Ir al contenido
[X]

Análisis

Paloma Itzel Reyes Méndez

Seguridad humana y armas nucleares: el papel del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la guerra Rusia-Ucrania

- En el siglo XXI, se impone más la seguridad nacional que la seguridad humana. Aún prevalecen construcciones tradicionales teóricas y conceptuales de seguridad con perspectivas expansionistas.

Seguridad humana y armas nucleares: el papel del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la guerra Rusia-Ucrania

Después de la implosión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), evento que marcó el final de la Guerra Fría y la derrota del bloque comunista, el orden internacional sufre una restructuración completa encaminado hacia un nuevo orden mundial. Dentro de esta nueva faceta, la potencia declarada como vencedora, Estados Unidos, expuso que las nuevas aspiraciones universales para la prosperidad en el mundo debían estar necesariamente orientadas a la paz, seguridad y sin amenaza del comunismo.

Dentro de la construcción de este nuevo orden, aún se puede ver que prevalecen ciertos rasgos del orden bipolar de la Guerra Fría, sobre todo en el discurso militar y económico que caracteriza a las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. El esfuerzo de estas potencias dio origen, entre otros organismos de las Naciones Unidas, al Consejo de Seguridad. Dicho Consejo, nacido en 1945, se concibió bajo la idea de buscar un equilibrio entre las naciones y el mantenimiento de la paz y seguridad.

El Consejo de Seguridad tiene cinco miembros permanentes: China, Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Francia (potencias declaradas como las vencedoras de la Segunda Guerra Mundial y quienes cuentan con el derecho de veto), además de 10 miembros no permanentes que son elegidos por la Asamblea General por periodos de dos años.

Recién se cumplió un mes del inicio de las confrontaciones entre Rusia y Ucrania. A finales de 2021, Rusia desplegó más de 100,000 soldados en su frontera con el país ucraniano. El 21 de febrero de este año, su Presidente, Vladimir Putin, reconoció la independencia de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, iniciando la operación militar, justificada por el Kremlin, para “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania. La respuesta de occidente se centró en sanciones económicas, en un intento de frenar el avance de las tropas rusas.

A raíz de la invasión, Putin la justificó mediante dos razones controversiales: desnuclearizar y desnazificar Ucrania. En cuanto a la pretensión de la desnuclearización, Rusia se remite hacia el final de la Unión Soviética cuando Ucrania era considerada como potencia nuclear. En 1994 se crea el Memorándum de Budapest, en el cual Estados Unidos, el Reino Unido y la misma Rusia aceptaban velar por la seguridad de Ucrania después de que éste último tomara la decisión de deshacerse de su armamento nuclear.

Esta garantía firmada por estos tres países, se rompió cuando Rusia violó el acuerdo. En 2014, con la situación en Crimea, el Kremlin argumentó que este Memorándum se había firmado con un gobierno diferente y así, la responsabilidad de Rusia para velar por la seguridad ucraniana quedaba sin criterio legítimo internacional.

El otro término utilizado por Rusia es el de la desnazificación. Putin alegó que el gobierno ucraniano es abiertamente neonazi. Esta calificación es utilizada por el Kremlin como una continuación del papel de la URSS en la Segunda Guerra Mundial. En la supuesta lucha contra el nazismo, la propaganda rusa sustenta el discurso de que los nazis en Ucrania son antirrusos y no antijudíos. El miedo de Rusia que justifica la acción de “desnazificar” radica en que temen por un resurgimiento fascista en la región.

Las consecuencias de esta invasión han sido graves. En primer lugar, los desplazamientos forzados de la población ucraniana a países vecinos, lo que hasta ahora ha significado más de 3.2 millones de refugiados. En segundo lugar, los innumerables ataques militares que han destruido ciudades enteras o parte de ellas, incluidas la capital, Kiev, o el incendio de la planta nuclear de Zaporizhzhia.

Por eso, la seguridad de la planta nuclear más grande de Europa (Zaporizhzhia) pone en jaque el futuro de la seguridad humana. En primera instancia, Ucrania obtiene la mayoría de su electricidad de 15 reactores de esta planta, donde seis de ellos producen 6,000 megavatios de energía eléctrica, de acuerdo con la Organización Internacional de Energía Atómica.

La toma de Zaporizhzia por tropas rusas significa riesgos para la salud, la vida y la seguridad de los ucranianos, que, en caso de un accidente nuclear, desencadenaría un desastre ambiental, liberando partículas radioactivas que podrían expandirse por todo el continente europeo. Otros temores para Ucrania es que se deshabilite la red eléctrica en el país, se pierda el bombeo de gas y la refrigeración de alimentos.

La seguridad humana en el contexto de la guerra actual entre Rusia y Ucrania adquiere un valor crucial en la lectura del contexto entre ambos países. La amenaza del uso de armas nucleares pone en jaque el futuro del mundo. Con el fin de tener una perspectiva ampliada de la guerra entre Rusia y Ucrania, se realizó una entrevista con la Dra. Sandra Kanety Zavaleta Hernández, profesora de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, experta en Desarrollo y Seguridad Humanos, así como en Militarización.

