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Marco Olivera
¿Qué es la Conferencia de Yalta?
- La Conferencia de Yalta fue la segunda de tres conferencias celebradas durante la Segunda Guerra Mundial entre los líderes de los Tres Grandes.
La Conferencia de Yalta, también conocida como la Conferencia de Crimea (y nombre en código Operación Argonauta), se llevó a cabo entre el 4 y el 11 de febrero de 1945. El presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el primer ministro soviético Joseph Stalin se reunieron en Yalta, una ciudad en la costa sur de la península de Crimea, en el Mar Negro. Su objetivo era discutir cómo poner fin a la Segunda Guerra Mundial y planificar la reorganización de Europa en la posguerra, en particular la derrota y ocupación de Alemania.
La Conferencia de Yalta fue la segunda de tres conferencias importantes celebradas durante la Segunda Guerra Mundial entre los líderes de los Tres Grandes. Llegó después de la Conferencia de Teherán en noviembre de 1943. Le seguiría la Conferencia de Potsdam en julio de 1945.
Durante la Conferencia de Yalta, se tuvieron que tomar ciertas decisiones clave, en relación especialmente con el destino de la Alemania y Polonia de la posguerra, el destino de ciudades como Lviv/Lwow y Koningsberg/Kaliningrado, así como con la derrota de los japoneses en el Pacífico. Otros dos resultados importantes de la conferencia fueron el acuerdo entre los líderes para crear las Naciones Unidas, así como permitir que todos los países liberados del control nazi eligieran sus propios gobiernos a través de elecciones libres.
Los acontecimientos de la Conferencia de Yalta sentaron las bases de muchas maneras para el resto de la Guerra Fría en Europa. Por ejemplo, una gran parte de la capital alemana, Berlín, se encontraba dentro de la zona soviética de Alemania. Sin embargo, según los acuerdos de la conferencia, Berlín también se dividió en cuatro zonas, para que los aliados occidentales pudieran estacionar tropas detrás de la Cortina de Hierro. Debido a esto, Berlín se convirtió en una fuente de tensión durante la Guerra Fría.
¿Por qué Yalta?
Celebrar la Conferencia en Yalta demostró, intencionalmente, un cambio en el eje del poder mundial para Stalin. Afirmando que su salud no le permitiría viajar en avión, el líder soviético insistió en reunirse en el Mar Negro. Así que el enfermo presidente estadounidense Roosevelt, quien había sugerido que la reunión fuera sostenida en algún lugar del Mediterráneo, tuvo que hacer un arduo viaje de más de 9 mil 500 km; Churchill, mayor de 70 años, 6 mil 400 km. Después de reunirse en Malta el 2 de febrero, Roosevelt y Churchill volaron 2 mil 250 kilómetros hasta Crimea, seguido de un viaje de ocho horas. Mientras que Stalin tomó un tren a Yalta desde Moscú.
Los llamados tres grandes se reunieron por ocho días en antiguos palacios imperiales en la hermosa costa del Mar Negro de Crimea, que aún estaba en ruinas por la guerra y la ocupación alemana. Entre estos palacios, estaba el Palacio de Livadia, la antigua residencia de verano del zar Nicolás II. A principios de 1945, Alemania, pensó Stalin, había terminado como potencia mundial y la URSS estaba a punto de convertirse en una, sobre la base de su destacada contribución militar: el extraordinario sacrificio y el éxito del Ejército Rojo le habían dado ahora era el momento de aprovechar su ventaja. Además, eligió deliberadamente Crimea como lugar para que sus invitados fueran testigos de la destrucción que los alemanes habían dejado allí.
Al final de la Conferencia, la mayoría de las concesiones de Stalin le fueron otorgadas. Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt durante la Conferencia de Yalta. Foto: Ralph Graham
¿Qué estaba pasando en 1945?
