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¿Qué es la Diplomacia del perdón?
- Las disculpas diplomáticas se dan principalmente con injusticias de alto alcance o violaciones a los derechos humanos.
El ser humano está propenso a acertar o errar dentro de cualquier ámbito de la vida y esto puede repercutir a grandes escalas. Por ello, en un orden mundial regido por seres humanos ¿Qué sucede cuando un Estado reconoce que ha cometido un error? Y para responder ante esta interrogante se explicará en qué consiste el perdón diplomático y casos concretos en los cuales se tuvo que hacer uso de este recurso.
Las disculpas diplomáticas se dan principalmente con injusticias de alto alcance o violaciones a los derechos humanos, es decir, que casi siempre es una manera de demostrar arrepentimiento o pésame de forma pública y solventar (aunque sea de manera verbal) con los damnificados o víctimas de sucesos recientes e inclusive pasados.
Aunque las palabras no pueden deshacer lo que ya esté hecho, ni cambiar el pasado, en las últimas dos décadas se ha incorporado en los discursos de mandatarios disculpas por eventos remotos pero que tuvieron mucho impacto social, un ejemplo de esto fue que, en 2012 el entonces presidente salvadoreño Mauricio Funes pidió perdón en nombre del Estado por la Masacre del Mozote de 1981 durante la Guerra Civil de El Salvador (CNN, 2012).
De la misma manera puede existir la petición o exigencia de perdón, ejemplo de ello fue la llamada del presidente mexicano Andrés López Obrador hacia España y el Vaticano pidiendo que se disculpara por los crímenes de la conquista de México (Liñán, 2019). Sin lugar a duda, es peculiar este tipo de escenarios al tratarse de eventos ocurridos siglos atrás.
No obstante, el mandatario mexicano no ha sido el primero en hacer este tipo de peticiones y el Vaticano ha extendido su arrepentimiento y disculpas ante diversos hechos históricos del siglo pasado, como su pasividad por el Holocausto, crimines durante la conquista, las cruzadas y entre otros acontecimientos. Todo esto denota que los Estados siguen siendo responsables por los errores e injusticias que se han cometido a través del tiempo, como si estos fueren contemporáneos por respeto hacia los damnificados.
Entre algunos casos está el de Alemania, que continúa pidiendo perdón por las acciones del régimen nazi o Japón por los abusos cometidos en la época imperialista, la invasión de Corea del Sur y la Segunda Guerra Mundial (Merino, 2022). Sin importar que se tratase de un gobierno, régimen o un grupo determinado que lo cometiera, siempre queda responsabilidad internacional en el Estado donde se dieron los hechos.
Independientemente, de si la intención sea solidarizarse con las víctimas o solo “lavarse las manos”, este tipo de iniciativas y discursos promueven la búsqueda de justicia y reconciliación en la comunidad internacional. De cierta manera esto afecta positivamente la percepción exterior en lugar de solo desestimar el suceso por mucho que haya pasado el tiempo, puesto que cuando se marginan o ignoran, solo crea indignación nacional e internacional.
Aunque la mayor parte del tiempo no conlleva alguna acción en específico y es más bien un discurso o comunicado, sí crea conciencia del hecho y se le da la importancia correspondiente. Lo correcto es que el presidente lo exprese directamente, ya que es quien representa al Estado internacionalmente y en orden jerárquico es quien tiene precedencia nacional. Según el portal Political Apologies Across Cultures (2021), el cual es una base de datos referente a las disculpas extendidas por los Estados y sus representantes desde 1947, se han producido aproximadamente 346 disculpas políticas.
Political Apologies Across Cultures registra las disculpas relacionadas a violaciones de derechos humanos y se han contabilizado que el 72% de las disculpas fueron emitidas desde el año 2000 y el 45% de ellas desde 2010. Por lo cual, la diplomacia del perdón es un concepto relativamente nuevo y no tuvo una clasificación como tal hasta la Segunda Guerra Mundial. Esta característica se podría atribuir al cambio que hubo en el orden mundial y al auge que se le dio a la diplomacia tras 1945.
Tras la SGMl cambió la perspectiva del mundo hacia la forma de manejar conflictos, pero esto no solo se debe a los lamentables hechos durante la guerra sino también al apogeo de los derechos humanos, donde si algo perjudica el derecho de otros se condena.
