Análisis
Gustavo Cacho
Pueblos Originarios: Actores de las Relaciones Internacionales
- Los pueblos indígenas poseen una voz internacional gracias a su lucha en común que se remonta desde 1923
Quién hubiera imaginado que 500 años después del encuentro entre la gente de Europa y la población originaria de lo que hoy es México, las y los descendientes de aquellas comunidades indígenas que conservaron su identidad pese a la transformación de su entorno tras la caída de México-Tenochtitlan, tomarían la decisión, como comunidades zapatistas de Chiapas, de viajar a Europa ‘‘buscando no la diferencia, no la superioridad, no la afrenta, mucho menos el perdón y la lástima. Iremos a encontrar lo que nos hace iguales’’[1].
El hecho de que las delegaciones zapatistas se dispongan a recorrer varios puntos de Europa en 2021, transmitiendo el mensaje de ‘‘que no nos conquistaron. Que seguimos en resistencia y rebeldía; que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada (…)’’[2] es una muestra del protagonismo internacional que ha adquirido el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en particular, y las comunidades originarias en general.
Este papel activo ha ganado terreno a través de los años y diversas luchas para la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas. Pasaron de tener una imagen de comunidades sumisas y sin protagonismo en el concierto internacional a representar movimientos antisistémicos de resistencia al capitalismo y a la globalización. Comenzando en 1923, cuando Deskaheh, jefe de la Liga Iroquesa, representando a las seis naciones de la Confederación Iroquesa, deja Canadá para ir a una misión en Ginebra, Suiza. Su objetivo era asistir a la Liga de las Naciones (ahora la Organización de las Naciones Unidas, ONU) para que reconocieran la soberanía de las naciones iroquesas. En una carta dirigida al secretario general de la Liga de las Naciones, J.E. Drummond, manifiesta: ‘‘Los miembros del Estado de las seis naciones iroquesas, las cuales son Mohawk; Oneida; Onondaga; Cayuga; Seneca y Tuscacora, ahora son y por muchos siglos han sido pueblos organizados y autónomos dentro de sus propios dominios, y unidos en la Liga de las Naciones más antigua, la Liga Iroquesa’’[3].
A pesar de no lograr su cometido, el hecho anterior es un antecedente relevante para el movimiento indígena internacional, el cual a partir de 1970 empieza a tomar forma[4]. Algunas comunidades originarias, principalmente de América, se organizaron políticamente para hacer valer sus derechos. Y las Naciones Unidas organizaron dos conferencias en Ginebra con la participación de delegaciones indígenas. La primera, en 1977, abordó la discriminación en contra de los pueblos indígenas de América. Estas delegaciones: 1) rechazaron el estatus de ‘‘minorías’’ y exigieron el de ‘‘pueblos’’; 2) hicieron un llamado para la revisión de la Convención 107 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); 3) abogaron por la creación de un grupo de trabajo en las Naciones Unidas para el estudio de los problemas específicos de los pueblos indígenas; y 4) pidieron la adopción de una declaración internacional sobre sus derechos colectivos. La segunda conferencia en 1978 estuvo dedicada a la lucha contra el racismo y la discriminación racial. Su objetivo fue lograr que los Estados reconocieran los derechos lingüísticos, culturales, económicos y territoriales de los pueblos indígenas[5].
El movimiento indígena internacional continuó creciendo y ejerciendo más presión para el cumplimiento de sus demandas. Lo que tuvo resultados al crearse el Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas (WGIP por sus siglas en inglés) en 1982, cuya tarea es monitorear las cuestiones de reconocimiento y protección de los derechos y libertades de los pueblos indígenas.[6] Este grupo recomendó: 1) la adopción de una Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas; 2) la organización de un año internacional dedicado a los pueblos indígenas y; 3) la revisión de la Convención 107 de la OIT[7].
Las recomendaciones anteriores tuvieron efectos visibles eventualmente. En 1989 la OIT adoptó la Convención 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes. Un instrumento legal para la protección y promoción de los derechos de los pueblos originarios y que ha sido ratificado por 23 países[8]. También en 2007 se adoptó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.
La creación de ambos mecanismos ha sido gracias al esfuerzo de múltiples actores, tanto indígenas como no indígenas. Pero en el caso del artículo presente, se enfoca la atención al primer grupo ya que a pesar de ser uno de los sectores más oprimidos, excluidos y marginados en sus respectivas sociedades y contextos, han logrado erigirse en movimientos sociales y actores internacionales con respuestas alternativas a las problemáticas y debates presentes.
