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Análisis

Sonia Guerrero

¿Se puede confiar en las encuestas electorales este 2020? ¿Cómo hay que interpretarlas?

- Tras los resultados de las elecciones presidenciales del 2016 en EE.UU., la credibilidad de las encuestas electorales fue puesta en entredicho. ¿Este 2020 podremos confiar en ellas?

¿Se puede confiar en las encuestas electorales este 2020? ¿Cómo hay que interpretarlas?

Tras los resultados de las elecciones presidenciales del 2016 en EE.UU., la credibilidad de las encuestas electorales fue puesta en entredicho.

Las encuestas de intención de voto son herramientas de investigación que permiten recolectar datos como opiniones y actitudes de un grupo de personas a través de un cuestionario que se les aplica. Esta herramienta ha sido ampliamente usada para investigar el comportamiento político, la cultura política, y para tratar de explicar los niveles de participación electoral.

Este tipo de investigaciones tuvieron su origen en la escuela estadounidense de la Ciencia Política, y por ende, los votantes de aquel país fueron los primeros en ser estudiados. Aunque en un principio los supuestos establecidos por este tipo de estudios estaban basados, principalmente, en el sistema electoral de EE.UU., con el correr de los años fueron adaptados para estudiar diferentes realidades, en otros países con diferentes tipos de regímenes políticos.

A pesar de la diversidad de democracias que coexisten el mundo, hay factores universales que tienen influencia en el comportamiento político, y que por tanto son tomados como variables para formular las preguntas que figuran en encuestas electorales. Hay variables sociológicas y económicas, como la edad, la ocupación, sexo, nivel educativo, el ingreso y la raza; hay variables psicológicas, como las actitudes políticas y la disposición a la participación; y por último se encuentran las variables institucionales, como los sistemas político y electoral estudiados, el clima político del momento, las técnicas alternativas de voto y las campañas políticas.

Las encuestas electorales en los Estados Unidos

El análisis riguroso de la precisión que las encuestas han tenido a lo largo del tiempo arroja evidencias sobre el desempeño de las encuestas electorales. Las encuestas nacionales en las elecciones presidenciales, son más exactas ahora que hace unas décadas. Desde el año 2000, el rango de error absoluto promedio en este tipo de encuestas ha sido de 2 a 3 puntos porcentuales, lo que históricamente hablando es un buen margen de error [1].

Esta gráfica muestra el promedio de error estadístico en las encuestas presidenciales nacionales desde 1936 a 2016. Recuperado de Pew Research Center.

Las encuestas en las elecciones presidenciales de 2016: Expectativa vs realidad

Durante la campaña presidencial de 2016, la mayoría de las encuestas electorales nacionales y estatales proyectaban que Hillary Clinton, la candidata demócrata, derrotaría a Donald Trump. Con base en encuestas de opinión, algunos pronosticadores electorales situaron la probabilidad de que Clinton ganara entre el 70% y el 99%; además la catalogaron como la gran favorita para ganar en varios estados como Pensilvania y Wisconsin, en donde, al final, ganó Donald Trump.

En retrospectiva, resulta evidente que las encuestas subestimaron el nivel de apoyo que tenía Trump, además de los niveles de participación electoral que hubo en aquel proceso. Sin embargo, los pronosticadores que auguraban el éxito electoral de Hillary, no estuvieron equivocados del todo, ya que las encuestas nacionales pronosticaban que ella ganaría el voto popular, en promedio, por un 3%.

Finalmente, ella sí ganó el voto popular con un 2% de ventaja ante Trump; pero en Estados Unidos no basta con que un candidato gane las elecciones populares para convertirse en presidente, sino que el resultado que determina quién gana, es el obtenido por medio del Colegio Electoral (un proceso donde se eligen 538 delegados que votan por uno de los candidatos presidenciales [2]).

El proceso para elegir al presidente de los Estados Unidos es complejo, en casi todos los estados, el candidato que tiene el mayor número de votos gana a todos los delegados de ese estado. El candidato que obtenga la mayoría de votos del Colegio Electoral (270 o más), gana la elección.

Por quinta vez en la historia de Estados Unidos, las elecciones de 2016 produjeron una discordancia entre el voto popular nacional y el resultado del Colegio Electoral. Hillary Clinton, ganó con casi 2,9 millones de votos populares más que Trump, pero aún así perdió las elecciones. Trump ganó estados de manera eficiente, por márgenes muy estrechos en algunos casos, convirtiendo el 46% de todos los votos emitidos en el 56,5% del Colegio Electoral [3].

