¿Qué es la Islamofobia?

El término islamofobia hace referencia al rechazo hacia la cultura islámica y al conjunto de actitudes xenófobas hacia los musulmanes. La Real Academia Española define fobia como un “temor angustioso e incontrolable a ciertos actos, ideas objetos o situación, que se sabe absurdo y se aproxima a la obsesión”(1). Partiendo del uso de la palabra fobia, se podría caer en el error de eximir de toda culpa a quienes cometen actos violentos hacia los musulmanes.

En este orden de ideas, la Real Academia Española define islamofobia como la “aversión hacia el islam, los musulmanes o lo musulmán” (2). En este sentido, el Consejo de Europa y el Comité Sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial de las Naciones Unidas la definen como “una forma de racismo y xenofobia manifestada a través de la hostilidad, exclusión, rechazo y odio contra los musulmanes, sobre todo cuando la población musulmana es una minoría, algo que ocurre con mayor impacto en países occidentales” (3).

Por otra parte, Fred Halliday, decidió que el término "anti musulmanismo" era un término mucho más adecuado para referirse al fenómeno, ya que la sociedad occidental no teme al islam como fe, sino que teme a los pueblos que característicamente lo tienen como religión y no temen al Corán, ni a las costumbres musulmanas. (4)

La islamofobia no es un fenómeno nuevo se remonta a los primeros contactos del Islam con otras religiones y culturas, entre sus principales causas se encuentra el terrorismo, los conflictos armados en Oriente, el discurso de los medios de comunicación relacionado con la cultura islámica, la percepción de que la globalización amenaza nuestra propia cultura, la distinta concepción de los derechos fundamentales, ver al islam como un bloque monolítico e incapaz de cambiar y por ser percibido como algo separado de otras religiones con las que no tiene una identidad ni valores en común.

Archivo- El Periódico

Los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001 en Estados Unidos, y posteriormente, los atentados del 2011 en Madrid, París en 2015 y Reino Unido en 2017 contribuyeron al aumento del racismo contra los árabes a través de una histeria islamófoba en el mundo, que ha tenido repercusiones perjudiciales en los derechos y la seguridad de los ciudadanos musulmanes en países fuera del mundo islámico. En 2008 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU emitió una resolución que expresaba su profunda preocupación por los intentos de identificar al Islam con el terrorismo, la violencia y las violaciones de derechos humanos, también expresó la preocupación del uso de los medios de comunicación para incitar a la violencia, xenofobia y discriminación contra el islam. Posteriormente, este organismo público un informe vinculado a la islamofobia, al antisemitismo y a la cristianofobia, que expresaba que en las manifestaciones y expresiones de islamofobia entran en juego dos cuestiones centrales: la violación de la libertad religiosa y la incitación al odio racial y religioso.

La crisis de los refugiados del 2015 evidenció las diferentes sensibilidades de la comunidad europea con respecto a la inmigración, el discurso populista ha incrementado el odio y el miedo hacia la comunidad musulmana, pues lo musulmán es planteado como un factor desestabilizador de la identidad y de los valores europeos, los mensajes anti-inmigrantes son el núcleo de casi todos los partidos de la derecha contemporánea como recurso para ganar votos en las elecciones.

Un artículo publicado por Barcelona Centre for Internacional Affairs titulado Populismo e Inmigración en la Unión Europea, determino que los brotes de populismo contribuyen a la secularización y estigmatización de los musulmanes, al mismo tiempo afirmó que en occidente, sectores sociales pertenecientes a las mayorías nacionales de cada territorio han expresado su experiencia de malestar en socio-económico y temas de inseguridad a través del discurso islamófobo (7).

Archivo-El País

El establecimiento de políticas y leyes nacionales que conllevan a la estigmatización de las minorías musulmanas ha contribuido en la propagación de la islamofobia, legitimadas por una visión identitaria que excluye al islam.