Iniciando por establecer el significado de ‘‘actores internacionales’’ y ‘‘movimientos sociales’’. Los actores internacionales son todo grupo social que, considerado como una unidad de decisión y actuación, participa eficaz y significativamente en aquellas relaciones definidas previamente como fundamentales para la estructuración y dinámica de una determinada sociedad internacional[9]. Por su parte, los movimientos sociales son colectivos o grupos sociales cuyos actos se dirigen a presentar ante las autoridades, grupos o sociedad (local o internacional) una demanda precisa[10].
Los movimientos indígenas surgen como parte de los nuevos movimientos sociales entre la década de 1970 y 1980. Los cuales, a diferencia de los movimientos obreros, políticos, de ideología y/o nacionalismos, se preocupan por temas distintos: ecología, desigualdad de género, identidad, derechos humanos, por mencionar algunos ejemplos. En otras palabras, los conflictos se desplazaron del sistema económico industrial (economía, lucha de clases, capital versus trabajo) hacia el ámbito cultural e identitario[11].
Las organizaciones de pueblos originarios lograron construir una identidad indígena trans-comunitaria, incorporando un número creciente de comunidades locales y enfatizando la identidad étnica como vínculo unificador y agente movilizador. En consecuencia emergieron organizaciones indígenas en sus respectivos escenarios políticos, cuyos líderes hablarían en nombre del grupo étnico general y no solamente de una comunidad rural particular[12].
En la década de los setenta eran contadas las organizaciones formales creadas y dirigidas por personas indígenas que perseguían intereses para los pueblos originarios como tales. A mediados de los noventa, el número de asociaciones de toda clase y con propósitos diversos había aumentado. Organizaciones a nivel local, asociaciones intercomunitarias y regionales, federaciones, ligas y uniones nacionales, alianzas y coaliciones transnacionales con contactos y actividades internacionales bien desarrollados[13].
Dichas alianzas transnacionales con otros grupos se formaron con el fin de cambiar la dinámica de la globalización y crear nuevas formas de movilizaciones independientes de las acciones del capital y los estados nacionales[14]. Fueron tales procesos globales los que facilitaron a los pueblos originarios difundir sus demandas y reivindicaciones en mayores y más lejanas audiencias.
La Federación Shuar, establecida en los setenta, es una de las primeras organizaciones prototipo de otras. Su objetivo era proteger los intereses de diversas comunidades shuar en las tierras bajas amazónicas del oriente ecuatoriano y defender su territorio de invasores externos e intereses comerciales. En el proceso de su lucha descubrieron que únicamente juntando fuerzas y esfuerzos podrían lograr su propósito.[15]
Unidos a través de confederaciones y organizaciones nacionales e internacionales, los pueblos originarios ganaron relevancia a nivel mundial aprovechando la toma de conciencia en temas como el cambio climático, desarrollo sustentable y protección a la biodiversidad. La aparición de la figura romántica de las comunidades indígenas como ‘‘guardianas de la naturaleza’’ (asignada por occidente) les abrió un espacio en el telón internacional de las organizaciones ecologistas y defensoras del medio ambiente. Por ejemplo, durante 1980 y 1990, líderes indígenas de las regiones amazónicas recibieron invitaciones para viajar y participar en conferencias, reunirse con otras y otros líderes, políticas y políticos de las Naciones Unidas, Banco Mundial, etcétera[16].
Sin embargo, las organizaciones de pueblos originarios aprovecharon la coyuntura a su favor para exigir otras demandas que no estaban contempladas por sectores no indígenas. Es decir, la percepción occidental (de Europa y Norteamérica principalmente) de los pueblos indígenas corresponde al sueño de tener una sociedad en equilibrio con el espíritu y la naturaleza. Y es inevitable que por sus estilos de vida, algunas comunidades encajen en ese imaginario. Pero además de sus compromisos en temas de medio ambiente, los pueblos originarios también buscan fines propios como la libre determinación, autonomía y autogobierno, el respeto a sus tradiciones, entre otros derechos. Los cuales son una respuesta ante la violencia sistémica que han vivido desde la conquista y colonización de sus territorios, además de sus alianzas con otras sociedades nativas locales, regionales e internacionales para defenderlos[17].
Algunas de estas redes mundiales de organizaciones indígenas son: La Alianza Internacional de los Pueblos Indígenas y Tribales de los Bosques Tropicales (África, Asia-Pacífico y América); Asamblea de las Naciones Originarias (Canadá); Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE); Consejo Internacional de Tratados Indios; Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña; Consejo Sami; Consejo Mundial de Pueblos Indígenas; Consejo Circumpolar Inuit (Alaska; Canadá, Groenlandia y Chukotkha); Consejo Indio de Sudamérica[18].
