¿Qué es la Doctrina Monroe?

La Doctrina Monroe fue elaborada por el secretario de Estado, John Quincy Adams y formó parte del mensaje norteamericano del presidente James Monroe realizado el 2 de diciembre de 1823 en el Congreso de los Estados Unidos, donde se incluyó el lema: «América para los americanos». En los inicios de su política exterior, no tuvo un rol predominante debido a la debilidad militar y la preponderancia de asuntos internos del país durante los 1800 (Casanueva 2007). Posteriormente, con base a esta, se potenciaron las acciones anticolonialistas y la influencia del país sobre el continente. Cabe recalcar que la Doctrina configuró la expansión del pensamiento estadounidense en torno a la separación geográfica, económica y sociopolítica de América.

Es así como la Doctrina sienta sus bases en contra del colonialismo y dispone que cualquier intervención europea en la región sería considerada un acto de agresión hacia Estados Unidos, así como un proceso de expansión que ponía en peligro la paz y seguridad americana. De acuerdo a David Tah Ayala (2021), desde su formación como país, uno de los intereses estadounidenses ha sido la búsqueda de influencia sobre nuevos territorios en relación a sus asuntos internacionales, a través de posiciones geoestratégicas, como es la Doctrina Monroe. El mismo autor menciona que la doctrina cuenta con cuatro puntos esenciales para su correcto funcionamiento:

• El continente americano como agente independiente y fuera del alcance europeo.
• La no intervención de Estados Unidos en la colonización o independencia de los países americanos de potencias europeas.
• Los intentos de expansión de las potencias europeas serán considerados como amenazas a la seguridad estadounidense
• La no intervención de Estados Unidos en los asuntos interiores de los países europeos.

Orígenes de la Doctrina

Los antecedentes de la Doctrina Monroe pueden remontarse a 1815 ante la derrota de Napoleón Bonaparte por la alianza entre Inglaterra, Rusia, Austria y Prusia, ya que este hecho histórico llevó a la reconfiguración de la Europa prerrevolucionaria. Seguidamente, se estableció desde 1818 un sistema de congresos con la finalidad de garantizar la paz. Uno de los más controversiales fue el Congreso de Verona de 1822, en donde los líderes de la restauración europea conciben como amenaza al nuevo gobierno liberal de España. Es por ello que se aprueba la intervención armada de Francia y para 1823 se restituye al monarca español, Fernando VII.

Bajo este contexto, Inglaterra temía que sus intereses estuvieran en peligro debido a la posibilidad del apoyo que las potencias podrían brindar a España para la recuperación de sus colonias en América. Cabe resaltar que Londres había aumentado su influencia comercial en la zona desde la independencia de la región. En ese sentido, Inglaterra ofrece a Estados Unidos la elaboración de una declaración conjunta de oposición contra el intervencionismo europeo en América. (Casanueva 2007) Por otro lado, desde la evolución histórica de las políticas estadounidenses, se percibe la búsqueda de una expansión de su sistema e ideas para influir en el escenario internacional. En relación a su sociedad encontramos el surgimiento de valores como la igualdad y la pertenencia étnica alrededor de una sola lengua envueltas en las concepciones de la democracia, el individualismo y la moralidad. Estos valores y concepciones dieron forma a la cotidianidad de los estadounidenses y a la formación de un sistema que incluye el desarrollo del capitalismo, la industrialización y la movilización social (Tah Ayala 2021). Además, configuró la base de la ideología nacional, que se ha expandido a través de la política exterior del país.

Impacto de la Doctrina Monroe

La doctrina ha determinado el éxito de Estados Unidos para configurarse como potencia internacional. Incluso ha dado lugar a la formación del Destino Manifiesto, el Corolario de Roosevelt y la modificación de la política exterior hacia “El Gran Garrote”. Como primer punto, Marcos Moreira, Alcívar y Calderón (2014) detallan que el Destino Manifiesto se establece públicamente en 1845 por el artículo del periodista John Sullivan y establece como misión divina del país americano la propagación del sistema democrático y la libertad. Lo anterior funge como justificación para el expansionismo estadounidense desde una posición evangelizadora.

Seguidamente, el Corolario de Theodore Roosevelt fue proclamado en 1904 ante el bloqueo naval de Gran Bretaña, Alemania e Italia sobre Venezuela. El presidente mantuvo una posición mucho más directa sobre la intervención estadounidense en el territorio de la región, por lo cual alegó a la protección de los países latinoamericanos de los ataques europeos, con la condición de generar estabilidad regional. (Solana, 2020)

Asimismo, a través de este corolario se modificó y potenció la política exterior denominada “El Gran Garrote” o “La política del Garrote” que justificaba la intervención de Estados Unidos en defensa de los ciudadanos estadounidenses que se encontraban en territorio Latinoamericano (Moreira, Alcívar y Calderón, 2014). Por otro lado, influyó sobre la región para la priorización de relaciones comerciales con empresas norteamericanas, a lo que se denominó la “diplomacia del dólar”. Además, se debe considerar que, a pesar de los planes de protección continental ante la intervención europea, Estados Unidos mantenía una posición acorde a sus intereses como la anexión de Texas en 1845:

“A pesar de la alusión a la doctrina para el caso de Texas, cuando se trataba de intervenciones que tenían claros intereses de Francia y Gran Bretaña, se decidía no actuar, incluso ante el pedido de los países que invocaban la doctrina. Para este caso tenemos los ejemplos de: la extensión de Gran Bretaña en Belice e islas de la Bahía (hasta 1852), la ocupación de las islas Malvinas (1833), la consolidación del protectorado británico en Mosquitia, el río San Juan y la isla del Tigre en Nicaragua (1835-1849), entre otros.” (Casanueva 2021, 3)

Además, durante «La política del Garrote» se presenciaron acciones militares de mayor potencia sobre la región: el apoyo a Panamá en su separación de Colombia (interés sobre el Canal de Panamá) y las ocupaciones militares en la República Dominicana (1916-1924), Cuba (1906-1909) y Haití (1915-1934). (Solana 2020)

De la misma forma, si bien puede señalarse la falta de apego total de la política exterior de los Estados Unidos sobre la doctrina, existen efectos derivados de la utilización de medios diplomáticos del país como la fundación de la Unión Panamericana en 1890, transformada ahora en la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, la creciente influencia sobre la región a través de la base de la Doctrina Monroe respaldó la configuración del principio de no intervención del Derecho Internacional Público que consolida el equilibrio y la armonía de la comunidad internacional.