Este mapa presenta el número de delegados que participan en el Colegio Electoral designados para cada estado. Fuente: Share America [4].

Debido a las inadvertidas y cerradas victorias que consiguió Trump por medio de la votación popular en estados _swingers (_que han oscilado entre un partido y otro en las últimas elecciones), el actual presidente consiguió una mayoría de delegados republicanos en el Colegio Electoral. Es por ello que no hay que confiarse de las encuestas electorales nacionales, sino poner mayor atención a las encuestas estatales, y analizar especialmente las de los estados oscilantes.

¿Por qué las encuestas de los estados oscilantes no previeron el triunfo de Trump en 2016?

Hacia el final de la campaña electoral del 2016, los promedios finales de las encuestas subestimaron el margen de apoyo que Trump tenía por encima de Clinton; en los estados indecisos el apoyo se subestimó en más de cinco puntos porcentuales, como por ejemplo en Carolina del Norte (5.3), Iowa (5.7), Minnesota (5.7), Ohio (6,9) y Wisconsin (7,2) (estos porcentajes fueron calculados tomando la diferencia entre los resultados especulados en las encuestas realizadas el día de la votación y los resultados oficiales) [5].

Como consecuencia de los resultados en aquel proceso electoral, la credibilidad de las encuestas fue fuertemente criticada, especialmente debido a que actualmente hay diversos enfoques metodológicos para interpretar y recabar información. Las agencias encuestadoras se dieron a la tarea de averiguar qué variables fueron pasadas por alto en el 2016. En esta revisión, las agencias se encontraron con viejos errores metodológicos, y con nuevas variables, propias de las circunstancias que caracterizaron a aquel proceso electoral.

A continuación se mencionan las variables que influyeron en los resultados de las encuestas del 2016, seguidas de consideraciones generales que deben tomarse en cuenta a la hora de interpretar los resultados arrojados por este tipo de encuestas.

  1. Las variables características del 2016:
  • Los “shy trumpers”: Una teoría ampliamente aceptada indica que, dentro del universo de personas encuestadas, había quienes tenían intenciones de votar por Trump; pero debido a que su discurso xenófobo y racista es considerado socialmente indeseable, este segmento de los encuestados no admitían sus verdaderas intenciones. Algunos analistas han conjeturado que los simpatizantes de Trump son más propensos a negar que lo son si la encuesta es aplicada en persona, o por teléfono; se creyó que mediante encuestas aplicadas por internet, los simpatizantes de Trump podrían sincerarse. Por ello la agencia Politico and morning llevó a cabo un experimento para probar si ese era el caso; en general, había pocos indicios de que eso fuera cierto. Sin embargo, encontraron datos que sugerían que los votantes con educación universitaria y de mayores ingresos podrían haber sido más propensos a apoyar a Trump en línea.
  • Mayor participación electoral en los estados oscilantes: A pesar de que la participación en 2016 (58.1% de ciudadanos mayores de 18 años) fue menor que la del 2008 (61.6%), la participación electoral se incrementó en estados como Florida, Michigan, y Carolina del Norte, es decir, los estados oscilantes [6]. Las agencias encuestadoras asumieron que algunos votantes inscritos en el padrón electoral, pero que no habían votado en una década, no votarían en la elección del 2016; sin embargo, lo hicieron, y sus votos fueron decisivos en la victoria de Trump.
  • La campaña populista de Trump atrajo a sectores que usualmente no votan: En 2016, Trump movilizó con éxito a los votantes blancos que se están convirtiendo en una porción más pequeña del electorado estadounidense y, por lo general, tienen bajas tasas de participación electoral. Estos eran en su mayoría votantes no urbanos y aquellos con niveles más bajos de educación
  • Votantes indecisos: Las agencias encuestadoras dieron seguimiento a las tendencias de intención del voto durante toda la campaña electoral. Sin embargo, no hicieron más encuestas en la semana previa a la elección, y fue entonces cuando mucha gente decidió por quién votar.
  1. Consideraciones generales sobre los puntos ciegos de las encuestas electorales que deben mantenerse en mente al interpretarlas:
  • Sesgo de no respuesta: El tamaño y la composición de las muestras es de suma importancia, pues es posible que no sean representativas del universo de la población estudiada. La población con mayores ingresos, nivel educativo, y compromiso cívico son más propensos a responder encuestas electorales, y por tanto, suele estar sobrerrepresentada en las encuestas; para evitar esto, las agencias deben realizar cálculos para determinar cuántos encuestados con estas características deben estar en la muestra, y así asegurarse de que la muestra sea lo más representativa posible. Por el contrario, la población con menor nivel educativo, menores ingresos y menos interesada en la política, no suele estar dispuesta a contestar las encuestas, y muy posiblemente no vote. Pero siempre cabe la posibilidad de que su nivel de participación electoral sea mayor al esperado, aunque no hayan dejado rastro de sus preferencias en las encuestas hechas antes de la elección; este fue el caso en el 2016. De hecho, se especula que la frustración y los sentimientos anti-institucionales que caracterizaron a una parte de los simpatizantes de Trump, podrían haber estado relacionados con la renuencia a contestar encuestas; mientras que los simpatizantes demócratas estuvieron sobrerrepresentados [7].
  • Error del posible votante: Aunque algunas personas respondan en las encuestas que tienen intenciones de votar, esto no significa que realmente lo hagan. Las agencias buscan indicios de la participación política histórica del encuestado para determinar si es probable que éste vote o no.
  • El encuestado puede simplemente no decir la verdad.

