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Enciclopedia

Marko Alberto Sal Motola

¿Qué es el Darwinismo Social?

- El pensamiento científico-positivo del siglo XIX consolidó una ideología para justificar estructuras de poder.

¿Qué es el Darwinismo Social?

Las bases de la teoría de Darwin:

Charles Robert Darwin fue un científico naturalista de origen británico que realizó diversas contribuciones a la biología evolutiva. En su obra más celebre, El origen de las especies por medio de la selección natural, o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia (1859), Darwin teorizó la evolución de los organismos con base en dos categorías: La lucha por la existencia (struggle for life) y la selección natural o la supervivencia de los más aptos (survival of the fittest).

El término “lucha por la existencia” sostiene que la naturaleza es escenario de conflictos inevitables entre organismos, así como de su dependencia a factores específicos para sobrevivir en el medio. Lo anterior lo ejemplifica con la lucha entre animales por alimento o la necesidad de las plantas a la humedad frente a la sequía [1]. Para sostener su argumento, Darwin adaptó el pensamiento de Thomas Malthus sobre la “progresión geométrica del crecimiento”, la cual obliga a los organismos a competir y destruirse por los recursos limitados del medio [2].

Por otro lado, el término “supervivencia de los más aptos” alude a las ventajas que tienen los individuos sobre otros, sin importar su dimensión, como factor decisivo de la supervivencia. Contrariamente, toda variación nociva para la supervivencia tiende a desaparecer gracias a la selección natural [3].

Sin embargo, Darwin distinguió que el ser humano es capaz de hacer su propia selección. En sus palabras: “el hombre selecciona solamente para su propio bien; la Naturaleza lo hace solo para el bien del ser que tiene a su cuidado” [4]; es decir, el ser humano tiene capacidad de manipular elementos externos para sobrevivir, a diferencia de las especies que tardan generaciones en evolucionar para adaptarse al medio. Lo anterior supone que cualidades innatas como la razón y la inteligencia dotan al ser humano de un poder de selección diferente al del reino natural.

Las categorías biológicas mencionadas no se limitaron a cambiar los paradigmas de las ciencias biológicas, sino que tuvieron implicaciones en las visiones del ser humano sobre su realidad. Esta “revolución darwiniana” categorizó a las personas como una especie “íntimamente relacionada con el resto de los seres vivos” [5], sometida al medio hostil y a una dinámica de supervivencia de los más aptos.

Evolucionismo social de Herbert Spencer:

Herbert Spencer adaptó las categorías evolucionistas de Darwin en su obra Los primeros principios (1862), en la que califica a los grupos humanos como organismos regidos por las leyes de la naturaleza y que se encuentran dentro de un marco evolutivo. El evolucionismo social, de acuerdo con el pensador británico, consiste en lo siguiente: “el paso de una homogeneidad incoherente a una heterogeneidad coherente, a consecuencia de una disipación de movimiento y de una integración de materia” [6]. Esta definición se debe analizar de forma detenida.

Los grupos humanos se transforman de una población indiferenciada y horizontal (homogeneidad incoherente) a una organización estratificada por gobernantes y gobernados (heterogeneidad coherente). Por “severa disciplina de la naturaleza”, término utilizado por Spencer en su obra Social Statics (1851), los gobernantes se imponen y eliminan a los gobernados “menos aptos”. El esquema normativo social impuesto por las élites, disipa las dinámicas sociales y permite una integración de la sociedad.

Aunque estas ideas fueron planteadas inicialmente como una teoría sociológica, sirvieron de inspiración para un conjunto de movimientos políticos y sociales sostenidos por la burguesía europea, para justificar las estructuras sociales de dominación y el sistema económico capitalista.

La interpretación de la selección natural en la esfera social o “seleccionismo”, comenzó a aplicarse en los grupos humanos, no con una finalidad evolutiva como la del mundo vegetal o animal, sino de preservar aspectos como la cultura, el individualismo, el lenguaje, la ética, la identidad nacional, el sistema económico y la noción de Estado y de sobrevivir de las amenazas externas a la sociedad.

Darwinismo social interior y exterior:

Es posible clasificar dos tipos de darwinismo social. Por un lado, el interior se manifestó a través la negativa de los gobernantes de realizar reformas de visión social. Como establece González: “si la lucha por la existencia y la selección natural son expresión de una ley natural, tratar de ayudar a las víctimas o a los perjudicados es tanto como ir contra la naturaleza misma” [7].