En el 2009 a través de una consulta los suizos votaron a favor de prohibir en su Constitución la erección de minaretes en las mezquitas, una de las causas de esta prohibición es la creencia de que representan un símbolo de “dominación política del islam en tierras suizas”. Entre tanto, la aversión contra la cultura islámica es promovida a través de grupos políticos como** Amanecer Dorado** en Grecia, Vox en España, PVV en Países Bajos, otro ejemplo de ello es Pegida que ha contado con gran movilización contra la islamización de occidente en Alemania, sin embargo, en el país también se ha llevado a cabo una campaña contra este movimiento islamófobo.

En octubre de 2020, el Presidente Emmanuel Macron impulsó un proyecto de ley en el marco de la lucha contra el separatismo islamista, de acuerdo con los críticos, esta ley estigmatiza a los musulmanes y limita sus libertades, el proyecto nació como respuesta a la intimidación yihadista en Francia, que tuvo como punto de partida el atentado contra la redacción del semanario Charlie Hebdo en enero de 2015 y como último hito el asesinato del profesor Samuel Paty en un suburbio de París.

En febrero del 2021 una alianza de 36 ONG en representación de 13 países presentaron una petición a el Consejo de Derechos Humanos de la ONU denunciando las sistemáticas acciones de islamofobia en Francia a través de la identificación y documentación de hechos vinculados a su presencia en el país, la declaración insta a que Francia promulgue o derogue leyes cuando sea necesario para prohibir discriminaciones.

Por otra parte, la islamofobia de género ha dado lugar a una larga lista de agresiones a las mujeres musulmanas por su asociación al islam y, por consiguiente al machismo y a la sumisión, esta discriminación ha limitando la igualdad de acceso a la educación y al campo laboral, después de los atentados del 11-S y otros acontecimientos vinculados a grupos extremistas islámicos, las mujeres musulmanas que usan vestimenta islámica son los blancos más vulnerables de acoso y crímenes de odio en sociedades occidentales. Desde el 2011 en Francia está prohibido el uso del velo integral en cualquier espacio público, recientemente en Suiza, se aprobó la prohibición del uso de la Burka y niqabs, la propuesta fue rechazada por el Gobierno federal y gran parte de las entidades suizas, el resultado de esta nueva norma puede traducirse en un mayor rechazo a los musulmanes en el país.

Archivo La Voz de Galicia

En la actualidad, el debate entorno a la islamofobia continúa abierto debido su auge en la sociedad occidental, alimentada por diversas razones, sobre todo por los actos terroristas y la presencia de personas que se identifican a sí mismas como musulmanas que llevan a cabo acciones violentas que no tienen nada que ver con la cultura islámica y hacen que la religión sea mal percibida. Existe una larga discusión sobre la definición y las implicaciones del término islamofobia y la caracterización en cuanto a que se refiere, si se trata de racismo, de discriminación religiosa, racismo cultural o de ninguna de ellas, o de si, por el contrario, se trata de un fenómeno completamente nuevo, con sus propias características y ajeno a cualquier movimiento, ideología o un fenómeno anterior a él.

La islamofobia no debería ser vista como un fenómeno aislado, otros fenómenos de intolerancia de este mismo estilo han existido a lo largo de la historia, como por ejemplo el antisemitismo y el antijudaísmo. Algunos de los autores que han estudiado la islamofobia coinciden en que no se trata solo de una hostilidad contra el islam como religión y cultura sino también de una discriminación contra las personas percibidas como musulmanas. Finalmente, la islamofobia representa un fenómeno cuyo auge no puede ser ignorado ni infravalorado, debido a que su auge es evidente y puede manifestarse tanto de forma cotidiana como institucional y no debe arraigarse en nuestra sociedad, los lideres políticos tiene la responsabilidad de enviar mensajes claros de respeto a todas las comunidades, que den lugar a iniciativas que luchen contra los prejuicios, el descontento y la marginación.