¿Qué indican las encuestas este 2020?

Las circunstancias bajo las cuales se desarrollará este proceso electoral crean una mayor incertidumbre respecto a los resultados que habrá. La pandemia de COVID-19 y las controversias en torno a la gestión de las elecciones pondrán a prueba la precisión de las encuestas, y es que algunas estadísticas oficiales ya muestran que muchos planean votar de formas alternativas, y anticipadamente por correo o en persona. El acceso a estas formas alternativas de voto varía enormemente dentro de los Estados Unidos, por lo que las consecuencias políticas son difíciles de anticipar. Trump y sus partidarios republicanos han planteado dudas sobre la validez y seguridad del voto por correo.

Una encuesta de opinión reciente mostró que los demócratas son mucho más propensos a confiar en el voto por correo en comparación con los republicanos (72% a 22%). Por su parte, los demócratas y otros grupos están presentando numerosas demandas para ayudar a garantizar que el voto por correo siga siendo un método de votación ampliamente disponible [8].

No se descarta la posibilidad de que haya una mayor participación electoral este año que en los anteriores, lo cual podría perjudicar la exactitud de las encuestas.

Al día de hoy, 17 de octubre, Biden encabeza las encuestas; las ha liderado desde inicios del año, y el porcentaje de votantes que declaran tener intención de votar por él ha fluctuado relativamente poco.

¿Cómo les va a Biden y a Trump en las encuestas nacionales? Las líneas en esta gráfica representan promedios ponderados, los puntos representan encuestas (%). Gráfica recuperada de “The Financial Times” [9].

Por otro lado, las encuestas realizadas en los estados oscilantes muestran que Biden lidera, aunque por ventajas no mayores al 9.5%.

Tabla comparativa de intención de voto en los estados oscilantes. Recuperada de BBC News [10].

Tomando en cuenta las tendencias de la intención de voto este año, y si asumimos que las encuestas tendrán un rango estadístico de errores similar al del 2016 en los estados oscilantes, Trump tiene, aproximadamente, una posibilidad entre tres de ganar la reelección [11].

¿Y finalmente, se debe creer o no en las encuestas?

Las encuestas de intención de voto utilizan metodologías complejas, y cada vez más avanzadas, se han desarrollado mejores capacidades para tener muestras más grandes y representativas; lo cual ha mejorado la precisión de los resultados. En general, alrededor del mundo, este tipo de encuestas (así como las de opinión sobre diversos temas socio-políticos), han demostrado ser precisas, y tener un rango de errores estadísticos bajo (de entre el 2 al 4%).

Estadísticamente, son confiables, pero ¿en qué estamos confiando exactamente? Las encuestas no siempre aciertan al predecir quién ganará en algunas elecciones cerradas. Sin embargo, están muy bien equipadas para rastrear de manera confiable los contornos de las actitudes sociales, para medir los valores de las personas, sus preferencias, prioridades y preocupaciones; este tipo de datos son confiables, y son de gran utilidad al crear (o evaluar) políticas públicas.

