Análisis
Patricio Martínez
Grecia: De vuelta a Medio Oriente
- Tras una ausencia centenaria, Grecia está decidida a retomar su papel en Medio Oriente.
La presencia helénica en el Medio Oriente se remonta hasta los orígenes mismos de su civilización. La invasión de los llamados “Pueblos del Mar” en el siglo XII a.C. puede ser considerada como el inicio de los contactos entre las civilizaciones del levante con la griega. Esta presencia alcanzó su cumbre con el llamado Periodo Helenístico que comenzó con las conquistas de Alejandro Magno en siglo IV a.C. hasta el inicio de la era Romana en el siglo I a.C. La larga presencia helénica en la región supuso una enorme influencia cultural, el griego fue durante siglos la lengua franca así como de la cultura y la ciencia.
La pérdida de independencia de lo que hoy llamamos Grecia y su subsecuente ocupación a manos de diferentes naciones no supuso el fin de la influencia cultural griega. Egipto y las naciones del Levante mantuvieron una importante población griega y el pensamiento filosófico de la Grecia clásica siempre mantuvo un destacado lugar entre los pensadores e intelectuales de Medio Oriente.
En 1821 la revolución contra el Imperio Otomano supuso el renacimiento de un Estado griego independiente en 374 años tras la conquista de Constantinopla.
La nueva Grecia independiente inmersa en la era de los nacionalismos del siglo XIX inició entonces con un proceso de luchas principalmente contra los otomanos pero eventualmente también contra Bulgaria y grupos albaneses y macedonios con el fin de crear la “Gran Grecia” o “Idea Megali” con el objetivo de integrar los antiguos territorios griegos a la nueva nación independiente. Si bien esto tuvo finalmente un éxito relativo, otros fracasos marcarían una serie de consecuencias trágicas para las milenarias comunidades griegas de los territorios excluidos.
La derrota en la guerra greco-turca (1919-1922) supuso la casi total extinción de la población griega en Anatolia y el Ponto, la gran mayoría se vio obligada a huir al territorio europeo. El auge del panarabismo también afectó a los egipcios de origen griego, cuyos orígenes se remontan a la época del Imperio Ptolemaico; los llamados egiptiotas, se vieron obligados a emigrar cuando las políticas de nacionalización y expropiación del Presidente Nasser afectaron particularmente a esa comunidad (al igual que a otras como la judía, la armenia y otras comunidades de origen europeo). El último golpe hacia las comunidades griegas sería en la isla de Chipre en 1974, cuando la Junta Militar que gobernaba Grecia llevó a cabo un intento de golpe de estado contra el gobierno chipriota para unir a la isla con Grecia (Enosis) y cimentar su popularidad. Este golpe fracasó y llevó a la invasión turca del norte de la isla con el argumento de proteger a la comunidad turcochipriota. Los grecochipriotas serían desplazados al sur y los turcochipriotas del sur serían desplazados hasta el norte, situación que continúa hoy.
Este fracaso sería lo que llevaría a la caída de la dictadura militar y el retorno de la democracia a Grecia. Con el cambio de régimen, Atenas decidió voltear de manera definitiva hacia Europa y particularmente al movimiento de integración europeo. El país se uniría a la entonces Comunidad Económica Europea, siendo uno de los Estados fundadores de la Unión Europea y adoptando el euro en 2001 (esto puso fin a la dracma tras 2,600 años de uso).
Sin embargo el país se enfrentaría a dos grandes retos que forzarían un cambio en la política exterior de Atenas más allá de la Unión Europea: La crisis económica que inició en 2008 y que tuvo efectos devastadores para su economía y sobre todo la reentrada de Turquía como poder hegemónico en el Mediterráneo Oriental.
Bajo el mandato del Presidente Erdogan, Turquía ha buscado expandir su influencia en la región, lo cual ha sido percibido por Grecia como actos agresivos que atentan contra la integridad territorial griega. El centro de todo esto son los reclamos turcos sobre el Mar Egeo con el objetivo de ampliar su Zona Económica Exclusiva, de acuerdo con Ankara esta se extendería hasta aproximadamente la mitad de lo que actualmente es una zona marítima griega, la cual, de concretarse, dejaría a la mitad de las islas griegas bajo dominio económico turco, por no hablar de algunos comentarios de oficiales turcos haciendo reclamos territoriales sobre algunas islas griegas.
Mapa que muestra las reivindicaciones marítimas de Turquía.
Las ambiciones de Turquía no se limitan al Egeo y afectan a los nuevos aliados de Grecia
Buscando aumentar su influencia en África, Turquía firmó un acuerdo de límites marítimos con la facción libia que apoya en la guerra civil de ese país, creando de jure un corredor que uniría ambos países. Esto claro supuso algo inaceptable para Egipto, que apoya a las facciones rivales y que incluso tiene a parte de su zona económica exclusiva reclamada por Turquía.
Mapa que muestra el acuerdo alcanzado entre Turquía y sus aliados en Libia.