La Conferencia de Yalta tuvo lugar en un momento crítico de la Segunda Guerra Mundial. 1944 había sido un año decisivo, con el desembarco de Normandía en junio y la gran ofensiva rusa de verano en el este. Stalin, a pesar de las terribles pérdidas sufridas por las fuerzas soviéticas, ocupaba una posición militar dominante. A principios de 1945, el Frente Oriental se extendía desde Memel en el Báltico a través de Polonia y Checoslovaquia hasta Yugoslavia. El Ejército Rojo estaba en el Oder, apenas a 40 millas de Berlín.
Estaba claro que, a pesar de la continua resistencia, la derrota de Alemania estaba cerca, aunque la de Japón no. La Batalla de las Ardenas, la última ofensiva alemana en el frente occidental, librada en la región de las Ardenas de Bélgica, había destrozado lo que quedaba del ejército alemán, además de destruir armas, tanques y suministros esenciales. También, los aliados habían liberado toda Francia y Bélgica y amenazaban la frontera occidental de Alemania.
La alguna vez poderosa Luftwaffe se redujo drásticamente, mientras que las bombas aliadas continuaron cayendo sobre los pueblos y ciudades alemanes a diario. El Tercer Reich de Adolf Hitler estaba peleando una batalla perdida.
A principios de 1945, los Tres Grandes reconocieron la necesidad apremiante de llegar a un acuerdo sobre cómo terminaría la guerra en Europa y el Lejano Oriente, y también sobre cómo sería la paz. Pero sus prioridades eran diferentes y no necesariamente coincidían.
¿Qué quería cada uno de los ‘tres grandes’ de la reunión?
Los tres líderes se habían reunido 15 meses antes en la capital iraní, Teherán, donde discutieron formas de derrotar a la Alemania nazi, acordaron una invasión de Normandía y tuvieron conversaciones sobre la entrada de los soviéticos en la Guerra del Pacífico. Los comienzos tentativos de lo que podría ser un futuro acuerdo de paz se hicieron en Teherán, pero fue en Yalta donde comenzaron las verdaderas discusiones.
En Yalta, las prioridades de Stalin eran proteger las fronteras del estado soviético ampliado, recuperar a su país y ser aceptado como una superpotencia. Sospechaba profundamente de las ambiciones territoriales, políticas y comerciales de sus compañeros aliados. La inteligencia que recibió de los espías soviéticos en los círculos oficiales estadounidenses y británicos aumentó esa sospecha. La Unión Soviética, mientras aplastaba a las fuerzas alemanas en el frente oriental, había sido devastada por la guerra, con un estimado de 27 millones de ciudadanos soviéticos (alrededor de uno de cada siete) asesinados durante el conflicto, y vastas franjas de industria, agricultura, ciudades y hogares destruidos.
Necesitaba urgentemente reponer sus recursos, humanos y materiales, agotados por sus esfuerzos sobrehumanos en la lucha armada. Por ello presionó para obtener enormes reparaciones de Alemania; así como esferas de influencia en Europa Oriental o Europa del Este para evitar nuevas invasiones y garantizar que Alemania nunca más pudiera amenazar la paz mundial.
La Unión Soviética también tenía fronteras en el Pacífico, por lo que importaba el resultado de la guerra con Japón. Stalin no quería el mundo de la posguerra comandado por la vieja potencia imperialista, Reino Unido, o la nueva superpotencia militar y económica, Estados Unidos. La suya era una posición tanto defensiva como ofensiva.
Estados Unidos – Franklin D. Roosevelt
Roosevelt era un hombre enfermo y murió dos meses después de Yalta. Sin embargo, su principal prioridad era asegurar la entrada de la Unión Soviética en la guerra contra Japón. Los asesores militares estadounidenses advirtieron que la victoria podría llevar otros 18 meses, y en esta etapa no era seguro que la bomba atómica funcionara o que obligara a los japoneses a someterse. Roosevelt necesitaba la ayuda soviética para derrotar a Japón y estaba dispuesto a pagarla concediendo las demandas de Stalin, ya fuera a la membresía independiente de la ONU para las repúblicas soviéticas de Ucrania y Bielorrusia, a un sistema de veto en el Consejo de Seguridad, o la concesión de la Isla de Sajalín, independientemente de otras potencias regionales como China.
