la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, más si se invita a Juan Guaidó como representante oficial venezolano (teleSUR[a], 2022, par. 1-6). No obstante, a excepción de Granada y San Cristóbal y Nieves, todos los gobernantes de los Estados Miembros de la Comunidad participaron en la Cumbre.

Por otro lado, el gobierno chileno, encabezado por Gabriel Boric, manejó una posición de apoyo, pero manteniendo límites que derivaron en su participación. La canciller chilena, Antonia Urrejola, expuso que el continente americano necesita dialogar más allá de sus diferencias para evitar una fragmentación sin precedentes, sin embargo, la presencia de Chile y su jefe de Estado no estuvo supeditada a la participación de Cuba, Nicaragua y Venezuela (Prensa Latina y AFP, 2022, par. 2-6).

Argentina, al igual que Chile, mantuvo una postura a favor de una inclusión real en la Cumbre de las Américas sin significar esto su ausencia al evento. Alberto Fernández, presidente argentino, declaró que considera que todos los países de la región deberían estar invitados, evitando así exclusiones que impidan escuchar todas las voces del hemisferio (Martín, 2022, par. 4-12). Por otro lado, el actuar ambivalente de Brasil, derivado de la fría relación de Jair Bolsonaro con el presidente estadounidense, Joe Biden, con quien no se había puesto en contacto desde su asunción, terminó con la presencia del país suramericano en la Cumbre (Álvarez, 2022, par. 5).

Por otro lado, la administración venezolana agradeció el apoyo hacia su país. A través de Twitter, el canciller de Venezuela, Carlos Faría, agradeció la postura del presidente de México luego de que este abogara por su participación en la Cumbre de las Américas (teleSUR[b], 2022, par. 1). Respecto a Nicaragua, el presidente Daniel Ortega, manifestó que no le interesa, ni a su persona ni a su gobierno, participar en la Cumbre, declarando también que necesita hacer respetar a su país y evitar mendigar para participar (García, 2022, par. 1-7). Teniendo lo anterior en cuenta, a pesar de haber contado con una invitación, el mandatario nicaragüense habría optado por no asistir.

Así, los países que se ausentaron en la 9na Cumbre de las Américas fueron Cuba, Nicaragua y Venezuela, al no ser invitados; Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras y México, por razones de carácter político; y Uruguay debido a que su presidente, Luis Lacalle Pou, dio positivo a Covid-19 días antes de efectuarse la reunión. (CNN Español, 2022).

Postura de Estados Unidos

A causa de toda la controversia, el gobierno encabezado por Joe Biden no hizo esperar su respuesta. Poco después de la declaración de López Obrador, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que aún no tenían determinado quienes serían invitados (Suarez & Pozzebon, 2022, par. 7). Sin confirmar o desconfirmar nada, el gobierno de Estados Unidos intentó aliviar la tensa situación sólo unas semanas antes de la Cumbre con esa declaración y otras acciones indirectas. Como respuesta a la inconformidad, la Casa Blanca anunció planes para no sólo facilitar el envío de dinero a Cuba y la posibilidad de visitar dicho país, sino que aminoró varias sanciones petroleras a Venezuela (Ordoñez, 2022, par. 13-14).

De la misma forma, una persona cercana al mandatario estadounidense declaró que varios agentes gubernamentales de la administración Biden comenzaron a considerar invitar a representantes cubanos al evento para evitar un boicot vergonzoso en contra de Estados Unidos en la región (Sherwood & Spetalnick, 2022, par. 1). Si bien cabe recordar que el país caribeño asistió al nivel de jefe de Estado en las pasadas ediciones de 2015, Panamá, y 2018, Perú (Sherwood & Spetalnick, 2022, par. 3), la posición del anfitrión no cambió, manteniendo la resolución de no invitarlo a la Cumbre.

A pesar de la incertidumbre que se mantuvo incluso a escasos días de efectuarse la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, las consecuencias de la decisión tomada por parte de la administración Biden representan más que simples ausencias. Diversos analistas políticos coinciden en que el poder de influencia estadounidense en la región ha disminuído, hecho que puede vislumbrarse tomando en cuenta la decisión de algunos mandatarios de no participar en uno de los eventos más importantes del continente y los esfuerzos realizados por Estados Unidos para evitarlo (Lissardy, 2022).

“El péndulo”

De esta forma, el apoyo que ofrecieron varios países latinoamericanos, véase México, Honduras, Bolivia, CARICOM, Chile y Argentina hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua tiene una razón de ser: la ideología de sus gobiernos actuales. Cuando ocurrió la Cumbre de las Américas en 2018, los países que ahora apoyan a Venezuela y sus aliados eran controlados por gobiernos de partidos políticos distintos a los actuales, siendo en su mayoría de derecha o centro derecha.

Tal vez el ejemplo más notable sea el mexicano. En 2018 todavía gobernaba Enrique Peña Nieto, presidente del Partido Revolucionario Institucional, PRI, que manejó una postura de centro derecha durante todo su mandato, 2012-2018. Para la novena Cumbre, México es gobernado por López Obrador con ideologías de izquierda. En Argentina y Chile sucedió lo mismo. Durante la 8va Cumbre de las Américas, los anteriores países eran gobernados por Mauricio Macri y Sebastián Piñera respectivamente, ambos siendo de derecha. Para la novena edición, Argentina es gobernada por Alberto Fernández y Chile por Gabriel Boric, ambos presidentes que se consideran de izquierda. La anterior situación reafirma el “péndulo” latinoamericano, condición donde los gobiernos en cada elección presidencial cambian de ideología y aliados.


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Raya, Óscar. “¿Decadencia de la influencia estadounidense sobre el continente? La Novena Cumbre de las Américas.” CEMERI, 11 oct. 2022, https://cemeri.org/art/a-decadencia-estadounidense-cumbre-americas-fv.