La Dra. Kanety declaró que la seguridad humana es un concepto de seguridad alejado del paradigma tradicional que intenta agrupar las diversas amenazas y riesgos que en la idea tradicional no se encuentran. Nace en la década de los 90´s, a partir del Informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo publicado en 1994.

La seguridad humana se trata entonces, de preservar la seguridad de las personas en sus vidas cotidianas. Abarca cuestiones más allá del Estado, del espacio territorial y de las fronteras nacionales, pues integra cuestiones más amplias como la alimentación, la salud, la comunidad, etcétera, es decir, una visión integral y multidimensional de la seguridad

Aprender a significar a la seguridad es un tema complejo. Es necesario tomar en cuenta la diferencia entre los discursos y prácticas de la política internacional y las acciones que emanan de Naciones Unidas. En ese sentido, esta organización ha tenido la idea clara de la ampliación del concepto de seguridad. La Dra. Kanety asegura que es importante tener en mente la libertad frente al miedo y frente a la necesidad, como parte de los discursos de poder que prevalecen en la práctica de las Relaciones Internacionales.

La praxis de la política internacional, mediante los discursos dominantes de poder, ha justificado las diferentes intervenciones militares en el mundo, como en Haití, Siria o Palestina, legitimándolas a través de la idea de la responsabilidad de proteger y prestar ayuda humanitaria. Internacionalistas expertos en política internacional han calificado a la paz, la seguridad y el desarrollo como la triada perfecta, sin embargo, depende de la lógica y significación que se le dé a los tres conceptos anteriores la construcción de una visión alterna a la seguridad tradicional. En las Relaciones Internacionales del siglo XXI, la Dra. Kanety señala que la paz sigue entendiéndose a través de la guerra, el desarrollo a través de la riqueza material y la seguridad a través de la militarización global.

El contexto de las recientes confrontaciones entre Rusia y Ucrania, invita a repensar las formas en que se leen los acontecimientos internacionales. La lectura depende de una razón principal: si se le determina como guerra o como conflicto. Al respecto, la Dra. Kanety apuntó que es posible minimizar las causas y consecuencias del conflicto, dependiendo del nombramiento que se le dé. Lo anterior se sustenta en que Rusia no ha hecho una declaración de guerra formal, mientras que Ucrania si lo llama como tal.

Rusia busca reposicionarse a nivel global a través de su estrategia política en Ucrania. Las regiones separatistas de Lugansk y Donetsk han sido importantes para Rusia desde 2014, pues ambas regiones forman parte de su estrategia expansionista y anexionista, es decir, su “ajedrez geopolítico”, reclamándolas como su zona de influencia en Europa. Por tanto, al gobierno ruso no le ha gustado la petición ucraniana de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de su postulación para ser miembro de la Unión Europea (UE).

En estos momentos, Rusia posee la presidencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo que le ha servido como estrategia complementaria en el transcurso de la guerra. Posee el derecho de veto, como exclusividad de ser miembro permanente del Consejo desde 1945.

La pregunta es ¿por qué sigue así? Al respecto la Dra. Kanety comentó:

Habría que pensar por qué sigue así, si ya no hay el orden de la Guerra Fría. Es una estrategia de poder el mantener cierta ventaja frente a los demás miembros de la ONU en temas de paz y seguridad, al mantener el derecho de veto, se mantiene un poder mucho más decisivo en la toma de decisiones del Consejo. Rusia puede vetar cualquier política o sanción por el conflicto armado con Ucrania. Cuando se quiere intervenir un país, hay muchas maneras de justificarlo por los miembros del Consejo de Seguridad.

Bajo esta perspectiva, existe una doble moral dentro de la política internacional. Resulta contradictorio que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, quienes aseguran velar por la paz y seguridad, sean los cinco países más armados del planeta. Analizar esta situación implica ver cómo entienden estos países a la paz y seguridad. Si se toma en cuenta la concepción tradicional de seguridad que aún prevalece, entonces la paz se construye con la guerra a través de la militarización.

La lógica sistémica de las empresas armamentistas es parte del sistema de producción capitalista, que se reproduce con diversas estrategias, sobre todo de la militarización global. Mientras se siga bajo el esquema capitalista, seguirán siendo pocos los actores de las Relaciones Internacionales quienes se beneficien, como las corporaciones militares, empresas petroleras, corporaciones con servicios diversificados, entre otros.

En ese sentido, no se puede dejar de lado la economía de guerra. La vinculación entre ambos conceptos es parte de las estrategias del capitalismo de la configuración global en el siglo XXI. Se trata de ver la guerra como un medio para mantener la hegemonía global y el aseguramiento del capital.

En 1968 se legalizó la posesión de armas nucleares por el Derecho Internacional. Como consecuencia, Rusia ha podido también ejercer su posesión armamentística para disuadir a occidente en la guerra. En general, la forma en la que se reproduce el discurso de paz y guerra de los cinco miembros permanentes del Consejo, está sustentado en la militarización y su poderío nuclear, en que legalmente poseen el derecho a tener armamento nuclear y ser utilizado en cualquier momento.