Roosevelt quería la victoria final sobre Alemania, por supuesto, pero podía darse el lujo de esperar un tiempo si era necesario. Después de la guerra, sólo preveía una participación estadounidense a corto plazo en Europa y estaba más interesado en formular principios generales que ahondar en detalles individuales de país por país. Las Naciones Unidas era, así mismo, un proyecto que garantizaba un entorno pacífico que permitiera la retirada de Estados Unidos.
No obstante, la participación de Estados Unidos en el escenario mundial sería replanteada apenas dos años después con la Doctrina Truman.
La Segunda Guerra Mundial le había dado a Estados Unidos el dominio militar y económico global. Es por ello que se piensa que fue Roosevelt quien estaba en la posición real de poder en Yalta. Aunque valoraba la relación angloamericana, estaba bastante preparado para pasar por alto los intereses británicos y, por el contrario, le concedía una gran importancia a la Unión Soviética. Aunque, en realidad, estaba decidido a que prevalecieran los intereses estadounidenses.
Reino Unido – Winston Churchill
Churchill era muy consciente de los peligros que Yalta representaba para los intereses británicos, para la futura paz de Europa y el resto del mundo. Estaba ansioso por ver el fin de cualquier futura amenaza alemana, pero estaba preocupado de que infligir enormes reparaciones a Alemania, como se había hecho después de la Primera Guerra Mundial con el Tratado de Versalles, podría, en el futuro, crear una situación económica similar en el país que había llevado al surgimiento y aceptación del Partido Nazi. Por encima de todo, necesitaba que las hostilidades terminaran rápidamente: la carga de librar una larga guerra, sólo desde 1939 hasta 1941, había paralizado financieramente al Reino Unido. Sería esencial el apoyo y la ayuda de Estados Unidos, así como un importante compromiso estadounidense con la defensa europea.
En Yalta, Churchill se sintió frustrado porque vio una falta de comprensión de Roosevelt de los compromisos globales del Reino Unido, y de la amenaza percibida del dominio soviético en Europa del Este, pero al final su única arma fue la persuasión. Aunque a Churchill le resultó difícil aceptarlo, el Reino Unido tenía poca influencia en Yalta y debía concentrarse en moderar, en lugar de dictar los resultados.
En lo concerniente a la división y zonas de ocupación en Alemania, Churchill deseaba que Francia fuera invitada a ocupar una zona y a participar en la Comisión de Control, pues Roosevelt estaba determinado a restringir el tiempo de permanencia de las tropas estadounidenses en Europa. Menos específica, pero, importante, fue la postura dura de Churchill en defensa de la libertad y el estado de derecho en Europa.
¿Por qué el líder francés Charles de Gaulle no estuvo presente en la conferencia?
De Gaulle, por consentimiento unánime de los tres líderes, no fue invitado a Yalta ni a la Conferencia de Potsdam unos meses después; fue un desaire diplomático que creó un resentimiento profundo y duradero. Stalin, en particular, sintió que las decisiones sobre el futuro de Europa deberían ser tomadas por aquellas potencias que se habían sacrificado más en la guerra. Si a Francia se le permitiera participar en Yalta, podría decirse que otros países también habrían tenido el mismo derecho a asistir.
Decisiones de la Conferencia de Yalta
Los aliados querían asegurar una paz de posguerra, representando la seguridad y el orden colectivo dentro del continente europeo. Así mismo, se tuvieron que tomar ciertas decisiones clave, en relación especialmente con el destino de la Alemania y Polonia de la posguerra, así como con la derrota de los japoneses en el Pacífico.