Israel también se ha visto envuelto en controversias con Turquía, un país con el cual tuvo buenas relaciones durante la mayor parte de su historia hasta el año 2010 con el incidente del barco Mavi Marmara, el cual llevaba a activistas pro-palestinos buscando entrar a Gaza burlando el bloqueo naval israelí, el buque fue interceptado y abordado por la marina israelí iniciándose una confrontación que dejó nueve muertos y docenas de heridos entre activistas y marinos israelíes. A partir de este momento el presidente Erdogan tomó una posición más crítica hacia Israel que se ha endurecido con los años y que, a pesar de algunos intentos de enmendar relaciones, ha llevado incluso a la retirada de diplomáticos e incluso al abierto apoyo turco a grupos armados palestinos como Hamás, considerados como terroristas por Israel.
Incluso un país no mediterráneo como Emiratos Árabes Unidos ha visto en Erdogan un rival que extiende su influencia sobre el mundo árabe de manera acelerada y que amenaza sus intereses estratégicos. Esta lista cada vez mayor de Estados que tienen intereses en choque con los de Turquía supuso una gran oportunidad para el liderazgo político griego de crear una red de apoyo para contener la influencia turca en el Mediterráneo.
Comenzando en 2015, Grecia comenzó a acercarse a Israel en el vigésimo quinto aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, lo que supuso un giro de la política tradicional griega de distanciamiento de Israel en busca de favorecer las relaciones con las naciones árabes. Durante el lustro siguiente, los lazos entre ambos países fueron estrechándose sobre la base de cooperación militar y energética. Las fuerzas aéreas y marinas de ambos países han realizado constantes ejercicios militares con resultados positivos, a menudo acompañadas de fuerzas como egipcias, francesas y emiratíes. Pero es el aspecto energético el que ha supuesto el cimiento de las nuevas relaciones greco-israelíes.
El descubrimiento e inicio de la explotación de los campos de gas natural frente a las costas de Israel supuso una nueva alternativa de energía para Grecia independiente de las tradicionales rutas de suministro de gas de Rusia y Turquía. Junto con Chipre, los tres países firmaron una serie de acuerdos que culminaron con el Proyecto EastMed, un gasoducto desde Israel hasta Grecia pasando por Chipre, el cual está proyectado a completarse en 2025. Recientemente los tres países también anunciaron planes para tender un cable de energía para interconectar sus redes eléctricas. Todos estos proyectos han sido en detraimiento de los intereses de Turquía, que ha manifestado su oposición a los mismos.
Las agresivas políticas de Erdogan han terminado por resultar contraproducentes para su país.
Mapa que muestra el reclamo turco sobre la Zona Económica Exclusiva de Chipre así como los yacimientos de gas cercanos.
Egipto y los Emiratos Árabes Unidos han terminado por completar la nueva red de alianzas de Grecia. Atenas y El Cairo alcanzaron un acuerdo para delimitar definitivamente la frontera de sus zonas económicas exclusivas, esta como puede apreciarse al mapa es en detraimiento de Turquía, confinándola a un espacio muy limitado y que afectaría todos los intentos turcos de reclamos territoriales. Aún si Ankara busca restablecer sus relaciones con Egipto, este acuerdo parece ser mucho más sólido que lo que pueda ofrecer a cambio Erdogan.
Mapa del acuerdo greco-egipcio sobre el límite de sus Zonas Económicas Exclusivas.
Por último los Emiratos Árabes Unidos han iniciado un gran acercamiento con Grecia firmando un acuerdo de cooperación en defensa y política exterior. Aún una relación nueva en comparación a Israel o Egipto, esta nueva cooperación promete ser altamente beneficiosa para ambas partes.
Tras un prolongado letargo, Grecia ha vuelto a encontrar su lugar en la geopolítica mediterránea, su estratégica posición como una puerta alterna de entrada a Europa desde Oriente Medio ha permitido a Atenas crear una red de nuevos aliados con intereses similares y que principalmente buscan contener a las nuevas ambiciones de Turquía. Ciertamente la nación helénica se encuentra lejos de una posicionarse como un poder mayor en la zona equivalente con Turquía, pero con esta nueva estrategia puede lograr inclinar la balanza de poder en la zona a su favor.
Fuentes
Bianco, Cinzia (2020) Gulf monarchies and the eastern Mediterranean: Growing ambitions. Consultado en: https://ecfr.eu/special/eastern_med/gcc
Tanchum Michael (2015) A New Equilibrium: The Republic of Cyprus, Israel and Turkey in the Eastern Mediterranean Strategic Architecture. Consultado en: http://library.fes.de/pdf-files/bueros/zypern/15662.pdf
Tziarras, Zanonas (2019) The New Geopolitics of the Eastern Mediterranean: Trilateral Partnerships and Regional Security. Consultado en: https://library.fes.de/pdf-files/bueros/zypern/12481.pdf
Tzogopoulos, George (2020) Greece and the new Middle East. Consultado en https://www.ekathimerini.com/opinion/256980/greece-and-the-new-middle-east/