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Análisis

Jorge Silva

Unidos en la seguridad – ¿Hacia un sistema europeo de defensa mutua?

- El peso de Estados Unidos dentro de la OTAN continúa siendo determinante en la Unión Europea ¿Será posible una emancipación en materia de seguridad y defensa?

Unidos en la seguridad – ¿Hacia un sistema europeo de defensa mutua?

Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, en 2009, un nuevo potencial en materia de seguridad y defensa común surgía para la Unión Europea. Su objetivo es generar mecanismos de cooperación que permitan preparar una mejor respuesta a los retos y amenazas emergentes de la sociedad internacional en el siglo XXI.

Sin embargo, el principal obstáculo es la falta de voluntad política para romper la dependencia con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) respecto a los temas de seguridad y defensa colectiva. El mayor ejemplo de esta dependencia está estipulado en el artículo 42.7 del instrumento jurídico.

“Los compromisos y la cooperación en este ámbito [seguridad y defensa común] seguirán ajustándose a los compromisos adquiridos en el marco de la OTAN, que seguirá siendo, para los Estados miembros que forman parte de la misma, el fundamento de su defensa colectiva y el organismo de ejecución de ésta”[1]

Esta cláusula predispone que, la Unión Europea, carezca de una estructura y mando militar autónomo que pueda ejercer gestión y respuesta conjunta de crisis, o al menos, sin injerencia o aprobación extrarregional ¿En qué estado se encuentra la dinámica entre estos dos actores? ¿Cómo podría funcionar un Sistema Europeo de Defensa Mutua?

Los costos de la defensa colectiva

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es el principal frente de defensa europeo ya que incluye a 21 de los 28 miembros de la Unión Europea. Sin embargo, la membresía en el organismo tiene dos grandes particularidades: sus acciones deben ser aprobadas por el principio de unanimidad y sus miembros deben aportar el 2% de su Producto Interno Bruto.

Ambas condiciones son fuente de múltiples tensiones entre los sectores conservadores de Estados Unidos y países de Europa ya que menos de la mitad de los Estados miembros de la Unión Europea, que pertenecen a la OTAN, contribuyen con el 2%.


Fuente: Elaboración propia con datos de NATO. “The Secretary General’s Annual Report 2019”.

Los únicos 7 Estados que lo hacen son aquellos que más cercanos se encuentran a la frontera con Rusia y, por tanto, más expuestos a los ejercicios militares en el Mar Báltico; las reivindicaciones territoriales en Crimea y los enclaves rusos como Kaliningrado.


Fuente: Elaboración propia con datos de “Defence Expenditure of NATO Countries (2013-2020)”.

La disparidad en las contribuciones de defensa ha llevado a Estados Unidos a tener que aportar más de la mitad del presupuesto general de la OTAN. Esto le brinda gran peso político a Estados Unidos que, apoyándose del principio de unanimidad, ha impulsado agendas que no necesariamente corresponden con los intereses de la región.

Choque de visiones

Lo cierto es que el esquema de la Unión Europea, cimentado en la concepción de seguridad humana, ha enfocado los presupuestos de muchos de sus miembros en asuntos como la gestión de refugiados, crisis climática y respuesta rápida intrarregional.

Fuente: ECFR.

Una situación que discrepa con la proyección de seguridad tradicional que Estados Unidos tiene de la OTAN y que incluso históricamente se ha visto en situación como: la crisis de Suez de 1956, donde el apoyo de Estados Unidos se mantuvo ausente; y la Guerra de Afganistán de 1979, donde Europa no avaló sanciones dirigidas hacia la Unión Soviética.

De esta manera, tenemos por un lado que la visión de la Unión Europea sobre seguridad y defensa está encaminada hacia la prevención de crisis y gestión de conflictos con base en garantizar una agenda de objetivos en seguridad alimentaria, social, de acceso a recursos, energética, fronteriza, etc. Una situación que se estructura en la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) dentro de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC).