Alemania de posguerra
En primer lugar, los Aliados decidieron que se debería establecer un «Comité de Desmembramiento de Alemania» para decidir cómo se debía dividir Alemania. Stalin había exigido originalmente el desmembramiento completo de Alemania en miniestados y que pagara ruinosas reparaciones, como había hecho en 1919. Winston Churchill quería dividir Alemania en tres estados alemanes diferentes, mientras que Roosevelt quería una Alemania compuesta por cinco regiones, dos zonas internacionales y una Austria administrada por los aliados.
El Plan Morgenthau, propuesto en 1944 por Henry Morgenthau Jr., por otro lado, tenía como objetivo eliminar la capacidad de Alemania para hacer la guerra al deshacerse de su industria de armas y eliminar otras industrias clave para la fuerza militar. Esto incluyó la destrucción de todas las plantas industriales ubicadas en el valle del Ruhr.
Al final, los tres mandatarios ratificaron el acuerdo de la Comisión Asesora Europea. Esto dividió a Alemania en tres zonas de ocupación, una para cada uno de los tres Aliados principales, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética.
Los estadounidenses y los británicos acordaron más tarde dar a Francia su propia zona de ocupación, separada de la suya. Berlín, la capital de Alemania, se dividió de manera similar en cuatro zonas. Polonia también anexó una gran parte de Alemania Oriental para compensar la tierra que Polonia perdió ante los soviéticos.
Los aliados también decidieron que tenían que estar preparados contra una posible amenaza militar renovada de Alemania una vez que terminara la guerra. Para lograr esto, la desnazificación de Alemania tenía que ser completa. Esta operación fue apodada las Cinco D, que incluían la desmilitarización, desnazificación, descentralización, democratización y descartelización de Alemania.
El destino de Polonia
El destino de Polonia fue el tema más importante para los soviéticos. El Ejército Rojo ocupó Polonia por completo cuando tuvo lugar la reunión y controló gran parte de Europa del Este, con fuerzas militares mucho mayores que las de los Aliados en el oeste.
Stalin afirmó que la cuestión de Polonia era de seguridad, ya que históricamente Polonia había servido como zona de amortiguamiento o Estado tapón para las fuerzas que intentaban atacar a Rusia. Esto significaba que Stalin quería una Polonia fuerte y expresó el deseo de la Unión Soviética de crear una Polonia fuerte, libre e independiente.
En la conferencia se acordó que los soviéticos podrían mantener el territorio del este de Polonia que habían anexado en 1939, mientras que Polonia recibiría una gran parte de Alemania del Este como compensación.
Sin embargo, Stalin también quería instalar un gobierno comunista en Polonia, mientras que Roosevelt y Churchill creían que el gobierno polaco en el exilio con sede en Londres era el más representativo del pueblo polaco. Al final, los tres líderes simplemente acordaron que deberían celebrarse elecciones libres lo antes posible.
Japón y el fin de la Guerra del Pacífico
Para Roosevelt, poner fin a la Guerra del Pacífico con Japón era de suma importancia, pero para lograrlo necesitaba la ayuda militar de Stalin. El presidente estadounidense esperaba que esto pusiera fin a la guerra antes y salvara vidas estadounidenses.
La Unión Soviética aceptó romper el Pacto de Neutralidad con los japoneses y, ese mismo año, llevaron a cabo la Operación Tormenta de Agosto o la Batalla de Manchuria, una invasión al Estado títere japonés de Manchuko (Manchuria)
Sin embargo, Stalin hizo múltiples demandas antes de aceptar que los soviéticos declararan la guerra a Japón:
La independencia de Mongolia de China tuvo que ser reconocida oficialmente por Estados Unidos. Esto se debe a que la República Popular de Mongolia había sido un estado satélite soviético desde 1924. Los soviéticos querían que se reconocieran sus intereses en los ferrocarriles de Manchuria y Port Arthur sin pedirles a los chinos que los arrendaran.
Los soviéticos querían la devolución de Karafuto, comúnmente conocida como la Isla de Sajalín, que habían perdido durante la Guerra Ruso-Japonesa en 1905, así como la posesión de las Islas Kuriles.
