Enciclopedia
Marco Olivera
¿Qué es la Carta del Atlántico?
- La Carta del Atlántico fue una declaración conjunta por el presidente Roosevelt, y el primer ministro Winston Churchill.
La Carta del Atlántico fue una declaración conjunta hecha pública el 14 de agosto de 1941 por el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, resultante de una conferencia en el mar, estableciendo los objetivos de paz de sus gobiernos para el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, declaró el apoyo de Estados Unidos al Reino Unido y presentó a ambos como una alianza contra Alemania. Posteriormente, la declaración fue respaldada por varios países e incorporada a los propósitos de las Naciones Unidas.
Contexto
La reunión, convocada por Churchill, tuvo como principal causa la situación geopolítica en Europa a mediados de 1941. De septiembre de 1940 a mayo del ’41, se llevó a cabo el Blitz, es decir, los bombardeos de Alemania al Reino Unido, pero los británicos se libraron de una invasión alemana. Estados Unidos le aseguró apoyo material mediante la aprobación de la Ley de Préstamo y Arriendo en marzo de ese mismo año.
Hacia fines de mayo, las fuerzas alemanas infligieron derrotas humillantes a las fuerzas británicas, griegas y yugoslavas en los Balcanes y amenazaban con invadir Egipto y cerrar el Canal de Suez, lo que significaba la restricción al acceso británico a sus posesiones en el Indostán.
También, el Reino Unido enfrentaba a los alemanes en Europa y temía que Japón pudiera tomar los territorios británicos, franceses y holandeses en el sudeste asiático.
Mientras tanto, en junio de 1941 la Alemania Nazi lanzaba la invasión a la Unión Soviética bajo la Operación Barbarroja. Pocos políticos en Washington o Londres creían que los soviéticos serían capaces de resistir el ataque alemán durante más de seis semanas.
La Carta del Atlántico
La reunión entre los dos líderes se organizó en máxima secrecía. Estados Unidos ayudaba, desde las sombras, al Reino Unido, y La Casa Blanca explicó a la prensa la ausencia del presidente Roosevelt como unas vacaciones de pesca.
En su primera conferencia durante la Segunda Guerra Mundial, del 9 al 12 de agosto de 1941 (cuatro meses antes de que Estados Unidos entrara a la guerra), Winston Churchill, se reunió con el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, en agosto de 1941 a bordo de dos barcos militares -el crucero USS Augusta (CA-31) y el acorazado HMS Prince of Wales de la Real Armada Británica- en Placentia Bay, Newfoundland, frente a la costa de Terranova, Canadá.
Sostuvieron nueve reuniones cara a cara y emitieron una declaración conjunta sin firmar, conocida como la Carta del Atlántico; no era un documento oficial, sino más bien una declaración conjunta que expresaba los objetivos bélicos de los dos países y una visión para el futuro entre unos Estados Unidos técnicamente neutrales y un Reino Unido en guerra.
En la Carta se establecieron los principios de autodeterminación, fin del colonialismo, libertad de los mares y la mejora de las condiciones de vida y el trabajo colectivo de todos los pueblos en los campos de la economía y la seguridad. Muchas de las ideas eran similares a las propuestas por los Catorce Puntos del presidente Woodrow Wilson durante la Primera Guerra Mundial, que no fueron aceptadas por los aliados en la Conferencia de Versalles.
Los historiadores suelen citar el acuerdo como uno de los primeros pasos significativos hacia la formación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre otros temas discutidos en privado, se encontraban el apoyo de la Marina de los EE. UU. a los barcos mercantes británicos en los convoyes del Atlántico y la derrota de Alemania tras la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
El llamado de la Carta al autogobierno y la autodeterminación también se convirtió inadvertidamente en piedra de toque para aquellos en todo el mundo que deseaban independizarse de los imperios europeos.
