Análisis
Christian Alonso
El fenómeno migratorio en Estados Unidos. Otredad y xenofobia
- Estados Unidos se caracteriza por ser un país cada vez más multicultural. ¿La identidad norteamericana está en riesgo?
La globalización es definida, según Ulrich Beck como un “proceso que crea vínculos y espacios sociales transnacionales, revaloriza culturas locales y trae en primer plano terceras culturas”.1 En ese sentido, la globalización opta por un mundo sin barreras sociales, culturales ni ideológicas. A pesar de ser considerada para muchos como un mundo ideal alejado de toda división social, lo cierto es que esta ha ocasionado un choque cultural marcado por el miedo y la desesperanza, reflejado a su vez en discursos de odio que fracturan cada vez más el estrato social de los países.
La migración fue ampliamente aceptada por los gobiernos estadounidenses, ya que esta se encontraba cargada de fuerza laboral explotable que impactaría directamente en el crecimiento económico del país. No obstante, posterior a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, la creación de políticas migratorias xenófobas, así como el discurso de odio a todo aquello que no representara los valores norteamericanos, comenzarían a inundar la consciencia social del ciudadano norteamericano. De manera curiosa, aquellos que alguna vez compartieron vecindario comenzarían a resaltar la otredad étnica impulsada por el discurso político.
La condición multiétnica de Estados Unidos.
A más de 200 años de vida independiente, es imposible comprender la historia de Estados Unidos sin hacer mención de su cualidad multiétnica. Desde su conformación, el país ha sufrido diversas oleadas migratorias que han ido transformando y nutriendo la cultura de la sociedad norteamericana durante generaciones. No obstante, el fenómeno migratorio ha evolucionado y, durante las últimas décadas, los flujos de personas se han incrementado exponencialmente poniendo en riesgo la identidad nacional norteamericana.
El primer siglo (1777-1877)
Estados Unidos se constituyó como un país independiente en 1776, posterior a ello personas de diferentes partes del mundo comenzaron a migrar en busca de oportunidades en el país norteamericano. Lisa Rough señala que, durante el siglo XVIII, muchos inmigrantes europeos llegaron a la nueva nación bajo la promesa de trabajos y prosperidad. Durante este periodo, la población del país se triplicó por el influjo de migrantes y se comenzó a conformar una nación multiétnica.2
Tal y como puede observarse en la siguiente gráfica, de principios del siglo XIX a finales de este, la mayoría de los migrantes asentados en Estados Unidos provenían de tres países principales: Irlanda ocupaba el primer lugar, seguido de Alemania e Inglaterra. De esta manera el grueso poblacional de los tres países conformaba cerca del 4.5% de la población total de Estados Unidos.
A pesar de provenir del otro lado del mundo, la mayoría de los migrantes europeos de la época se adaptaron con facilidad al estilo de vida norteamericano. Comenzaron por poblar los territorios de las antiguas 13 colonias y, en los estados de Massachusetts, Nueva York y Nueva Jersey, la mezcla cultural entre estadounidenses y europeos comenzó a cobrar mayor relevancia.
La homogeneización cultural entre las primeras olas migratorias fue tan próspera que aún en la actualidad festividades como el día de San Patricio, característico del pueblo irlandés, se han transformado en símbolos de la identidad norteamericana. Razón por la cual, muchos estudiosos del tema han considerado que las primeras olas migratorias han sido las más fructíferas y las que, hasta la fecha, se han conservado intactas.
La migración europea continuó durante un largo tiempo. La cantidad de individuos que migraban de su país de origen cada vez incrementaba más. A finales del siglo XIX los países de origen de las grandes olas migratorias se habían triplicado. De esta manera, los Estados Unidos comenzaron a conformarse como un país multiétnico en busca de una identidad nacional.
_La segunda ola (_1877-1977)
Durante el transcurso del segundo siglo de la conformación de los Estados Unidos como país independiente la migración europea siguió intensificándose, esta, a su vez, comenzó a presentar variaciones con respecto al origen de los individuos. Si durante los primeros 100 años de vida independiente los migrantes provenían de países de Europa Occidental, a mediados del siglo XX las mayores olas migratorias se ubicaron en otras latitudes alrededor del mundo.