Por el otro, la visión de la OTAN es más proactiva-agresiva o de contención contra actores o situaciones, como Rusia o Medio Oriente, que en múltiples ocasiones ha derivado en tensiones diplomáticas, políticas y estratégicas para Europa. La situación geopolítica del continente europeo discrepa mucho de la estadounidense por lo que su influencia en el establecimiento de la agenda conlleva mucho mayores costos y riesgos para este.

Fuente: ECFR.

Algunas de las situaciones en que miembros de la Unión Europea quedan en desventaja o limitados por su compromiso con la organización son: el reciente conflicto entre Grecia y Turquía; el antagonismo estadounidense con China, Irán y Rusia; o el cambio de embajada en Israel.

Un futuro incierto

Aunque aún se ve lejana la posibilidad de ver emancipada a Europa de su dependencia de seguridad con Estados Unidos. Puede que factores como los altos costos que la agenda estadounidense tiene con la OTAN y las discrepancias crecientes entre las concepciones de seguridad pueda llevar a la construcción de un verdadero Sistema Europeo de Defensa Mutua.

Fuente: ECFR.

No obstante, la falta de voluntad política y las fracturas internas, como los casos del Brexit y los autoritarismos en Europa Central, seguirán siendo factores que mantendrán la tendencia de seguir delegando esta dimensión de defesa regional a un organismo como la OTAN. El impulso por la integración en esta dimensión, deberá basarse en la conciliación interna, un esquema de seguridad ampliada y una agenda desde los propios miembros de la Unión Europea.

La transición hacia una autonomía en defensa y seguridad, será lenta y significará toda una nueva reforma al proceso de integración como lo conocemos. Incluso, puede que sea el paso faltante para que la Unión Europea termine de establecerse como un polo de poder fuerte y disminuir las tensiones en Europa Oriental en los próximos años


[1] Tratado de Lisboa, 13 de diciembre de 2007. https://eur-lex.europa.eu/resource.html?uri=cellar:2bf140bf-a3f8-4ab2-b506-fd71826e6da6.0005.02/DOC\_1&format=PDF

Fuentes

    BFBS. “NATO: Which Countries Pay Their Share On Defence?”. Forces Net. 26 de octubre de 2018. https://www.forces.net/news/world/nato-which-countries-pay-their-share-defence

    Ed Adamczyk. “10 países de la OTAN gastan ahora el 2% del PIB en defensa, según un informe”. United Press International. 21 de octubre de 2020. https://www.upi.com/Defense-News/2020/10/21/10-NATO-countries-now-spending-2-of-GDP-on-defense-report-shows/7731603295420/#:~:text=The%20total%20spent%20on%20defense,increase%20over%20the%20previous%20year.

    NATO. “Defence Expenditure of NATO Countries (2013-2020)”. División de Diplomacia Pública. 21 de octubre de 2020. https://www.nato.int/nato_static_fl2014/assets/pdf/2020/10/pdf/pr-2020-104-en.pdf

    NATO. “El secretario general de la OTAN analiza la situación en el Mediterráneo oriental con el presidente Erdogan”. Sala de Prensa. 23 de septiembre de 2020. https://www.nato.int/cps/en/natohq/news_178130.htm

    NATO. “The Secretary General’s Annual Report 2019”. https://www.nato.int/nato_static_fl2014/assets/pdf/2020/3/pdf_publications/sgar19-en.pdf

    Petr Boháček. “Las tensiones UE-OTAN apuntan a problemas transatlánticos”. Revista Europea de Seguridad. 19 de febrero de 2018. https://www.esjnews.com/eu-nato-tensions-transatlantic-troubles

    Susi Dennison, Ulrike Franke y Pawel Zerka. “The nightmare of the dark: The security fears that keep Europeans awake at night”. European Council on Foreign Relations. 23 de julio de 2018. https://ecfr.eu/special/the_nightmare_of_the_dark_the_security_fears_that_keep_europeans_awake_at_n/


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