Consecuencias
La reunión tuvo éxito en la redacción de los objetivos de la Carta, sin embargo, no logró producir resultados inmediatos que deseaban los líderes de las potencias occidentales. El presidente estadounidense esperaba que la Carta alentara a su pueblo a respaldar la intervención del país norteamericano en la Segunda Guerra Mundial del bando de los Aliados; no obstante, la opinión pública se opuso rotundamente hasta el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Churchill quería que Estados Unidos se uniera a la guerra, este fue su principal motivación para asistir a la reunión secreta, pero Estados Unidos permanecería neutral. Salvo eso, esperaba que los estadounidenses aumentaran la cantidad de ayuda militar al Reino Unido y advirtiera a Japón que no tomara medidas agresivas en el Pacífico.
Roosevelt, por otro lado, quería que el gobierno británico afirmara públicamente que no estaba involucrado en algún tipo de tratado secreto, en particular sobre cuestiones territoriales, como los concluidos por los Aliados durante la Primera Guerra Mundial sobre la división del territorio enemigo al final de la guerra.
Roosevelt también deseaba arreglar los términos por los cuales el Reino Unido pagaría a los Estados Unidos por su asistencia bajo la Ley de Préstamo y Arriendo (Lend-Lease). El presidente estadounidense quería que los británicos pagaran una compensación desmantelando su sistema de Preferencia Imperial, que había sido establecido por los británicos durante la Gran Depresión; diseñado para fomentar el comercio dentro del Imperio Británico mediante la reducción de las tasas arancelarias entre sus miembros; mantenenía tasas arancelarias discriminatorias contra extranjeros. De hecho, el cuarto principio de la Carta se basaba en la determinación de Estados Unidos de desmantelar la Preferencia Imperial y liberar el comercio mundial en beneficio del país comandado por Roosevelt.
Regresando a Churchill, este entendió que varios aspectos de la declaración conjunta propuesta podrían ser políticamente dañinos para él Primer Ministro, pues el abandono de la Preferencia Imperial podría causar un enfrentamiento dentro del ala proteccionista de su Partido Conservador. Los estadounidenses también se mostraron reacios a advertir a Japón con demasiada fuerza contra cualquier acción militar futura contra las posesiones británicas en el sudeste asiático. Si bien la Carta del Atlántico no fue un tratado vinculante, y que encarnó más simbolismo que sustancia, ese mismo simbolismo fue importante para forjar una relación estrecha y valiosa entre Roosevelt y Churchill durante el resto de la guerra.
Pero, sobre todo, fue importante por varias razones: primero, afirmó públicamente el sentido de solidaridad entre Estados Unidos y el Reino Unido contra la agresión del Eje; en segundo lugar, expuso la visión wilsoniana del presidente Roosevelt para el mundo de la posguerra, uno que se caracterizaría por intercambios comerciales más libres, autodeterminación, desarme y seguridad colectiva; finalmente, la Carta finalmente sirvió como inspiración para los pueblos coloniales del Tercer Mundo que luchaban por su independencia.
La Carta del Atlántico supuso la primera reunión entre Roosevelt y Churchill, pero estos se volverían a encontrare en futuras cumbres -Conferencia de el Cairo, Conferencia de Teherán, Conferencia de Yalta -para ver asuntos relacionados con el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Declaración Conjunta de la Carta del Atlántico
A continuación se presentanse el texto íntegro de la Carta del Atlántico y un análisis de cada punto.
El Presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro representante del Gobierno de S. M. en el Reino Unido, habiéndose reunido en el Océano, juzgan oportuno hacer conocer algunos principios sobre los cuales ellos fundan sus esperanzas en un futuro mejor para el mundo y que son comunes a la política nacional de sus respectivos países:
- Sus países no buscan ningún engrandecimiento territorial o de otro tipo.
Roosevelt y Churchill no buscaban ganancias territoriales. Esto contrastaba marcadamente no sólo con los conflictos pasados, sino también con lo que buscaban sus enemigos y su principal aliado. Después de todo, el Tercer Reich, el Japón imperial, el Reino de Italia y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se hicieron de territorio desde el comienzo de la guerra.
- No desean ver ningún cambio territorial que no esté de acuerdo con los votos libremente expresados de los pueblos interesados.