Los Estados Unidos comenzaron a presentar un gran desarrollo económico que siguió fomentando la migración. Durante los primeros años del siglo XIX los migrantes fungían como mano de obra barata utilizada en la construcción de las grandes urbes de la actualidad. Según Rough, “entre 1836 y 1914, más de 30 millones de migrantes europeos llegaron a los Estados Unidos. Para 1910, había ya más de 13.5 millones de inmigrantes viviendo en una nación con una población de 92 millones.”3
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial y la participación de Estados Unidos durante la misma, la población masculina del país descendió exponencialmente. El gobierno norteamericano hizo frente al problema al incentivar la migración de hombres. No obstante, conforme avanzaban los años, el patrón migratorio hacia Estados Unidos cambiaba. A finales del siglo XIX son los países de Europa del Este (húngaros, polacos), Irlanda y, muy especialmente, Italia los que más población expatriada aportan al país. Se suman también los escandinavos: suecos y noruegos que pueblan el norte del país (Minnesota, las Dakotas).
La gran diversidad cultural que se presentaba en las principales urbes del país ocasionó la conformación de guetos caracterizados por la pobreza y la segregación racial. La alta concentración de italianos faltos de oportunidades laborales fue un factor para la creación de mafias provenientes de Sicilia, que aprovecharon la Prohibición para enriquecerse ilegalmente por el tráfico de alcohol. Durante este periodo, la población italiana era perseguida indiscriminadamente debido a la actuación de algunos pocos.
Posterior a la Segunda Guerra Mundial el patrón migratorio comienza a modificarse nuevamente. Durante los años sesenta, México comienza a liderar la migración hacia Estados Unidos y desplaza a los europeos como mano de obra barata. A través del Programa Bracero miles de mexicanos parten rumbo al país norteamericano con el fin de encontrar el llamado “Sueño Americano”.
El cambio de patrón migratorio ocasionó que los ciudadanos norteamericanos comenzaran a tomar la migración como un fenómeno que ponía en riesgo la identidad nacional estadounidense. Este sentimiento se vio reflejado en la elaboración de leyes tales como la Ley Simpson-Rodino en 1986 y la iniciativa “Save our state” de California en 1994, las cuales pretendían disminuir el flujo migratorio proveniente de México. A pesar de ello, a partir de la segunda mitad del siglo XX México es el país con mayor cantidad de migrantes habitando en territorio estadounidense.
El nuevo fenómeno migratorio
El principal motivo que llevaba a los individuos a migrar de su país de origen era la búsqueda de mejores oportunidades de vida, así como la facilidad de encontrar empleo bien remunerado en Estados Unidos, sin embargo, el estallido de conflictos bélicos en otras latitudes del mundo ocasionó que nuevamente el patrón migratorio se reconfigurara, transformándose en una búsqueda de escape al terror y la muerte.
Con la invasión de Asia Occidental por parte de Estados Unidos, y el estallido de guerras civiles en la región, muchos individuos se vieron en la necesidad de buscar refugio en el país "promotor" de la libertad y la democracia. De esta manera un nuevo paradigma migratorio comenzó a gestarse. Gran parte de los migrantes asentados en Estados Unidos provenían de algún país en guerra, lo que ocasionó la creación de un crisol cultural aún mayor, así como la gestación de discursos de odio provenientes de la élite política.
El 9/11 el triunfo del terror y las diferencias socioculturales
Con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, surgió el miedo y las disputas entre iguales. El presidente George W. Bush a través del discurso político generó una especie de modelo del terrorista promedio, misma que encajaba con la figura de miles de ciudadanos que poseían raíces étnicas distintas. Los ciudadanos estadounidenses comenzaron a resaltar la otredad y a exigir una mayor regulación de los flujos migratorios de aquellos individuos provenientes de los países Asia Occidental. A partir de entonces las regulaciones hacia individuos que pretenden escapar del terror se han intensificado, lamentablemente este hecho es aplaudido por muchos.
¿De dónde proviene la amenaza?
El fenómeno migratorio y las repercusiones en la cultura y la identidad locales es un tema controversial. Para muchos, la migración es una oportunidad de fortalecer el crisol cultural con el que se conformaron los Estados Unidos, para otros, la multiculturalidad ocasiona la pérdida de valores identitarios y el miedo a la erradicación de la población originaria. El debate, pues, ha ocasionado un sinfín de problemáticas que se reflejan en actos de racismo y xenofobia.