Por ello, el Estado no debía de intervenir en la distribución de beneficios o males en la sociedad, pero sí en defender a los triunfadores en la lucha por la existencia (élites) e impedir la reproducción de los menos capaces a través de una eliminación legal y sistemática. En este tenor, Spencer se pronunció en favor de eliminar todo tipo de apoyo a los grupos vulnerables, ya que argumentaba, eran símbolo de la holgazanería y la ignorancia, factores contrarios a la noción de progreso.

Por otro lado, el darwinismo social exterior se define como “un proceso que se prosigue al transponer la ideología darwinista del contexto de los grupos sociales a las relaciones entre Estados” [8]. Esta perspectiva surge de una noción de lucha entre diferentes sociedades, así como de la justificación de la intervención de ciertas naciones que se consideran más inteligentes y desarrolladas. Cabe resaltar que en su obra El origen del hombre (1871), Darwin planteó que, aunque las razas humanas tienen un mismo origen, “los indígenas americanos, los negros y los europeos difieren tanto por su inteligencia” [9], debido a su adaptación al medio. Lo anterior fue interpretado por estos movimientos para justificar una asimetría intelectual y de desarrollo entre las razas.

El ejemplo más claro del darwinismo social exterior es el imperialismo europeo del último cuarto del siglo XIX. Entre los defensores de esta doctrina se encuentran los imperialistas Cecil Rhodes, quien defendió el expansionismo británico para perfeccionar la raza humana; y el escritor Rudyard Kipling, quien en su poema “La carga del hombre blanco” (1899) argumenta que el hombre occidental, considerado el más desarrollado entre las razas, forma parte de un plan divino para civilizar a otras sociedades.

Nazismo: Lebensborn y Lebensraum

Las ideas de Adolf Hitler son otro ejemplo de apropiación del seleccionismo darwinista social. La ideología nazi enfatizó la importancia del individuo en cuanto a “su valor físico y la utilidad que le puede dar a la sociedad” [10], por lo que era necesario utilizar tácticas destinadas a la eliminación de figuras como la familia, los sindicatos, la individualidad, las religiones, conocimientos contrarios a la ideología del partido y el exterminio racial.

De manera específica, en su ensayo Mi lucha (1925), Hitler resaltó la importancia de la pureza de sangre y la urgencia de la reproducción de genes entre miembros de la misma nación. Además, planteó argumentos paralelos a los de Spencer en cuanto a la necesidad de una sociedad basada en un esquema de dominación de las élites: “En el momento en que los propios vencidos comenzaron a elevarse desde el punto de vista cultural, aproximándose también a los conquistadores, mediante el idioma, se derrumbó la vigorosa barrera entre el señor y el siervo” [11]. Con base en lo anterior, solo el seleccionismo de las élites haría posible el restablecimiento del orden ario.

Esta selección no solo se basó en el extermino masivo de "razas inferiores", sino también en la promoción de los programas de maternidad y eugenesia Lebensborn, destinados a la reproducción de los genes arios y a la formación de niñas y niños con la ideología del partido.

Por otro lado, desde el punto de vista geopolítico, la política exterior alemana se sostuvo en la doctrina del “espacio vital” (Lebensraum), concepto retomado por Karl Haushofer de las ideas geográfico-biológicas de Robert Kjellen (inspiradas directamente de la teoría de Darwin), para justificar la expansión alemana en su lucha por la supervivencia en contra las razas inferiores y la satisfacción de su vitalidad Estatal [12].

Selección sexual y los constructos de género

Darwin añadió la selección sexual como componente de la prevalencia de los más aptos en una misma especie: “una lucha entre los individuos de un sexo -generalmente, los machos- por la posesión del otro sexo” [13]. La conclusión de esta lucha es la muerte del competidor con menores posibilidades de dejar descendencia de su propia especie. El darwinismo social interpretó la selección sexual como justificación de evitar la reproducción de los más vulnerables y mantener la descendencia de las élites.

Desde otro punto de vista, es posible identificar cómo las ideas de Darwin han impactado en los constructos de género y el fortalecimiento del paternalismo en las estructuras sociales. Darwin hace hincapié que machos y hembras desarrollan diferentes cualidades, ya que los primeros tienen mayor interacción entre sí por la rivalidad, violenta o pacífica, de poseer al sexo opuesto: “[Machos y hembras] difieren en conformación, color o adorno, estas diferencias han sido producidas principalmente por la selección sexual, es decir, mediante individuos machos que han tenido interacciones sucesivas” [14].

