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Enciclopedia

Raquel Carranza Cañadas

¿Qué es la Diplomacia Digital?

- Con la crisis sanitaria se convirtió en menester encontrar nuevas formas de realizar las funciones diplomáticas y consulares digitalmente e incluso se habla del establecimiento de embajadas en el metaverso.

¿Qué es la Diplomacia Digital?

La diplomacia es una rama de las relaciones internacionales que se encarga de estudiar los intereses de los actores de la comunidad internacional, negociar, establecer acuerdos y resolver pacíficamente cualquier controversia (García, 2021). Con la diplomacia se ejecuta la política exterior a través de personas y órganos en representación de un sujeto del derecho internacional. De tal manera que se pueda cooperar, convenir y conseguir intereses en común.

La diplomacia es considerada como una herramienta versátil y de origen antiguo, ya que se puede remontar a las comunidades políticas primitivas previas a 1940, sin embargo, paulatinamente han tenido mayor importancia y desarrollo. Uno de los principales giros que tuvo se dio tras la Segunda Guerra Mundial, punto que se puede catalogar como el inicio de la priorización a la diplomacia en lugar de la fuerza.

La Guerra Mundial dio pauta a una mayor incorporación de organismos internacionales para que intervinieran en el orden mundial por medio de acuerdos o iniciativas, así mismo, brindó nuevas formas de ejercer la diplomacia por medio de otros actores. De igual manera, , para Shaun Riordan (2005) “la diplomacia moderna y los servicios diplomáticos tienen su origen en el desarrollo del Estado nación”, lo cual va aunado al hecho que tras la Gran Guerra no hubo otra conquista masiva como tal, sino que se delimitaron fronteras, se establecieron gobiernos y se instituyó una nueva visión que se enfocaría en la protección del desarrollo interno.

Ahora bien, la diplomacia se divide en dos niveles: bilateral y multilateral; la primera refiriéndose a la relación entre dos países y la segunda a un grupo o multitud de países, es decir, foros, conferencias o asambleas de organizaciones internacionales donde varios Estados u organismos interactúan entre sí simultáneamente (Álvarez, 2018). Sin embargo, con el auge de las nuevas tecnologías y el internet se fueron creando nuevos espacios de interacción de manera virtual a tal punto que, hasta la fecha, se puede hablar de embajadas en el metaverso y diplomacia digital.

La diplomacia digital puede entenderse como la incorporación de las nuevas tecnologías a la diplomacia tradicional. Su origen se encuentra comúnmente en Estados Unidos en 2002 tras el ataque del 11 de septiembre para evitar problemas de comunicación en el Departamento de Estado y a la vez tener mayor presencia con sus ciudadanos por internet (EOM, 2021). Aunque se incursiona en este punto, la política exterior siempre se priorizó en embajadas o sus respectivos ministerios exteriores y, de cierta manera, no hubo un cambio profundo en referencia a las funciones que se realizaban directamente por sus representantes de manera presencial.

Tiempo después se concedió un mayor espacio a la participación digital con la consolidación de las redes sociales en 2010, año en el cual se convirtieron en un fenómeno mundial y con presencia masiva de usuarios, ya que incluso los dispositivos con conexión a internet que facilitaban el uso de las redes sociales se hicieron de mayor accesibilidad. Es así que la forma de relacionarse en la sociedad cambió a la vez que se generalizó el uso de internet y la diversificación de sus instrumentos de conexión (Gómez, 2015).

En pocas palabras, este suceso fue escalando a tal manera que en la actualidad el tener redes sociales es casi una necesidad y entre más plataformas use el usuario es mejor, puesto que puede interactuar ampliamente en medios digitales. Con ello, algunas organizaciones internacionales, diplomáticos, mandatarios y gobiernos, entre otros actores internacionales, continuaron creando un espacio dentro de las plataformas para tener mayor alcance e interacción con las personas. Este avance tecnológico favoreció la creación de tanques de pensamiento, el intercambio de información y los foros académicos que amplificaron la opinión pública ante decisiones internacionales o nacionales (Manfredi, 2014).

Con ello, se ha facilitado conocer la postura interna y externa de un país e incluso la influencia y el alcance que poseen. Por lo tanto, se ha modificado la forma en la cual se promueven los intereses de los Estados aportando cierta transparencia, puesto que antes de la era digital se auxiliaban solamente de noticias o de información oficial compartida por el gobierno. El ser transparente también proporciona mayor participación civil aún en el campo internacional, sin embargo, al mismo tiempo ha complicado la veracidad de los datos compartidos, aumentando el riesgo de caer en la desinformación por las múltiples fuentes que pueden opinar sobre diversos acontecimientos.

En el ámbito diplomático ha simplificado la comunicación y reducido la burocracia o estructuras jerárquicas en la comunicación entre actores de la comunidad internacional; esto sin mencionar que la interacción es en tiempo real y por un menor costo en comparación a montar una reunión formal en otro país. Ahora bien, la dinámica se ha diversificado con el uso de redes sociales, no obstante aún en la década de 2010, sólo era considerado como una campaña paralela donde las organizaciones se daban a conocer.

No fue hasta la llegada de la pandemia COVID-19 en 2020 que realmente se desarrolla la diplomacia digital por necesidad. Con una conexión a internet y los dispositivos adecuados, cualquier persona o grupo de personas puede reunirse y tratar asuntos importantes sin necesidad de viajar. (EOM, 2021).

Con la crisis sanitaria se convirtió en menester encontrar nuevas formas de realizar las funciones diplomáticas y consulares digitalmente e incluso se habla del establecimiento de embajadas en el metaverso, así como el gobierno de Barbados que abrió la primera embajada de este tipo en 2021 como una nueva apuesta para ejecutar la diplomacia digital con todos los servicios diplomáticos sin límites geográficos y económicamente favorable en comparación con sostener 197 misiones (Wyss, 2021).