Es preciso mencionar que la ONU cuenta con un mecanismo por el cual diversas organizaciones indígenas son reconocidas formalmente como entidades consultivas. Es decir, se les otorga el derecho de asistir a diversas conferencias internacionales e intergubernamentales y de participar en sus trabajos, como en los del Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indígenas. Las organizaciones que solicitan este tipo de reconocimiento presentan sus peticiones al Comité de Organizaciones No Gubernamentales del Departamento de Asuntos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas. El Consejo Económico y Social (ECOSOC) resuelve en última instancia si la solicitud es aceptada o denegada. Sin embargo, varias organizaciones indígenas han señalado que este procedimiento es discriminatorio y que la decisión final para reconocerlas como entidades consultivas se ha manejado con criterios políticos excluyentes, desdeñando su representatividad.[19]
La participación eficaz y significativa de líderes indígenas en la toma de decisiones dentro del activismo internacional, las y los ha colocado como actores internacionales. Papel que desempeñaron interviniendo constantemente en las discusiones del WGIP; en los debates previos a la adopción del Convenio 169 de la OIT. También formando parte de los órganos directivos del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y el Caribe; participando en las consultas que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la elaboración de la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Estos son solo algunos de los tantos ejemplos que se pueden usar para demostrar que ahora los pueblos originarios tienen mayor contacto con representantes de otras partes del mundo, que se han familiarizado con el derecho internacional y los mecanismos y procedimientos de protección de los derechos humanos en el sistema internacional. Cuestiones que les ha ayudado a mejorar su capacidad de negociación política dentro de sus países[20].
Sin lugar a dudas la constitución de los pueblos originarios en actores internacionales que modificaron su discurso inicial de victimización hacia la exigencia del cumplimiento de sus derechos humanos es un logro que es digno de reconocer. Gracias a los esfuerzos por construir organizaciones étnicas locales, formar alianzas con sus similares en otros lugares y erigir un movimiento indígena internacional para denunciar las violaciones de sus derechos y proponer modelos de desarrollo más sostenibles en todos los niveles, ahora cuentan con mecanismos internacionales y regionales que respaldan y protegen sus derechos y promocionan sus intereses. Dicho protagonismo también ayudó a replantear sus relaciones desventajosas con los Estados nación. En resumen, ser indígena pasó a representar una categoría política reconocida.
Fuentes
[1] Enlace Zapatista, ‘‘Sexta parte: una montaña en alta mar’’, http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2020/10/05/sexta-parte-una-montana-en-alta-mar/, consultado el 8 de noviembre de 2020.
[2]Loc.Cit.
[3]DOCIP, ‘‘Historical Process at The United Nations’’, https://www.docip.org/en/oral-history-and-memory/historical-process/, consultado el 8 de noviembre de 2020.
[4]Loc.Cit.
[5]Loc.Cit.
[6]Loc.Cit.
[7]Loc.Cit.
[8]OIT, ‘‘Ratifications of C169-Indigenous and Tribal Peoples Convention, 1989 (No.169)», https://www.ilo.org/dyn/normlex/en/f?p=NORMLEXPUB:11300:0::NO::P11300_INSTRUMENT_ID:312314, consultado el 9 de noviembre de 2020.
[9]Calduch, Rafael, Relaciones Internacionales, Ciencias Sociales, 1991, pp.450.
[10]Rodríguez, Javier, Los movimientos indígenas en América Latina. Resistencias y alteridades en un mundo globalizado, Gazeta de Antropología, 24(2008), pp. 1-20.
[11]Ibid.p.2.
[12]Stavenhagen, Rodolfo, Las organizaciones indígenas: actores emergentes en América Latina, La Palabra y el Hombre, 97(1996), pp. 59-78, p. 63.
[13]Ibíd. p. 62.
[14]Rodríguez, Javier, Los movimientos indígenas en América Latina. Resistencias y alteridades en un mundo globalizado, Gazeta de Antropología, 24(2008), pp. 1-20., p.3.
[15]Stavenhagen, Rodolfo, Op.Cit., P.62.
[16]Ibid, p.6.
[17]Ibid, p.7.
[18]Nación Mullticultural, ‘‘¿Cuáles son las organizaciones indígenas que han cobrado mayor notoriedad?’’, http://www.nacionmulticultural.unam.mx/100preguntas/pregunta.php?c_pre=47&tema=2, consultado el 14 de noviembre de 2020.
[19]Loc.Cit.
[20]Stavenhagen, Rodolfo, Op.Cit., P.64.