A lo largo de los años, desde la creación de Naciones Unidas en 1945, se ha puesto en duda la funcionalidad de las instituciones que buscan preservar la paz, entre ellas el Consejo de Seguridad. Respecto a la importancia de seguir manteniendo este tipo de instituciones, que en el desarrollo de las confrontaciones entre Rusia y Ucrania han dejado más dudas que soluciones, la Dra. Kanety resaltó que:

No se ha cambiado la percepción de paz y seguridad dentro del Consejo de Seguridad. La paz y seguridad siempre han sido pilares del orden y funcionamiento global. El Consejo se ha mantenido porque es perfectamente conveniente para mantener un statu quo desigual que prevalece hoy en día.

En otras palabras, los cinco miembros permanentes del Consejo tienen un objetivo común: salvaguardar sus intereses. En torno a los cuestionamientos del tema nuclear, la Dra. agregó que, mientras haya armamento nuclear, existe la posibilidad de empezar una guerra, que para Rusia significaría una estrategia de disuasión y de contención frente a occidente.

En conclusión, la seguridad humana se está viendo afectada en su multidimensionalidad en la guerra Rusia-Ucrania. Para ejemplificar lo anterior, la Dra. Kanety comentó: es necesario hacer mayores estudios del impacto ambiental a causa de la militarización global, ya que también es una amenaza directa a la seguridad humana. El éxodo de ucranianos, que en el primer mes de guerra superó los 3.2 millones de desplazados a países vecinos, es una de las amenazas principales como consecuencia de los estragos de la guerra.

En el siglo XXI, se impone más la seguridad nacional que la seguridad humana. Aún prevalecen construcciones tradicionales teóricas y conceptuales de seguridad con perspectivas expansionistas. Todos los Estados tienen una doctrina de seguridad nacional donde prevalece el interés nacional, bajo una lógica en la que el sistema capitalista sustenta las ideas tradicionales de seguridad nacional.

Para la academia, es una tarea importante el saber cuestionar los conceptos, es decir, definir desde una perspectiva personal, qué es la seguridad, qué es la nación, qué es la paz para el discurso de la estructura de poder y qué son en realidad durante la práctica. La militarización ha sido parte del esquema del capitalismo injusto y desigual que perdura hoy en día. Se debe tener en la mira a las instituciones creadas bajo los valores de preservación de la paz y seguridad mundial, como Naciones Unidas y el propio Consejo de Seguridad, mismas que legitiman el ordenamiento capitalista.

En el contexto actual, Rusia busca retomar su posición como potencia global a partir de la construcción de una nueva política exterior rusa y una restructuración de su concepto de seguridad en el siglo XXI. La estrategia diplomático-militar de Putin se ha basado en alargar las negociaciones con Ucrania. Si Putin sigue con esta estrategia, y el escalamiento de tensiones con el presidente ucraniano Zelensky continúa, la comunidad internacional pudiera estar bajo escenarios no previstos y el posible uso de armas nucleares significaría el escenario de destrucción mutua asegurada.

Por último, habría que recalcar que tanto Rusia como Estados Unidos, son los dos países con mayor posesión de armamento nuclear a nivel global. Al mismo tiempo, cada uno posee un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esto representa una acción incongruente que pone en entredicho la objetividad y funcionalidad de Naciones Unidas para enfrentar los nuevos desafíos del siglo XXI. En definitiva, es necesario la unión de los intereses de las instituciones que velan por la paz y los países miembro de estas para la promoción de los principios rectores de la seguridad humana.

Fuentes

    Hernández, S. K. Z. (2022). [Entrevistado por P. I. R. Méndez]. Hopkins, V., & Broad, W. J. (Eds.). (2022). Combat at Ukraine Nuclear Plant Adds Radioactive Dangers to Russian Invasion. New York Times. https://www.nytimes.com/2022/03/04/science/ukraine-nuclear-power-plant.html

    Kelly, M. L. (Ed.). (2022). Why Ukraine gave up its nuclear weapons — and what that means in an invasion by Russia. NPR News. https://www.npr.org/2022/02/21/1082124528/ukraine-russia-putin-invasion

    s/a. (2018). Economía y guerra en el siglo XXI: corporaciones, Estados y mercenarios. Genealogías latinoamericanas. http://let.iiec.unam.mx/sites/let.iiec.unam.mx/files/proyecto%202018-2020%20corregido.pdf

    Troianovski, A. (Ed.). (2022). Why Vladimir Putin Invokes Nazis to Justify His Invasion of Ukraine. New York Times. https://www.nytimes.com/2022/03/17/world/europe/ukraine-putin-nazis.html


El mejor contenido en tu bandeja de entrada

Únete a nuestro boletín con lo mejor de CEMERI

Artículos relacionados

Reyes, Paloma. “Seguridad humana y armas nucleares: el papel del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la guerra Rusia-Ucrania.” CEMERI, 9 sept. 2022, https://cemeri.org/art/a-seguridad-humana-armas-nucleares-dv.