Asimismo, en El origen del hombre (1871), Darwin realizó una distinción entre hombres y mujeres: “El hombre difiere de la mujer por su talla, su fuerza muscular, su velocidad, etc., como también por su inteligencia, como sucede entre los dos sexos de muchos mamíferos” [15]. Estos planteamientos en el ideario del darwinismo social serían la base de la dominación del género masculino sobre el femenino, así como la consolidación de constructos de género.

A manera de conclusión, más que una teoría sociológica o una filosofía de la historia, el darwinismo social se consolidó como una ideología que tomó las propuestas de Darwin en beneficio de estructuras de dominación. En esta tesitura, es importante destacar que el darwinismo social adaptó la lucha por la existencia y la supervivencia de los más aptos en aspectos metafísicos, con la finalidad de preservar la identidad nacional de las sociedades burguesas defensoras de esta ideología, justificar intervenciones y guerras, así como de eliminar sistemáticamente a miembros de la estructura social impuesta por las élites.

Fuentes

    [1] Charles Darwin, El origen de las especies (Feedbooks, 1859). https://www.rebelion.org/docs/81666.pdf, p.54

    [2] Darwin, Capítulo III: Lucha por la existencia, p.55

    [3] Darwin, Capítulo IV: La selección natural o la supervivencia de los más aptos, p.68

    [4] Darwin, Capítulo IV: La selección natural o la supervivencia de los más aptos, p.70

    [5] Carlos Añón, “Capítulo XVIII: El darwinismo social en la historia de los derechos” en Historia de los derechos fundamentales (Tomo III: Siglo XIX), https://e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/9049/darwinismo_lema_2007.pdf, p.1051

    [6] Herbert Spencer, Primeros Principios, (Biblioteca virtual universal, 2003), p.199

    [7] Felipe González. El darwinismo social: Espectro de una ideología, (Anuario de filosofía del derecho, No.1, 1984) p.172

    [8] González, El darwinismo social, p.173

    [9] Charles Darwin, El origen del hombre (fragmentos) (Biblioteca virtual universal, 2007) https://mercaba.org/SANLUIS/Filosofia/autores/Contempor%C3%A1nea/Darwin/Darwin%20Charles%20-%20El%20origen%20del%20hombre%20(fragmentos).PDF, p.174-175

    [10] Edgar López, Darwinismo social y selección racial: Darwin, Spencer, Hitler y Lebensborn (Revista Electrónica de la RNES, Año 3, Núm. 3, Noviembre 2011), p.10

    [11] Adolfo Hitler, Mi lucha (Primera edición electrónica, 2003, Jsuego-Chile) http://www.der-stuermer.org/spanish/Adolf%20Hitler-Mi%20Lucha.pdf, p.180

    [12] José López, La geopolítica alemana (Revista de la Universidad EAFIT, Vol.30, Núm. 094, 1994), https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/16530/document%20%283%29.pdf?sequence=2 , 35

    [13] Darwin, Capítulo IV: La selección natural o la supervivencia de los más aptos, p.74

    [14] Darwin, Capítulo IV: La selección natural o la supervivencia de los más aptos, p.76

    [15] Darwin, El origen del hombre, p.8

    Referencias:

    Añón, C. (2007). Historia de los Derechos Fundamentales. Tomo III: Siglo XIX. (https://e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/9049/darwinismo_lema_2007.pdf

    Darwin, C. (1859). El origen de las especies. Feedbooks. https://www.rebelion.org/docs/81666.pdf

    Darwin, C. (1871). El origen del hombre (fragmentos). Biblioteca virtual universal, 2007. https://mercaba.org/SANLUIS/Filosofia/autores/Contempor%C3%A1nea/Darwin/Darwin%20Charles%20-%20El%20origen%20del%20hombre%20(fragmentos).PDF

    Gonzalez, F. (1994) El darwinismo social. Espectro de una ideología. Anuario de filosofía del derecho, ISSN 0518-0872, No.1, 163-176

    Hitler, A. (1925). Mi lucha. Biblioteca virtual universal, 2003. http://www.der- stuermer.org/spanish/Adolf%20Hitler-Mi%20Lucha.pdf

    López, E. (2011). Darwinismo social y selección racial: Darwin, Spencer, Hitler y Lebensborn. Revista Electrónica de la RNES, Año 3, No. 3.

    López, J. (1994). La geopolítica alemana. Revista Universidad Eafit. No. 95. (https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/16530/document%20%283%29.pdf?sequence=2

    Spencer, H. (1862). Primeros principios. Biblioteca virtual universal, 2003. https:77biblioteca.org.ar/libro.php?text


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