- Respetan el derecho que tienen todos los pueblos de escoger la forma de gobierno bajo la cual quieren vivir, y desean que sean restablecidos los derechos soberanos y el libre ejercicio del gobierno a aquellos a quienes les han sido arrebatados por la fuerza.
También se comprometieron a no realizar cambios territoriales que no concuerden con los deseos libremente expresados de los pueblos interesados y respaldaron el derecho de todos los pueblos a elegir la forma de gobierno bajo la cual vivirán. Este fue un eco de la promesa de autodeterminación de Woodrow Wilson una generación antes.
- Se esforzarán, respetando totalmente sus obligaciones existentes, en extender a todos los Estados, pequeños o grandes, victoriosos o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad al comercio y a las materias primas mundiales que son necesarias para su prosperidad económica.
- Desean realizar entre todas las naciones la colaboración más completa, en el dominio de la economía, con el fin de asegurar a todos las mejoras de las condiciones de trabajo, el progreso económico y la protección social.
Recordando los fracasos de Versalles, los líderes se aseguraron de que la paz de posguerra moldeada por la Carta del Atlántico derribara las barreras al comercio, el desarrollo y la actividad económica. Si el aislamiento, el nacionalismo económico y los mercados cerrados ayudaron a sembrar las semillas de la guerra, razonaron, entonces el libre comercio, el acceso a las materias primas, la libertad de los mares y un sistema económico más liberal caracterizarían el mundo de la posguerra. Una de las condiciones previas de cualquier paz duradera tendrá que ser la mayor libertad de comercio posible, dijo FDR a Churchill durante la Conferencia Atlántica.
- Tras la destrucción total de la tiranía nazi, esperan ver establecer una paz que permita a todas las naciones vivir con seguridad en el interior de sus propias fronteras y que garantice a todos los hombres de todos los países una existencia libre sin miedo ni pobreza.
Asimismo, si la derrota militar de Alemania fue incompleta en 1918, la Carta del Atlántico llamó inequívocamente a la destrucción final de la tiranía nazi y al desarme de las naciones agresivas. En otras palabras, los agresores serían tratados de tal manera que los errores posteriores a la Primera Guerra Mundial no se repetirían.
- Una paz así permitirá a todos los hombres navegar sin trabas sobre los mares y los océanos.
- Tienen la convicción de que todas las naciones del mundo, tanto por razones de orden práctico comode carácter espiritual, deben renunciar totalmente al uso de la fuerza. Puesto que ninguna paz futura puede ser mantenida si las armas terrestres, navales o aéreas continúan siendo empleadas por las naciones que la amenazan, o son susceptibles de amenazarla con agresiones fuera de sus fronteras, consideran que, en espera de poder establecer un sistema de seguridad general, amplio y permanente, el desarme de tales naciones es esencial. Igualmente ayudarán y fomentarán todo tipo de medidas prácticas que alivien el pesado fardo de los armamentos que abruma a los pueblos pacíficos.
Finalmente, la Carta preveía el establecimiento de un sistema más amplio y permanente de seguridad general y una disminución del gasto militar. Dos guerras globales en el lapso de 20 años convencieron a FDR y Churchill de que tenían la obligación de tratar de controlar los impulsos destructivos de la humanidad que al final de la guerra podrían destruir a la humanidad misma.
Franklin D. Roosevelt — Winston Churchill 14 de agosto de 1941
Naciones aliadas apoyan la Carta del Atlántico
El 1 de enero de 1942, en una reunión de representantes de 26 países (Australia, Bélgica, Canadá, China, Costa Rica, Cuba, Checoslovaquia, El Salvador, Estados Unidos, Grecia, Guatemala , Haití, Honduras, India, Luxemburgo, Nicaragua, Noruega, Nueva Zelanda, Panamá, Polonia, Países Bajos, Reino Unido, República Dominicana, Sudáfrica, Unión Soviética, Yugoslavia) firmaron una “Declaración de Naciones Unidas” en la que se comprometieron a apoyar los principios de la Carta del Atlántico.
Fuentes
SIN FUENTES