Al tratar de predecir el comportamiento de los votantes, hace falta mantenerse consciente de que las encuestas electorales son “medidas” del clima electoral, no predicciones, que están basadas en estadísticas, y no en información sobre la que se tenga certeza. La pregunta principal de las encuestas suele rezar “¿si la elección fuera hoy, por quién votaría usted?”; debido a la forma en que esta pregunta está formulada, las encuestas sólo muestran una especie de fotografía de la opinión pública en ese momento.

Los procesos electorales son todo menos predecibles, sucesos de todo tipo pueden hacer que la opinión pública cambie rápidamente; como por ejemplo en 2016, cuando Hillary se vio envuelta en un escándalo durante los últimos días de la campaña, debido a que el FBI reabrió el caso de correos electrónicos privados en contra de ella. Unos días después volvió a cerrarlo, pero el daño ya estaba hecho. Los números de Clinton en las encuestas cayeron.

Es por todas estas razones que hay que tener precauciones al usar estas herramientas en los análisis políticos, o en las decisiones personales. Uno debe preguntarse si las muestras son lo suficientemente representativas, de qué forma fueron recabados los datos, y en dónde fueron recabados. Nunca hay que generalizar supuestos, pues debe tenerse en cuenta la diversidad que existe entre los votantes y su idiosincrasia. No podemos equiparar completamente a la población con mayores ingresos y educada de Nueva York con los educados y de mayores ingresos de Wisconsin.

A pesar de los errores y puntos ciegos que las encuestas pueden tener, éstas juegan un papel importante en la vida democrática a lo largo del mundo. En su mejor forma, las encuestas proveen de una voz igual a todos, y ayudan a expresar las necesidades y los deseos de los ciudadanos que las elecciones no ponen en discusión. También sirven para controlar los discursos de los políticos, de otro modo, éstos podrían autodenominarse triunfadores, o podrían alegar saber cómo piensa el público, o por qué votaron de la forma en que lo hicieron.

Fuentes

    [1] Pew Research Center, “Can we still trust polls?”, Pew Research Center, 14 de mayo de 2018, video, 6m30s, https://www.youtube.com/watch?v=jHgZzIRhezo&ab_channel=PewResearchCenter .

    [2] National Archives, “What is the Electoral College?”, Office of the Federal Register, 23 de diciembre de 2019, https://www.archives.gov/electoral-college/about Consultado en internet el 12 de octubre de 2020.

    [3] Jackman, Simon, “The US presidential election might be closer than the polls suggest (if we can trust them this time)”, The Conversation, 14 de septiembre de 2020, https://theconversation.com/the-us-presidential-election-might-be-closer-than-the-polls-suggest-if-we-can-trust-the m-this-time-141988 Consultado en internet el 7 de octubre de 2020.

    [4]Share America, “Explicamos el Colegio Electoral de Estados Unidos [gráfica informativa], Shareamerica.gov, 25 de junio de 2020, https://share.america.gov/es/explicamos-el-colegio-electoral-de-estados-unidos-grafica-informativa/ Consultado en internet el 12 de octubre de 2020.

    [5] Jackman, Simon, Op. Cit.

    [6] Penn State University Libraries, “Pos-Election 2016 Recap & Resources”, Penn State University Libraries, 28 de agosto de 2020, https://guides.libraries.psu.edu/post-election-2016/voter-turnout Consultado en internet el 13 de octubre de 2020.

    [7] Funk, Tim, “After what happened in 2016, should you believe 2020 polls?”, The Charlotte Observer, 12 de septiembre de 2020, https://www.charlotteobserver.com/news/politics-government/article245682065.html Consultado en internet el 5 de octubre de 2020.

    [8] Jackman, Simon, Op. Cit.

    [9] The Financial Times, “Biden vs Trump: US presidential election 2020 poll tracker”, The Financial Times, s. f., https://ig.ft.com/us-election-2020/ Consultado en internet el 17 de octubre de 2020.

    [10] The Visual and Data Journalism Team, “US election 2020 polls: who is ahead- Trump or Biden?”, BBC News, 13 de octubre de 2020 https://www.bbc.com/news/election-us-2020-53657174 Consultado en internet el 13 de octubre de 2020.

    [11] Jackman, Simon, Op. Cit.


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