En este sentido, no solo se hizo significativo el tratar los problemas de manera pacífica, sino aceptar el daño que se causó, que en efecto sucedió y que el Estado o sus involucrados se hacen responsable por ello. Naturalmente, la diplomacia del perdón se entendería como recurso aceptable en la comunidad internacional de forma implícita con lo que la diplomacia abarca.
Sin embargo, Álvaro Merino (2022) presenta otra perspectiva al utilizarla, ya que este recurso puede poner en un momento incómodo al Estado, esto en cuestión de su orgullo nacional, puesto que, el pedir perdón es aceptar la responsabilidad y en algunos casos esto puede ser difícil para los lideres mundiales. Aunado a esto, es que muchos discursos que intentan ser una forma de disculpa pública lo omiten explícitamente e intentan usar palabras algo enredadas que terminan significando lo mismo, pero de una manera política y sin herir susceptibilidades.
Un ejemplo de ello fue la visita del presidente francés Emmanuel Macron a Ruanda, donde en su discurso reconoció que Francia tenia responsabilidad en el genocidio de 1994, donde se asesinaron a más de 800 mil ruandeses a manos de un régimen con apoyo francés. El mandatario afirmó que Francia tuvo un papel en el significado que “condujo a lo peor” y que tiene “una deuda” hacia las víctimas de este evento, pero no pidió perdón explícitamente (Bassets, 2021).
Lo ideal sería que en todo caso un acto de perdón fuese sincero, pero muchas veces se considera fruto de cálculos entre pros y contra para un Estado. Tomar acción ante un error en el ámbito diplomático puede centrarse más en las formalidades sin mayor compromiso a largo plazo o acciones de enmienda, lo que intenta este recurso es para mantener el visto bueno o la aprobación externa y los agregados que este puedan acompañar dependerán en quien lo emplee.
A pesar de ello, algunos Estados defienden sus acciones a expensas de los daños que causaron y no extienden ninguna petición de perdón. Ejemplo de ello fue Estados Unidos y las bombas nucleares que impactaron Hiroshima y Nagasaki; puesto que desde 1945 ningún presidente había visitado estas ciudades afectadas hasta 2016 con la llegada de Barack Obama a Hiroshima.
Ante tal escenario la opinión publica especulaba sobre que debería hacer el mandatario por los daños generados a esta parte de Japón, por lo cual, se esperaba como mínimo alguna disculpa, pero no hubo tal acción. Aunque pareciese algo insensible por parte de la Casa Blanca, en realidad el mandatario buscó como tratar el asunto sin referirse a esto por medio de un homenaje en el Memorial de la Paz de Hiroshima a las víctimas, así mismo, trajo a colación la cooperación por un mundo sin armas nucleares (BBC, 2016).
Hasta cierto punto se justifica en Estados Unidos el ataque con el argumento de que “salvó vidas” evitar que Japón siguiera combatiendo, como el expresidente estadounidense Harry Truman planteaba en ese entonces; por lo cual sus predecesores no contradicen, sino que intentan prevenir más hechos de esta índole y muestran respeto a sus afectados. No entraría dentro de la diplomacia del perdón, pero seria una de las alternativas vistas en los últimos años.
En síntesis, la diplomacia del perdón en la actualidad se puede considerar como una forma de simpatizar y enmendar los errores de los Estados, ya sean estos presentes o pasados dentro de la comunidad internacional, así mismo, es un recurso implícito en la diplomacia y ha tenido aparición después de la Segunda Guerra Mundial, ya que esta es una era muy enfocada en los derechos humanos y su protección.
Por otro lado, una disculpa puede conducir al reconocimiento de responsabilidad en los errores pasados y su justa compensación, por lo cual, algunos Estados prefieren emitir sus disculpas sin reconocer el error o usando palabras que lo evadan e inclusive no pedir perdón y solo actuar en solventar un parte del problema, pero defendiendo su posición, lo cual no está sujeto al grado de desarrollo de un país, simplemente a los valores de este y su cultura.
Fuentes
Abad, José. (2019). ''Cuando los países piden perdón por su pasado''. El País. Recuperado de: https://elpais.com/politica/2019/03/26/sepa_usted/1553605933_279454.html