Las restricciones de la pandemia y los avances tecnológicos, en cierta manera, impulsaron o forzaron la modernización institucional de algunos países (siempre y cuando sus recursos se los permitiesen). De la misma manera Riordan (2005) expresa que “en el curso de los últimos años, nuevos problemas, la nueva tecnología y nuevas estructuras políticas y sociales, han barrido los supuestos sobre los que se basaba la diplomacia tradicional”. Es decir, así como el ser humano va evolucionando, lo que le rodea y sus interacciones también lo hacen, incluyendo consecuentemente a la diplomacia, siendo esta la herramienta idónea para la interacción de los actores internacionales.

Por otro lado, la facilidad con la cual la opinión de una persona en redes sociales se hace pública y alcanza a ser masiva pone en necesidad a los funcionarios del gobierno de modificar sus propios parámetros de comunicación. Este nuevo modelo de diplomacia no es algo pasajero, por el contrario viene a formar parte de los procesos por los cuales se pueden llevar a cabo las actividades diplomáticas y lo más probable es que se mantenga de tal forma independientemente de la crisis sanitaria que actualmente se sigue afrontando en el mundo.

Por el contrario, aunque el entorno digital ha facilitado ciertos procesos, a la vez ha creado más problemas de seguridad con ataques cibernéticos, hackeos y violaciones de confidencialidad o, como previamente se mencionaba, el fenómeno de la desinformación que es común y perjudicial. Lamentablemente, aunque de forma general la diplomacia digital cumpla con el deber de representar, negociar, proteger y promover los intereses de los actores que representa, se deben tener en cuenta los riesgos que se afrontan con su uso.

La clave del éxito que se pueda tener en esta modalidad yace en la identificación oportuna de las necesidades e intereses colectivos tanto de los ciudadanos como de otros sujetos del derecho internacional para participar fluidamente y, de manera estratégica, crear un soft power o soft diplomacy. El primero siendo una forma de incidir en otros actores con medios culturales e ideológicos, evitando la coerción y el segundo, un método para compartir las prioridades o intereses de un país con la opinión popular y el mundo sutilmente (EOM, 2020).

Estos recursos son el resultado de una buena política exterior y, por ende, de una buena diplomacia. Esto es factible de conseguir con la globalización, como es el caso de Corea del Sur que ha logrado expandir su soft power con los grupos K-pop, dando como resultado un amplio consumo de su cultura, ya sea por medio de políticas concretas o la viralización de sus costumbres, gastronomía, música y mercadotecnia que está siendo bien utilizada, de tal manera que estos grupos han llegado incluso a celebrar discursos en Naciones Unidas (ONU, 2021).

La diplomacia digital es parte de la globalización por lo que facilita el uso de métodos de poder indirectos, de tal manera que ya no es un resultado accidental, sino que los Estados u organismos internacionales se dedican a ello. Un ejemplo es la OTAN, la cual cuenta con una división de diplomacia pública que abarca una sección exclusiva a los medios digitales.

En pocas palabras, la diplomacia digital y lo que se desprende de esta, se encuentran en tendencia y su uso estratégico puede ejecutarse como un medio para concretar o agilizar procesos presenciales y, en este sentido, apostar por la formación en competencias digitales obteniendo el máximo provecho.

Fuentes

    EOM. (2021, 2 octubre). ¿Qué es la diplomacia digital y por qué cada vez más países recurren a ella? El Orden Mundial – EOM. Consultado 16 de mayo de 2022, disponible en https://elordenmundial.com/que-es-la-diplomacia-digital-y-por-que-cada-vez-mas-paises-recurren-a-ella/

    EOM. (2020, 18 agosto). ¿Qué es el poder blando? El Orden Mundial – EOM. Consultado 16 de mayo de 2022, disponible en https://elordenmundial.com/que-es-el-poder-blando-soft-power/

    García, A. M. (2021, 01 mayo). Diplomacia. Economipedia.com. Consultado 16 mayo 2022, disponible en https://economipedia.com/definiciones/diplomacia.html

    Gómez, R. (2015). Diplomacia digital, ¿adaptación al mundo digital o nuevo modelo de diplomacia?. Opción, vol. 31, núm 2, pp. 915-937. Consultado 16 mayo 2022, disponible en https://www.redalyc.org/pdf/310/31045568050.pdf

    Manfredi, J.L. (2014, 13 marzo). El desafío de la diplomacia digital. Real Instituto El Cano. Consultado 17 mayo 2022, disponible en https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/el-desafio-de-la-diplomacia-digital/

    ONU. (2021, 11 octubre). BTS en la ONU, Cambio Climático, COVID-19. . . Las noticias del lunes. Noticias ONU. Consultado 16 de mayo de 2022, disponible en https://news.un.org/es/story/2021/09/1497012#:%7E:text=BTS%20acude%20a%20la%20ONU,los%20Objetivos%20de%20Desarrollo%20Sostenible.

    Política exterior y política internacional. (2018). En A. Álvarez (comp.), Política Exterior. Universidad Evangélica de El Salvador.

    Riordan, S. (2005). Adiós a la diplomacia. Siglo XXI de España Editores.

    Wyss, J. (2021, 19 diciembre). Barbados prueba la diplomacia digital con embajada en metaverso. Bloomberg. Consultado 17 mayo 2022, disponible en https://www.bloomberglinea.com/2021/12/19/barbados-prueba-la-diplomacia-digital-con-embajada-en-metaverso/


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