Esta preocupación la ha expresado Samuel Huntington en su libro "¿Quiénes somos?" del año 2004. Una publicación controvertida y que muchos tildan de racista y xenófoba, sin embargo, la realidad es que expresa el sentir de millones de ciudadanos norteamericanos. El argumento básico de Huntington se puede resumir en la contraposición de dos metáforas. Los Estados Unidos no son, como a menudo se dice, un crisol en el que se han fundido distintas identidades culturales para formar una nueva. Se parecen más a una figura amorfa en la que las aportaciones culturales de las oleadas de inmigrantes se encuentran cada vez menos diluidas y han llegado a un punto de choque.4
Siguiendo esta lógica, Dominique Moisi ofrece un panorama de análisis que ayuda a comprender el sentimiento norteamericano. En su libro “El choque de las emociones”, Moisi argumenta que el sentimiento que guía el actuar político y social de Estados Unidos y Europa es el miedo.5
"Estados Unidos y Europa están divididos por una cultura común de miedo. En ambos lados, uno encuentra, en diversos grados, un miedo al otro, un miedo al futuro y una ansiedad fundamental por la pérdida de identidad en un mundo cada vez más complejo."
Moisi, D, La geopolítica de las emociones, 2007, Foreign Affairs,
Con base en lo anterior se puede deducir que la preocupación principal de los ciudadanos norteamericanos se basa en la perdida de identidad. Se estima que para el año 2060 uno de cada tres habitantes de Estados Unidos sea hispano6 pasando así a conformarse como una de las poblaciones mayoritarias del país.
El discurso político ha influido en demasía en el fortalecimiento del terror para los estadounidenses. El actual presidente norteamericano ha hecho especial énfasis en la dificultad de integrar a musulmanes dentro de la sociedad norteamericana. Su principal argumento se basa en su lugar de origen y la coyuntura de estos.
Un acercamiento para comprender el impacto del discurso lo otorga John Agnew quien establece el término de “imaginación geopolítica”, la cual se puede entender como aquellos lugares conformados bajo la perspectiva de intereses ajenos, generando así una simplificación en el análisis de los diversos espacios alrededor del mundo.7
La imaginación geopolítica de muchos estadounidenses con respecto a diversos países como México y Siria ocasiona que se le atribuya una serie de características negativas hacia los individuos provenientes de dichos países. El discurso del presidente Trump refleja el más claro ejemplo de imaginación geopolítica al considerar, por ejemplo, que México es un país gobernado por narcotraficantes, carente de seguridad y con una población formada por la violencia. Es imposible no pensar que el discurso pregonado por el Jefe de Estado norteamericano es compartido por millones de ciudadanos norteamericanos que temen perder su identidad.
Un diagnóstico a futuro.
Puede que el miedo irracional por lo diferente esté justificado por las estadísticas. La preocupación de los ciudadanos norteamericanos no se encuentra tan alejada de la realidad. Según un informe de la cadena de noticias CNN en 2043 Estados Unidos será definitivamente un país en el que la mayoría de la población estará compuesta por las minorías étnicas del país. En total, todas las minorías, que ahora conforman el 37% de la población estadounidense, serán el 57% en 2060.8
Ante la realidad inminente y con una gran cantidad de migrantes llegando día con día, el único actuar del ciudadano estadounidense es conformar un nuevo sentimiento de identidad que coopte cada una de las culturas locales, con el fin de generar un sentido de pertenencia en común. Concebir a los Estados Unidos como un crisol multicultural único y capaz de fortalecerse socialmente.
Fuentes
1. Beck, Ulrich, ¿Qué es la globalización?, 2005, Paidós.
2. Rough, L, La historia de la inmigración en los Estados Unidos. 2018, Obtenido de Remitly: https://blog.remitly.com/es/inmigracion/breve-historia-de-la-migracion-en-los-estados-unidos/
3. Op. Cit.
4. Huntington, S, ¿Quiénes somos?, 2004, Paidós, Argentina.
5. Moisi, D, Geopolítica de las emociones, 2007, Foreign Affairs.
6. CNN, Uno de cada 3 habitantes en EE.UU. será hispano en 2060 según el Censo, 2012, Obtenido de CNN: https://cnnespanol.cnn.com/2012/12/13/uno-de-cada-3-habitantes-en-ee-uu-sera-hispano-en-2060/
7. Agnew, J, Geopolítica: una re-visión de la política mundial, 1998, Titivillus, Estados Unidos
8. CNN, Uno de cada 3 habitantes en EE.UU. será hispano en 2060 según el Censo, 2012, Obtenido de CNN: https://cnnespanol.cnn.com/2012/12/13/uno-de-cada-3-habitantes-en-ee-uu-sera-hispano-en-2060/