Declaración de Europa liberada
Los Tres Grandes crearon la Declaración de Europa Liberada durante la Conferencia de Yalta. Era una promesa que permitía garantizar a todos los países liberados del control nazi el derecho a crear instituciones democráticas de su propia elección. La declaración prometía que las naciones podrían celebrar elecciones libres y elegir sus propios gobiernos. Estas declaraciones eran similares a las de la Carta del Atlántico que declaraba “el derecho de todas las personas a elegir la forma de gobierno bajo la cual vivirán”.
Los Tres Grandes acordaron que todos los gobiernos originales deberían ser restaurados en los países invadidos mientras se esperaban nuevas elecciones. Sin embargo, a Stalin se le ofreció su propia esfera de influencia sobre Europa del Este, donde se mantendrían los ideales comunistas, ya que los soviéticos ya habían instalado sus propios gobiernos en países como Rumania y Bulgaria. En cuanto a Polonia, como ya se mencionó, su gobierno en el exilio fue totalmente excluido por Stalin y se elegiría un nuevo gobierno.
Organización de las Naciones Unidas
Finalmente, estaban las Naciones Unidas, la prioridad número uno de Roosevelt. Los Aliados también acordaron la creación de esta organización, con el objetivo de prevenir guerras futuras, sucediendo a la Liga de las Naciones que fue ineficaz para detener las escaladas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo era asegurar la cooperación internacional y Roosevelt se aseguró de obtener un compromiso de Stalin para participar en las Naciones Unidas durante la Conferencia de Yalta. Tal vez porque Stalin subestimó la importancia de la ONU, también dejó que los estadounidenses decidieran su estructura básica.
La Carta de la ONU fue redactada y adoptada por 50 gobiernos cuando se reunieron en la Conferencia de San Francisco el 25 de abril de 1945. La carta entró en vigor el 24 de octubre de 1945, cuando la ONU comenzó a operar. Ahora hay 193 miembros, que representan a casi todos los estados soberanos del mundo.
¿Fue la Conferencia de Yalta un éxito?
Ninguno de los Tres Grandes se fue de Yalta con todo lo que se había propuesto lograr, pero se informó ampliamente sobre una muestra pública de unidad y cooperación cuando tomaron caminos separados. Al final de la conferencia, se acordó que se reunirían una vez más después de que Alemania se rindiera, para que pudieran tomar decisiones firmes sobre cualquier asunto pendiente, incluidas las fronteras de la Europa de la posguerra. Esta reunión final tuvo lugar en Potsdam, cerca de Berlín, entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945.
Superficialmente, la Conferencia de Yalta parecía un éxito ya que los aliados pudieron ponerse de acuerdo sobre una serie de temas, lo que condujo al Protocolo de procedimientos: los aliados acordaron dividir Alemania en cuatro zonas de ocupación, llevar a juicio a los criminales de guerra nazis, dejar que los países liberados de Europa elijan su propio gobierno, etc.
Pero, de hecho, estos fueron una serie de compromisos hechos por Churchill y Roosevelt, ya que los estadounidenses estaban desesperados por la ayuda de Stalin en el teatro de guerra del Pacífico. Estados Unidos estaba dispuesto a aceptar casi cualquier cosa, siendo el compromiso más flagrante el destino de Polonia. Por otro lado, Stalin se comprometió a declarar la guerra a Japón, pero también obtendría más ganancias territoriales en el proceso.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido y Estados Unidos se convirtieron en aliados de la Unión Soviética sólo para derrotar a la Alemania nazi y a Hitler. Quedó claro en la Conferencia de Yalta que estaban surgiendo tensiones entre las dos partes, mientras intentaban organizar el mundo de la posguerra.
Después de la conferencia, Roosevelt recibió una carta de Churchill en la que decía que la Unión Soviética se había convertido en «un peligro para el mundo libre». Ambos líderes también fueron criticados por Occidente cuando regresaron.
Fuentes
SIN FUENTES